PÉSIMO PARTIDO PARA EL TRI

MÉXICO 0 – 0 JAMAICA
    •    México careció de idea para poner en real peligro a los caribeños a pesar de dominar todo el encuentro y con escasas tres jugadas que casi se cantaban como gol


Las selecciones de México y Jamaica empataron a cero goles en partido de la segunda fecha del Grupo C de la Copa Oro.

México careció de idea para poner en real peligro a los caribeños a pesar de dominar todo el encuentro y con escasas tres jugadas que casi se cantaban como gol.

Jamaica le apostó al orden defensivo y cuando tenía oportunidad lanzaba contragolpe pero sin mucho éxito. Lo que si logró fue controlar a la ofensiva tricolor al grado de “secarla” y llevarse un puntito.

Con cuatro cambios y dos reacomódos en la cancha, que entran en el rubro de rotaciones, México se encontró con una muralla de prodigiosa voluntad y entrega con la consigna de no sufrir una derrota y mantenerse en la ruta de clasificación a los Cuartos de Final.

El juego, lejos de dramatismo, se convirtió en una comedia, por imprecisiones en los pases y hasta una deplorable incapacidad técnica para controlar el balón, especialmente en cambios de juego.

En los últimos minutos del encuentro, se escuchó con fuerza el grito de “fuera Osorio, fuera Osorio, fuera Osorio”.

Poco y nada. 45 minutos de un México que no sabe y no puede, y de una Jamaica que no quiere y no puede. En esa negación de esfuerzos, el saldo enturbia el partido, untándolo de monotonía y pujanza sin sentido, ante 49 mil 120 aficionados con boleto pagado, en una de las entradas más grandes para un partido de futbol en el sagrado estadio de los Broncos de Denver.

Faltas, simulaciones, caídas, con Jamaica acomodada en el fondo, con poco espacio para maniobrar de su adversario. Resistiendo, entregándole el terreno y la iniciativa, México era lento y obvio en sus intentos al frente.

Jamaica intentaba a contragolpes, pero con abuso de conducción de la pelota y con temor a cambios profundos de juego, a pesar de la superioridad en velocidad, obligando a México a defenderse a veces con ocho hombres en su campo.

Los caribeños rayaron en lo estoico. Sabuesos cebados, sin menoscabo físico, se dedicaron a acosar y agobiar a cada uno de los jugadores mexicanos en una pretensión evidente de mantener intacto el marcador.

Un remate del ‘Cubo’ Torres, anticipando la marca, desvía con la sien el balón, pero se estampa en los tobillos del poste y regresa a control del arquero.
El resto de los 45 minutos: poco y nada. Con el 0-0 como una firma notariada e indeleble de la mediocridad somnolienta del primer tiempo. Ah, en el primer tiempo, apareció tímidamente el grito que la FIFA considera homofóbico, aunque para la sanción no importan los decibeles.

Desde el palco del exilio, Juan Carlos Osorio saca a un desaparecido Rodolfo Pizarro y coloca a César Montes, con un enroque de rotaciones para desordenar aún más lo ya desordenado, y organizar a cuatro centrales, mientras el Chaka Rodríguez se quedaba en la banca.

Jamaica sigue complacido concediendo terreno y balón a México, mientras sigue paciente esperanzado en la mezcla de un latigazo de contragolpe y un descuido defensivo.

Después, Martín Barragán entró por Jesús Dueñas, pero ya el juego no modificó su cadencia somnolienta hasta desembocar en el mudo testigo del aburrido marcador con las ojeras del 0-0.

El epílogo sonoro fue en la tribuna el grito consistente de “fuera Osorio, fuera Osorio, fuera Osorio”.

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