Plan de Obama para salvar el paneta, un esfuerzo sincero

Pero al parecer la historia del planeta podría cambiar con el plan anunciado por el presidente estadounidense, quien pretende endurecer las propuestas emitidas en 2014 por la Agencia de Protección Ambiental (EPA) y exigir su cumplimiento.

 

Sólo faltan 6 meses para la realización de la vigésimo primera Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2015 (COP21), también llamada “París 2015”, la que se llevará a cabo del 30 de noviembre al 11 de diciembre en París, Francia. Esta conferencia reviste una importancia trascendental para la vida en el planeta, pues se espera que de ella surja el acuerdo que sustituirá el Protocolo de Kioto, el cual nunca ha sido firmado por los Estados Unidos.

 

En este marco, este lunes el presidente de los Estados Unidos anunció un plan ambicioso para luchar en contra del cambio climático y reducir las emisiones de CO2. El presidente Barack Obama ha dicho que “los niveles de dióxido de carbono que calientan nuestra atmósfera están hoy más altos de lo que han estado en 800 mil años… 2014 ha sido el año más caliente en el planeta”, lo cual es ya una preocupación dentro de su gobierno por las consecuencias que está sufriendo la población y por eso pretende que los Estados Unidos reduzcan en un 32%para el año 2030 las emisiones de carbono de las centrales termoeléctricas del país, respecto a los niveles de 2005.

 

Como muchos otros temas, en el de la transición a las energía renovables los Estados Unidos están muy atrasados respecto a países como Alemania, Francia o Japón,donde ven en la energía nuclear un peligro latente y han comenzado un proceso de desmantelamiento a largo plazo. Ahora el presidente estadounidense desea que con el “Plan de Energía Limpia”en 2030 la contaminación por carbono se reduzca hasta un 32%, con lo que su país estaría haciendo una aportación de 870 millones de toneladas menos de dióxido de carbono lanzadas a la atmósfera.

 

A pocos meses de concluir su segundo mandato en la Casa Blanca, Barack Obama quiere hacer de la lucha contra el calentamiento global una verdadera revolución en su país, consciente de que no hay “mayor amenaza para nuestro futuro” y para “las generaciones futuras” que el cambio climático, tomando las palabras del presidente Obama.

 

Recordemos que hasta hoy los Estados Unidos son el segundo mayor emisor de CO2, después de China, que ya ha anunció una serie de nuevas normas para reducir la contaminación y avanzar hacia la generación de energías limpias. China ha sido hasta ahora el chico malo de la película; en la conferencia de Copenhague en 2009 se opuso a los compromisos para reducir las emisiones, pero ahora Pekín se ha comprometido a reducir en un 25% sus emisiones de CO2 en 2030.

 

China está comenzando a cumplir con su palabra. Su consumo de carbón, que creció un 9% a 10% por año entre 2000 y 2010, se redujo en un 3% en 2014 y disminuyó un 7.5% entre enero y abril de este año. Beijing pretende aumentar el consumo de la energía renovable en un 20% en 2030, cerrando sus plantas de carbón que son las más contaminantes.

 

 

Mientras que la Unión Europea se ha planteado el objetivo de reducción en 40% las emisiones de gases que provocan el efecto invernadero para el año 2030,tomando como referencia los niveles de 1990. La cuota de las energías renovables para alcanzar en el año 2030 se estableció en al menos 27%, que no es mucho más ambicioso que el compromiso adquirido anteriormente del 20% para el 2020.

 

En tanto que Japón, que no ha terminado de pagar las consecuencias de la catástrofe de Fukushima y parece estar determinado a detener sus plantas nucleares generadoras de energía. Tokio anunció en junio pasado su propósito de reducir sus emisiones en un 26% para el año 2030, basado en las emisiones de 2013 y no en los años1990 ó 2005tomados como referencia por la mayoría de los países desarrollados.

 

Pero al parecer la historia del planeta podría cambiar con el plan anunciado por el presidente estadounidense, quien pretende endurecer las propuestas emitidas en 2014 por la Agencia de Protección Ambiental (EPA) y exigir su cumplimiento; pues las nuevas normas que pretende impulsar tienen como objetivo reducir en un 32% en 2030 las emisiones de gases de efecto invernadero a partir de carbón, cuando la economía estadounidense aún depende de esa fuente de energía en casi un 40% para producir electricidad. A la vez, los Estados Unidos deberán aumentar la producción de energías renovables en un 28% en 2030, respecto al 13% de 2014.

 

Pero además, el plan de Obama debe establecer objetivos de reducción de emisiones en los Estados, dejándoles la libertad para decidir cómo alcanzarlos. Estos tendrán que presentar sus planes para el 2018 y cumplirlos en 2022 ofreciéndoles estímulos, pues los que lo hagan antes contará con apoyos financieros.

 

Pensemos que el plan de Obama para luchar contra el cambio climático es, en realidad, un esfuerzo sincero para salvar el planeta. Hoy todos piensan que el presidente de los Estados Unidos está trabajando en la dirección correcta y otros lideres mundiales tratarán de imitarlo antes de la COP21 de París, de la cual se espera un compromiso mundial para salvar la vida en la tierra.

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