
Salvador en su área, con dos acciones defensivas cruciales para contener el inicio del Feyenoord, y goleador en la contraria, con un magnífico 0-2 en el segundo tiempo, Mario Hermoso y dos goles en propia puerta de Geertruida y Santi Giménez rubricaron la clasificación para los octavos de final de la Liga de Campeones del Atlético de Madrid, con la primera posición aún pendiente ante el Lazio.
En un buen trabajo de equipo, capaz de limitar la intensidad, la presión y la ofensiva del Feyenoord, y aupado en el marcador primero por un afortunado gol en propia puerta de Geertruida al cuarto de hora, el equipo del centenario de Diego Simeone en la Champions repetirá en las eliminatorias por novena ocasión en once participaciones con el técnico, con susto final, por el 1-2 de Mats Wieffer en el minuto 77, aliviado con el 1-3 en el 81.
Salió vencedor el Atlético, que rompió una secuencia de seis visitas sin ganar en el torneo y que es el líder de su grupo. El liderato aún debe consolidarse en la última jornada. Necesita al menos un empate en su duelo con el Lazio en el estadio Metropolitano. Es lo único que queda en juego ya en el cuarteto, en el que el conjunto neerlandés se queda casi sin nada, con el único consuelo de la Liga Europa.
El fútbol (o el Atlético) son imprevisibles. Cuando en el minuto 12, una delicia de Griezmann, al contragolpe, dejó solo a Morata en la carrera hacia Biljow, pocos intuían que eso no fuera gol. Su remate fue desatinado. La parada del portero, con la mano derecha, tiene mérito. Pero, quizá, tanto como el demérito del tiro del goleador español. Una ocasión malgastada.
Cuando en el 14, un saque de esquina fue despejado por la defensa del Feyenoord hacia el borde de su área, nadie habría imaginado que eso sería instantes después el 0-1. Menos aún cuando Llorente lanzó un centro llovido. Nada prometedor para un rematador; aparentemente sencillo para el portero o los centrales. No lo fue. Porque Witsel no se atrevió a ir al remate, pero Biljow dudó lo justo y Geertruida golpeó el balón a su portería.
Un golpe de fortuna. Un ‘churro’. Pero también el 0-1. Su valor es incalculable en un escenario tan volcánico como De Kuip, encendido desde el primer instante, y dentro de una puesta en escena como este martes, agitada por Minteh, una ‘bala’, y soportada por el Atlético, especialmente por Mario Hermoso, providencial en los primeros 10 minutos.
Al minuto y 43 segundos, Minteh probó a Oblak. De Kuip rugió. En el 8, Hermoso apareció milagroso para negar el remate al propio Minteh. Después, en el 10, el hoy por hoy indiscutible central zurdo fue más allá. Su recurso, con la espuela, fue lo único que evitó probablemente el gol en un córner rematado por Hancko y al que nadie se había atrevido entonces a intervenir. Ni siquiera a Oblak, que respiró aliviado con el despeje de Hermoso.