Pobreza franciscana, sólo un par de zapatos

Pobreza franciscana, sólo un par de zapatos

ALFIL NEGRO

Este jueves, el Presidente de la República se reunirá con todo su gabinete para tratar el tema de una iniciativa para modificar la Ley Federal de Austeridad Republicana que dio a conocer en noviembre del 2019, para pasar a una FASE SUPERIOR, que llamó POBREZA FRANCISCANA, con medidas de austeridad adicionales que permitan aumentar los dos billones de pesos de ahorro que ya se tienen por la política de austeridad vigentes, y que se reforzarán hasta encajar en el concepto de pobreza franciscana.

De entrada no suena mal porque la idea es que no es bueno que haya funcionarios con grandes sueldos, que les permitan ser dueños de lujos en vehículos, casas, ropa y joyas y la asistencia a restaurantes famosos, mientras que el pueblo que paga sus salarios en muchos casos apenas tiene para mal comer.

Para lograrlo se insistirá en que nadie puede ganar más que el Presidente de la República, aunque en los hechos si los haya, se subraya la restricción de viajes al extranjero, disminuyen los viáticos, no habrá vehículos nuevos y las reuniones de trabajo serán virtuales para evitar gastos.

No se habla de sólo tener un par de zapatos, aunque esto ya se mencionó alguna vez por parte de AMLO, ni del tipo de ropa que se debe vestir o de la marca de relojes que se lleven que para estar en la corriente que podrían ser marca “patria” como la vacuna que nomás no llega.

Así que suponemos que para estar en la línea de los franciscanos, que hacen de la pobreza un voto, en adelante en las oficinas de gobierno seguramente en lugar del saludo tradicional de “buenos días, tarde o noche”, según la hora, se debe decir PAZ Y BIEN como es el saludo franciscano.

La medida provocará muchos aplausos, sobre todo porque en la imaginaria popular se tiene la idea de que en el Gobierno y sobre todo en los puestos altos se gana un dineral, y como por desgracia durante mucho tiempo hubo gentes que de la noche a la mañana se convertían en millonarios y sus hijos lucían carro del año y en sus páginas fotos de sus viajes al extranjero, con ropa de marca y relojes muy caros, el resentimiento popular fue creciendo hasta quitarles el poder.

Pero, y siempre se da el otro lado de la moneda: esta pobreza franciscana en buena parte tiene orientación contra el INE y organismos que hacen valer su autonomía y en contra de grupos o partidos políticos, con el inconveniente de que pudiera dar paso a la ineficacia en el trabajo y en no pocos casos a la corrupción.

De suyo el Presidente no alienta mucho que se aspire a mejores niveles de vida o de preparación, y con esto de la pobreza franciscana son muchos los caminos de superación que se cierran.

Ya veremos qué trae consigo esto de la pobreza del santo de Asís y a ver si no sale más caro el caldo que las albóndigas, porque en todo caso los salarios deben obedecer al tamaño de la responsabilidad y al nivel de capacitación y de resultados de las personas responsables, y no se puede hacer de la austeridad una bandera para ganar votos y menos para ajustar cuentas a los rivales.

A Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del César.

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