PIDO LA PALABRA

¡Arrancan…!

La invitación es que DIGAMOS NO A LA VIOLENCIA, NO A LAS GUERRAS SUCIAS ENTRE CANDIDATOS

 

En esta carrera electoral no podemos decir ¡que gane el mejor¡, pues esta es una expresión muy subjetiva que se amoldará según los intereses y necesidades de los candidatos y sus respectivos equipos de trabajo; para unos, el mejor será aquel que usó con más eficiencia su extenso catálogo de marrullerías para ganar simpatizantes, o quizá, el mejor para otros, será aquel que logró convencer con compromisos que después serán enviados al archivo muerto; o para otros más, el mejor será aquel que tiene una larga trayectoria de zancadillas y golpes bajos.

Tampoco es recomendable dejarnos guiar por la mercadotecnia política, pues ésta se ha convertido en una herramienta indispensable para venderle al electorado las bondades de los candidatos, mostrándolos al público como los superhéroes que vendrán a salvar al país, y nos bombardearán con cientos de cartelones con la cara sonriente del prospecto; sonrisa que a veces parece burla a la miseria en que sobreviven miles de mexicanos.

Si nos dejamos convencer de slogans pegajosos y candidatos carismáticos, lo más probable es que suframos un tremendo chasco a nuestras pretensiones de desarrollo social, pues está visto que el carisma ayuda pero no es garantía del buen ejercicio de la encomienda.

Lo más conveniente en esta carrera, que no tendrá nada de parejera pues la caballada está bastante flaca, es que los electores, primero dejemos a un lado la displicencia que nos ha sido motivada por tanta demagogia política, y desde ahora nos hagamos el propósito de hacernos presentes en las urnas el día de la elecciones, vencer el abstencionismo es la primera meta a lograr, nuestra apatía es el alimento para los canallas y corruptos.

Después, analicemos detenidamente a cada uno de los candidatos, la trayectoria que han seguido a lo largo de su vida política, el cumplimiento de sus compromisos y analizar las causas que le impidieron el incumplimiento de otros, inclusive, tener en cuenta su perfil cultural y hasta familiar si es que esto es posible.

Factor importante en nuestra decisión será el verificar si el activismo de los candidatos es solo electoral, o si éste ha sido una constante en las luchas sociales en las que ha participado, pues está bastante claro que muchos son gente aguerrida pero solo de ocasión, oportunistas y vividores que hacen de la política un negocio y no una forma de participación para lograr mejoras en nuestra incipiente democracia.

Conocer su plataforma política, aunque ésta básicamente les está dada por sus Institutos Políticos y por ello en muchas ocasiones no existe el compromiso del candidato, sin embargo, se hace indispensable para nuestra decisión, asistir a sus mítines, pero no a echar porras cual vil acarreado, sino a escuchar detenidamente y de primera mano sus planes de trabajo, de la forma de agarrar el taco se conoce al que es tragón, y en esas reuniones se puede uno dar una idea más cercana de la personalidad del candidato.

Pero al final, sea cual sea nuestra decisión, si es que desde ahora ya estamos casados con una postura u oferta política, en cualquiera de los casos la invitación es que DIGAMOS NO A LA VIOLENCIA, NO A LAS GUERRAS SUCIAS ENTRE CANDIDATOS, pues estas son las estrategias de los mediocres, carentes de argumentos viables para convencer a sus simpatizantes.

No confiemos en los CHAPULINES POLÍTICOS, que dejan tirado un puesto para contender en otro, nada bueno esperemos de ellos; tampoco hagamos caso de los TRAPECISTAS, que si no los toman en cuenta en un partido, corren de inmediato a buscar otro, y si no lo encuentran, pretenden crear uno a su propia medida y ambiciones.

En nuestras manos está cerrar ese círculo vicioso de los oportunistas y darles con la puerta en su nariz, en México no deben caber los acomodaticios o los advenedizos, nuestro país debe crecer y su política debe estar en ese mismo nivel.

Las palabras se las lleva el viento pero mi pensamiento escrito está.

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