Pobreza y marginación social, amenazan estabilidad de México

NÚMEROS CLAROS

Sin duda alguna, los principales desafíos de México se continúan centrando en resolver sus desequilibrios macroeconómicos, que han provocado una enorme desigualdad social y alimentado la violencia, así como en diseñar políticas públicas que permitan hacer más competitivas a las empresas y a la economía nacional, en el contexto de la actual etapa de internacionalización de las economías nacionales: “la globalidad comercial”.

 

 

Por ello, nadie puede negar la necesidad de superar los contrastes que siguen coexistiendo, y ahora con más fuerza, entre el atraso y la modernidad en nuestro país, entre el aumento de la pobreza y la concentración de la riqueza; sólo con ello se podrá neutralizar el aumento de la violencia y la criminalidad, la inestabilidad social de la cual se alimentan.

 

Sin embargo, lograrlo sólo será posible si construimos una sociedad más democrática, con gobiernos representativos de las mayorías y trasparente, devolviéndole el poder del gobierno a los ciudadanos, ahora en manos de una clase política que pretende perpetuarse en el poder con la reforma política hecha a la medida de sus necesidades y sus intereses.

 

Por esa razón, no debe extrañarnos que quienes ven a México desde el exterior puedan analizar y percibir los problemas del país con más precisión que nosotros. Así que, no debe sorprendernos que el premio Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz, haya señalado que uno de los problemasmás críticosdel país sea la pobreza que sufren los adultos mayores de más de 64 años. Sin embargo, eso sólo es una parte del universo de la pobreza en México, la cual sigue alimentando el crimen organizado y la inseguridad.

 

Lo anterior lo señaló el Dr. Stiglitz durante su conferencia en la 25 Convención de Aseguradores de México, donde explicó que dos de cada tres personas de ese grupo de la población carecen de ahorros suficientes para una jubilación digna; por lo que México sigue siendo unos de los países con mayores niveles de pobreza de adultos mayores, precisó Stiglitz.

 

Pese a los 235 programas sociales de carácter federal la desigualdad no se ha diluido y muchos de esos programas se han convertido en medios para alimentar el clientelismo político y la corrupción. De aquí que tenga razón el Dr. Stiglitz cuando afirma que 8.6 millones de personas comprendidas en ese rango de edad, los que representan dos tercios de los adultos mayores, no cuentan con ahorros para una pensión digna, mientras que un tercio, algo más de cuatro millones de personas, viven en condición de pobreza, de acuerdo a su análisis.

 

Coincidimos con Dr. Stiglitz en que una mala formulación de las políticas públicas sólo puede hacer crecer la informalidad laboral, la cual es una opresión de la miopía del gobierno federal, el cual sigue sin usar los recursos públicos para financiar los grandes proyectos de infraestructura, por una u otra razón, y contratar en ellos a la fuerza de trabajo poco calificada; mientras que, sin estrategia de desarrollo a largo plazo, continúa sin instrumentar programas de formación y calificación de la fuerza de trabajo que requerirán los diferentes sectores de la economía en el futuro.

 

No existen dos Méxicos, como se afirma popularmente, “el que vive mirando hacia el Norte y el que está enclavado en el Sur”, ni es valida la afirmación de que “la cultura termina en donde empieza la carne asada”, ni que “el Norte trabaja mientras el Sur descansa”, millones de mexicanos en el sur, en las costas y en el centro del país trabajan arduamente todos los días, pero poco se puede hacer cuando las políticas públicas han privilegiado el desarrollo del Norte, por la simple lógica que esa región hace frontera con el territorio de los Estados Unidos, hacia el cual se dirigen más del 80%, en promedio, de todas las exportaciones nacionales; mientras el Sur-Sureste del país, donde vive más del 7% de la población indígena, continúa esperando los grandes proyectos de infraestructura que lo una al Norte.

 

No olvidemos que en 2011, el profesor Humberto Moreira, al asumir la presidencia del PRI y la responsabilidad de conducir al triunfo la campaña de su partido en las elecciones presidenciales de 2012, acusaba al PAN y al presidente Felipe Calderón de haber aumentado con sus políticas públicas la pobreza en México, en los años que había gobernado él y su partido. Para sustentar sus afirmaciones presentó datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), del Banco Mundial y de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), más tarde supimos que el número de pobres había llegado a 53.3 millones de mexicanos.

 

Mientras que, un año más tarde en la Sierra Tarahumara, donde los Rarámuris estaban muriendo de hambre y se producía un éxodo de esta etnia Tarahumara a las ciudades para escapar de la pobreza, en su tercer día de campaña el entonces candidato a la presidencia de México por el PRI, Enrique Peña Nieto, firmaba su compromiso para erradicar la pobreza alimentaria de llegar a la presidencia. En su discurso señalaba que “hay 21 millones de mexicanos en pobreza alimentaria, que es una deuda mayor, un gran lastre, deuda del gobierno que se ha agravado en los últimos año”, afirmando que en los últimos cinco años había 12 millones más de pobres y por lo tanto “No podemos ser un país moderno en pleno Siglo XXI, cuando hay en México 21 millones de mexicanos que padecen de pobreza alimentaria”, señalaba.

 

El presidente Enrique peña Nieto señaló entonces: “vengo a hacer un compromiso ante ustedes para que no haya más pobreza, no más hambre”, comprometiéndose a poner en marcha un programa de “cero pobreza, de cero hambre, para al menos 15 millones de mexicanos, que no deberán pasar por más hambre en el futuro”, haciendo alusión al programa brasileño “Hambre Cero” lanzado por el presidente LuizInácio Lula da Silva en 2003; sin embargo, mientras continúa concentrándose la riqueza y estallan los escándalos de corrupción y tráfico de influencias, la pobreza sigue aumentando en México, mientras que miles de profesionales siguen saliendo expulsados del mercado laboral.

 

¿Sobre cuál de los Méxicos gobierna el presidente, sobre el de los equilibrios macroeconómicos o sobre el de los desequilibrios que continúa agudizando las contradicciones entre pobres y ricos? No hay duda, existe una política de simulación y engaño del gobierno federal, que trata de proyectar la imagen de un México en pleno desarrollo, mientras la pobreza y la marginación social siguen siendo una amenaza a la estabilidad económica y social, una olla de presión que puede estallar en cualquier momento.

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