No olvidemos que en mayo, el empleo había caído a su nivel más bajo desde 2010, con sólo 38 mil empleos, lo que provocó temores de una recesión de la economía estadounidense
Han llegado buenas noticias del principal socio comercial de México, los Estados Unidos, país al cual envía más del 80% del total de sus exportaciones. Se han creado más de 287 mil empleos en el mes de junio, de acuerdo al Departamento del Trabajo; lo cual constituye una buena sorpresa y abre la posibilidad para que la Reserva Federal (FED), finalmente, se atreva a aumentar sus tasas de interés el próximo septiembre.
No olvidemos que en mayo, el empleo había caído a su nivel más bajo desde 2010, con sólo 38 mil empleos, lo que provocó temores de una recesión de la economía estadounidense. Si bien, de acuerdo a la información, el salario promedio es aún menor de lo que era hace diez años, en junio pasado la tasa de desempleo ha bajado hasta 4.9%.
Estos son datos que se han dado a conocer apenas una semana antes de la convención del Partido Republicano en Cleveland y a quince días de la de los demócratas. En ambos casos, los candidatos presidenciales podrán utilizar la información disponible para defender sus prioridades económicas y atacar al libre comercio, esto es, al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), entre otros, acuerdo que ha sido duramente cuestionado por el republicano Donald Trump.
Pero no todo son buenas noticias para México. Los datos económicos publicados la semana pasada y la opinión de los mexicanos, no hablan bien de la economía nacional. La semana pasada el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), dio a conocer que el Indicador Mensual del Consumo Privado en el Mercado Interior (IMCPMI) había caído en términos reales en 2.2% en el mes de abril pasado, respecto al mes de marzo, y que el Índice sólo había crecido en 1.2%, en promedio anual, al mes de abril.
A la vez, el INEGI informó que el Indicador Mensual de la Inversión Fija Bruta (IMIFB), esto es, los gastos en maquinaria y equipo, así como en construcción, habían caído en 2.1%, en promedio anual, como resultado de un desplome de los gastos en la compra de maquinaria y equipo (-3.8%) y en la construcción (-1.8%), lo cual indicaba un menor dinamismo de la economía nacional.
Sin embargo eso no fue todo, al concluir la semana el INEGI daba a conocer el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) para junio, el cual es elaborado conjuntamente con el Banco de México (BANXICO); un Índice compuesto por cinco indicadores que recogen la percepción de los hogares sobre la situación económica actual, la esperada, la presente y futura del país; además de la percepción sobre posibilidad de adquirir bienes de consumo duradero por parte de los hogares, el cual indicaba que en junio de 2016 el Índice había caído -1.8%, respecto al mismo mes de 2015.
Es decir, no sólo los indicadores económicos eran negativos, sino que la percepción de los hogares sobre la economía nacional no era positiva. La reacción por parte de la iniciativa privada no se hizo esperar; ayer lunes el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), señalaba que la “posibilidad más alta de una inflación a la alza, debido a los recientes incrementos en precios de energía y electricidad, aunado al efecto de la depreciación del peso frente al dólar, es fundamental fortalecer la estabilidad macroeconómica para lograr un mayor ritmo de crecimiento de la economía”, apurando al gobierno para que modificara su política económica actual frente al estancamiento de la economía del país y la inestabilidad mundial.
Ahora los hogares, de donde provienen millones de trabajadores, la iniciativa privada, conformada por miles de empresarios, dos de los tres agentes de la economía, el otro el gobierno; consideran que la economía no va por buen camino y que, contrariamente al optimismo del gobierno, el futuro de la economía nacional es incierto y más complicado de lo que considera el Ejecutivo. Al margen de una mejora en la economía estadounidense, la mexicana no podrá seguir sus huellas si no se crean condiciones para estimular el consumo interno y el empleo.