Política: las almas muertas

Política: las almas muertas

RETRATOS HABLADOS

Es cierto: no hay mejor forma de conocer a un ser humano, que entregarle un poco de poder, sea en el terreno político o en el empresarial. Porque aún cuando fuera por un lapso corto de tiempo, será suficiente para indagar en su alma, en la forma como actúa para justificar algo que todo sabíamos del mismo: su ansía desbordada por mandar, por querer dirigir el destino de los que le siguen. No hay disfrute ni gozo más exquisito, que saberse poseedor del destino de las almas muertas que cuenta Nicolás Gogol, porque a la larga es lo que terminan por ser, con la salvedad que en otras épocas hasta ya en calidad de difuntos votaban por su amo.

Ya no hablamos de asuntos ideológicos, y tal vez sea lo mejor, porque descubrimos con pesar, la división que generan, porque de buenas a primeras unos son los buenos, y otros los malos; unos los de razón y otros no; unos patriotas, otros traidores; unos al servicio del pueblo, otros de las oligarquías; unos cuyas almas son propiedad de Dios, y otros del diablo…

Una historia tan largamente contada, que, una vez descubierta la falacia de la sociedad igualitaria, la justicia hecha palabra, la dichosa dictadura del proletariado, todo queda al descubierto, y observamos a simples y mortales seres humanos, con la obsesión de querer, a toda costa, que sea su verdad el único camino, la senda rumbo al paraíso, el jardín sin otro sendero que el de su sueño, su ideal le dicen, pero simple sueño como el de todos.

Porque todos, infinitamente todos, estoy seguro, seríamos presa de ese exquisito poder para construir no una sociedad justa, sí en cambio la que estaba en nuestra mente, antes de la asunción a ese otro estado de la materia que es el espiritual-político, y que respondía aún a la razón, a la serenidad y sentido común mental.

Pero después ya no. Simplemente que se pierde la cordura, y si un tiempo funcionaba enarbolar una bandera de tipo ideológico, para estos momentos poco importa si esta existe o no, que lo esencial es embarcarse en esa aventura de piratas y corsarios, al asalto de toda embarcación donde, se intuye, puede llevar tesoros.

El poder entonces hace que el personaje en turno, empiece a mirarse desde lejos, referirse a él mismo en tercera persona (si se llama Pedro, dirá: “Pedro está seguro que ganará la elección”). Que empiece pues a perderse para nunca volver a encontrarse, porque el real, el que alcanzó por la razón que usted quiera el cargo, de pronto desapareció o se hizo la sombra que cita el escritor japonés Murakami, que debe guardarse, dejarse encargada en este despiadado mundo de las maravillas.

Porque sin duda es una maravilla observarlos, mirarlos, descubrir que efectivamente ya son otros, y ninguna duda tienen que como ellos ninguno, al llevar de un lado a otro el equipaje político, es decir de almas muertas, con el que tocan la puerta y se apuntan a este movimiento, tocan la otra, las muchas que existen, y se anuncian como la única y auténtica salvación de nadie, como no sea de ellos mismos.

A mi me causan ternura, a veces sincera aversión, otras, simple desencanto, las más de las veces risa, pero como ya no son los que uno conoció, sino personajes que ni rastro conservan de lo que fueron, y que conocimos, dejan de preocuparnos, de hacer que nos preguntamos qué les pasó, porque sabemos, vaya que lo sabemos, que el poder es el poder, el que borra toda historia personal del que hoy mismo se cree y se siente, alma de una nueva era… cuando en realidad es un alma muerta.

Mil gracias, hasta mañana.

Correo: jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

X: @JavierEPeralta

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