Home Nuestra Palabra Miguel Rosales PIDO LA PALABRA | Atrapados…

PIDO LA PALABRA | Atrapados…

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Este podría ser el tema de una película en donde los actores principales se verían en una encrucijada que los llevaría a situaciones de dramatismo tal, que obligaría a derramar lágrimas de cocodrilo, y que serviría para mantener a los espectadores en el filo de la butaca durante la proyección, pero no, no se trata de una serie de ficción, sino de un caso de la vida real en donde los protagonistas son los mundialmente contradictorios Partidos Políticos.

Y es que eso es lo que actualmente está sucediendo dentro de las filas de los Partido Político que inevitablemente se encamina a representar el paradigma de la antidemocracia; los tiempos turbulentos por los que atravesamos deberían llevarlos a una reflexión sobre una sacudida interna; sacudirse a los lastres que tanto daño le han hecho; sacudirse las prácticas antidemocráticas en sus procesos de selección interna de candidatos; sacudirse esas viejas estrategias de la confrontación, la mentira y el chantaje y cuya práctica está a muchos años luz de los valores y principios que la sociedad exige, más bien se le acerca a una especie de fascismo recargado.

Los Partidos Políticos están atrapados, y lo peor, en sus propias redes; están atrapados en sus incongruencias, están atrapados en sus mesianismos, están atrapado en su carencia de talento para definir una nueva postura que los lleve a ser auténticos protagonistas de las causas sociales; su causa actual es el poder por el poder mismo; definitivamente, los Partidos Políticos están atrapados en la demagogia de su discurso, pues ya a nadie convence la vieja oratoria de que sus acciones son para resolver los grandes problemas nacionales.

Como van a resolver esos grandes problemas nacionales cuando no pueden resolver ni siquiera sus diferencias internas; ya se, todos dirán que “¿cuáles diferencias?”, que “son situaciones normales en un partido democrático”, que “se privilegia la pluralidad en el pensamiento”, que… explicaciones de todos los colores y sabores, pero al final, no pueden ocultar lo inocultable: los Partidos Políticos empiezan a desvanecerse en el horizonte político como un recurso efectivo de representación social.

Tan entrampados se encuentran en este momento que no saben qué camino tomar, “ser o no ser, esa es la cuestión”; ser de los moderados y negociadores, o seguir en su línea de la confrontación.

La vigencia de los Partidos Políticos es directamente proporcional a su capacidad para establecer y abrir los suficientes canales de comunicación con la sociedad, de ir más allá de sus propios límites y rebasar sus discusiones internas para escuchar, sentir, interpretar y sobre todo representar con legitimidad al pueblo, al electorado que decidirá con su voto, su permanencia y fuerza como Partido. 

Entendemos que un Partido Político debe ser la respuesta a la necesidad de construir una alternativa viable que resuelva en términos pacíficos el ejercicio del poder por la razón y las ideas, debe ser la respuesta indispensable para dar paso a la paz social y a la estabilidad política, estableciendo los factores determinantes para unificar y orientar hacia el desarrollo del País.  Su propósito fundamental, debe ser el de otorgar vigencia a las instituciones e instaurar la democracia en el marco de un acuerdo social que propicie la convivencia armónica y civilizada, privilegiando el estado de derecho y la gobernabilidad del país.

Es preciso que hagamos una reflexión de lo que ha sucedido en los últimos dos años, tiempo en que nuestro México se empezó a convulsionar, pero también, tiempo en que ningún Partido Político ha reaccionado con la fuerza que los mexicanos esperamos y necesitamos, y por ello, tiempo en que los Partidos Políticos no han demostrado ser la alternativa real de poder en un sistema plural.

La sociedad se siente traicionada; la sociedad tampoco ha encontrada en sus representantes ninguna señal de querer adaptarse a esta nueva realidad, seguimos inmersos en una desesperada lucha del poder por el poder mismo.

Se acercan los procesos electorales, y estoy seguro que en sus respectivas campañas todos los candidatos se comprometerán hasta de lo imposible con tal de ganar la simpatía de los ciudadanos, pero lo más recomendable para ellos es que se olviden de ofrecernos ilusiones que no podrán cumplir; el futuro es aquí y ahora y, sobre todo, digamos no al uso electoral de la vacuna, porque entonces sí que estarán atrapados en un verdadero problema.

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.