CINE DE HOY
Romero Kantún (el arielado José Carlos Ruiz), era un humilde pescador que tras varios días en el mar, descubre un gigantesco yacimiento de petróleo.
Esa es su fortuna, pero a la vez su maldición. El resto de los pescadores lo repudia, pues ha causado la desgracia de la comunidad. Mientras que él se ha convertido en un borracho empedernido, que es una especie de atracción turística del lugar, que es visitado por celebridades como el Negro Durazo.
Ese es el motor dramático de Tormentero, la más reciente cinta de Rubén Imaz, el realizador de Familia Tortuga, que observa con fascinación a Don Rome, que es víctima de las circunstancias, y vive su propio infierno.
Bajo los influjos del alcohol, crea su propio mundo, en el que habitan su hija Yolanda (Mónica Jiménez), quien promete lavar los trastes al día siguiente, y el enigmático Gabino Hernández, quien interpreta a Chacho y Ariel.
Ya en Fuego en el mar de Raúl Araiza, José Carlos Ruiz había interpretado a un obrero de una plataforma petrolera.
Pero aquí el petróleo se ha convertido en una maldición, que causó la miseria de la comunidad pesquera y por ello el repudio constante de todos, hacia el que consideran culpable de su miseria.
Don Rome trata de reconstruir su vida, llevándose a la mujer de un antiguo compañero, enfermo, y aún llevándolo a él a su casa,
Sin embargo, el camino de la redención está muy alejado aún.
Tormentero resulta pues un críptico filme de un realizador que se mantiene fiel a sus inquietudes.
