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Pesimismo del FMI y Optimismo de la economía china

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En este escenario mundial, caracterizado por el pesimismo en el crecimiento y el aumento en la demanda de las exportaciones de los países, lo relevante sigue siendo el desempeño de la economía china

El martes pasado el Fondo Monetario Internacional (FMI) dio a conocer sus ajustes a las proyecciones de crecimiento para la economía mundial después del Brexit, en sus reporte “Perspectivas de la economía mundial“, dejándolas en 3.1% para este año y en 3.4% para 2017. La banca de desarrollo multilateral revisó a la baja sus proyecciones después del Brexit, una décima parte de un punto menor para este año en comparación con las proyecciones de abril pasado, reduciendo también en 0.1 puntos su pronóstico para el año próximo.

Las perspectivas para Latinoamérica del FMI son mejores que en abril pasado, ahora supone una contracción 0.4%, en tanto que supone que la economía latinoamericana podría crecer hasta 1.6% en 2017, apostando a la recuperación de la economía brasileña, sobre la cual ha proyectado una contracción de -3.3% en este año y un leve crecimiento de 0.5% en 2017. En tanto que para México, el FMI proyectó un crecimiento 2.5% en este año y en 2.6% en 2017, una décima más de lo previsto en abril pasado.

El FMI espera que la economía estadounidense crezca en 2.2% en este año, 2 puntos menos que lo previsto en abril pasado, y en 2.5% para 2017. Para la zona del euro señaló que el crecimiento podría ser de 1.6% (+0.1%) y 1.4% (-0.2%); mientras que para Francia y Alemania, los líderes de la Unión Europea, prevé un crecimiento de 1.5% y 1.6% para este año, respectivamente, y una reducción en su crecimiento para 2017, situando su crecimiento en sólo 1.2%.

En este escenario mundial, caracterizado por el pesimismo en el crecimiento y el aumento en la demanda de las exportaciones de los países, lo relevante sigue siendo el desempeño de la economía china. Para ella el FMI proyecta un crecimiento de una décima más para este año, respecto a lo previsto en abril, por lo que podría crecer en 6.6% en este año  y en 6.2%  en 2017,  como ya lo había anunciado.

Recordemos que la economía china creció en 6.7% en el segundo trimestre de este año, gracias a la inversión pública y al estímulo del consumo interno; pero pese a ello, la economía mundial está aún aletargada, sobre todo por la incertidumbre sobre las consecuencias económicas que provocará la salida del Reino Unido de la Unión Europea; precisamente, para el Reino Unido el FMI ha disminuido sus proyecciones para situarlas en 1.7% para este año (-0.2%) y 1.3% (-0.9%) para el año 2017.

Pese a ello, la economía china muestra su tasa de crecimiento perfectamente alineado con sus objetivos de política económica anunciados: 6.7% en el primer trimestre y  un 6.7% más en el segundo, por encima de las expectativas promedio, dentro del rango de sus objetivos de entre 6.5 y 7% para el año. Con ello, el gobierno chino puede proclamar que su economía sigue estabilizándose a una nueva velocidad de crecimiento, lejos del 9% y 11% a los que acostumbró a los analistas, pero creciendo más fuerte que todos los países desarrollados y emergentes.

Este crecimiento en el segundo trimestre, es gracias a un aumento en el gasto en infraestructura en el mes de junio pasado, el cual creció en 9%, impulsado por un inesperado aumento de los préstamos bancarios, que alcanzaron más de  1,380 millones de yuanes, según los medios chinos; por lo que la industria se ha beneficiado de forma automática. Aunque la inversión privada ha caído en los últimos meses, según el banco HSBC, el gobierno todavía tiene recursos a través del gasto público para apoyar a la economía.

Contrariamente a lo que sucede en México, donde se ha cortado el presupuesto público en tres ocasiones y las inversiones en infraestructura se han reducido, en particular las relacionadas con el tren de alta velocidad y se ha dejado a la inversión extranjera la suerte de la extracción del petróleo en aguas profundas, así como las inversiones en la generación de energías limpias; en China, ha sido el gobierno quien, a través de una política keynesiana, ha hecho que el gasto público se convierta en el motor del crecimiento y del empleo.

El crecimiento en China, seguramente, se sostendrá por arriba del 6% en este año y el próximo, apoyado en la transición de la economía hacia los servicios y el consumo interno, producto de la contracción de la demanda de productos chinos, y por ende de sus exportaciones; pero ese crecimiento bien podría ser acompañado de un nuevo descenso en las tasas de interés del banco central chino, así como de nuevas medidas económicas.