Historias de Buró
Miras a una mujer con un vestido largo color negro, su cabello ondulado casi cubre toda su espalda, lleva en las manos un enorme ramo de flores blancas que te obliga a centrar tu atención en ella. Al alzar la mirada logras ver su rostro; que apenas se puede distinguir por el velo que lleva puesto; te observa y lo sabes, sigue tus pasos y movimientos por lo que comienzas a sospechar que trama algo contra ti.
Al girar tu cabeza tratando de esquivar esa escena, topas con unos niños que juegan con un caballo de madera que se sostiene sobre un pedestal haciéndolo mecer con el impulso de unas pequeñas manos. Se detienen y te miran burlándose de tu apatía, por lo que decides correr y escapar de este lugar.
No hay salida, es una calle muy vieja cuyos edificios abandonados parecieran haber sido consumidos por un fuego intenso hace muchos años. A lo lejos escuchas gritos, alguien te pide ayuda desesperadamente, tiene problemas y no los logra librar.
Vislumbras la figura que es consumida por una especie de enredadera cuyas hojas parecen ser objetos materiales. Sigues corriendo, en círculos, sobre una manzana que no tiene principio ni fin.
Sobre la calle empedrada distingues recortes de fotografías; en ellas, varias personas atadas al cuello con una enorme soga parecen sostener juguetes, lingotes de oro y un montón de hojas, seguramente los conoces pero ahora no lo recuerdas.
Hasta que se te ocurre voltear arriba es que puedes ver una escalera colgando a quien sabe dónde. En el primer escalón hay una bandera con tu nombre. Tomas impulso y logras sostenerte justo cuando vez que la calle se abre para dar paso a un mar oscuro donde una pequeña balsa emerge como esperando tu arribo.
La decisión es tuya, deberás subir los peldaños o embarcarte a otro destino.