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PERSONAJE DE BARRIO

“LA ASAMBLEA GENERAL”

Un día “El Baldo”, “El Loco”, “El Petronilo” y yo fuimos al sindicato para hablar con el Secretario General,  Agapito Herrera, porque nos querían cambiar de turno, nos dijo:

  • Ese es asunto interno de la mina, hablen con su capitán y díganle que a ustedes no les conviene, en dado caso que no quiera, me vienen a ver o no se presenten y yo les arreglo su problema.
  • Gracias barretero, así le vamos a hacer. 
  • Por favor le llevas estos sobres  a “El Bandolón”, le dicen que les dije que él,  sabe a quién repartirlos
  • ¡Sí, señor! 

Saliendo del sindicato abrí uno de ellos que decía:

“EL SINDICATO INDUSTRIAL DE TRABAJADORES MINEROS, METALÚRGICOS,  Y SIMILARES DE LA REPÚBLICA MEXICANA, SECCIÓN UNO Y DOS. ASÍ COMO TODOS LOS CONTRATISTAS DE TERREROS. TIENEN EL HONOR DE INVITAR A TODOS LOS TRABAJADORES DISTINGUIDOS, DE TODA LA COMPAÑÍA REAL DEL MONTE Y PACHUCA. PORQUE CONTAREMOS CON LA PRESENCIA DEL LÍDER NACIONAL, NAPOLEÓN GÓMEZ SADA. ESPERAMOS CONTAR CON SU PRESENCIA EN EL SALON DE FIESTAS “EL HILOCHE”, EN REAL DEL MONTE.

  • En la madre esto va a estar de pelos, van a dar de comer borrego y de chupar del bueno  además va ser el domingo.
  • ¿Se las vas a dar?
  • ¡Ni madres, son para que vayamos nosotros! No le vayan a decir a nadie lo de las invitaciones.

Al día siguiente, cuando íbamos a bajar a la mina me paró “El Bandolón”.

  • Me dijo el Secretario Agapito Herrera, que te entregó 15 invitaciones para que me las dieras.
  • A mí no me han entregado nada de invitaciones, por el contrario, me dijo que si me castigan por tu culpa, te va a venir a rajar la madre.
  • Si te las dio, pinche flaco, es mejor que me las entregues porque si no te van a correr de la mina.
  • A mí no me dio nada.
  • Es mejor que me las des.
  • Pinche necio, no me dio nada, burro.

Llegó el domingo y me fui con “El Chocolate”, “El Loco”, “Lupe”, “El Mayate”, “ “Baldo”, “El Petronilo” y otros cuates, llegamos al “Hiloche” y había puro lambiscon, que se caían por saludar de mano a Napoleón Gómez Sada. Estaba un ambiente muy bueno, la gente no dejaba de aplaudirle al viejo pelón. De momento el maestro de ceremonias, habló diciendo.

  • Compañeros, con todo respeto, queremos que el señor Napoleón, nos dirija una palabras.
  • ¡Compañeros, yo siempre he luchado ante gigantes tracaleros políticos, desgraciados, hijos de todos modos y fácil los he derrotado. He luchado hombro con hombro ante cualquier enemigo y no les he tenido miedo, porque morir por alguno de ustedes, no me interesa por defenderlos  a ustedes compañeros!

Todos tocaron con el puño cerrado las mesas haciendo un fuerte escándalo, gritando a todo pulmón.

  • Napoleón, Napoleón, ra, ra, ra.

Napoleón les hizo señas de que se callaran. Hablo el presentador, que Napo,  traía de la ciudad de México:

  • Compañeros podremos llamar un día especial, en este lugar porque se encuentra el compañero Napoleón  y me dirijo con todos ustedes que saben lo que es tener un líder, el único que tenemos en el sistema minero de toda la República, y en todos los sindicatos como el nuestro. Antes de seguir hablando digamos ¡salud!

Todos los  presentes empezaron a destapar botellas y empinárselas que hasta el gañote les chillaba, el cuate siguió hablando.

  • Compañeros, entre nosotros se encuentra un traidor, un Judas, peor que el que traicionó a Cristo, anda predicando mentiras,  y calumniando a nuestro sindicato, yo les pido a todos ustedes, que si tienen conciencia sindical, cerremos filas y los echemos fuera a madrazos del sindicato, porque por chismosos, ni su madre lo quiere: Digamos otra vez salud. compañeros.

Todos al mismo tiempo al empinar el codo, nada más se escuchaba como les tronaba el gañote y el ruido del destape de botellas; él siguió hablando.

  • Compañeros, ¿Ustedes quieren saber quién es ese traidor?
  • ¡Sí, sí!
  • Pues compañeros el traidor es nada menos, que mi pinche compadre, Leopoldo García conocido en el bajo mundo como “El Malayo”.
  • La gente, que ya estaba borracha, comenzó a gritar.
  • Que chingue a su madre El “Malayo”
  • Toda la gente gritaba en coro, se escuchaba en todo Real del Monte.
  • La gente cambió de coro.
  • Que muera “El Malayo”, Vamos a darle en la madre de una vez, por hocicón y mal compadre.

El diputado Ismael Villegas que tenía a su cargo la mina del “Cuixi” y era el que había invitado a Napoleón Gómez Sada, para que le diera un hueso más grande, echó una fuerte carcajada y gritando dijo.

  • Así se hace compañeros. Vamos a brindar por nuestro líder, para que eche fuera a todos los traidores, como mi pinche compadre dos caras, ¡Salud!
  • La mayor parte de mineros, que ya estaban borrachos echaban puyas contra “El Malayo”.
  • Pinche “Malayo”, ahora que lo vea le voy a rajar toda su madre.
  • Ya le voy a dar una puñalada trapera.
  • Ese “Malayo” es un traidor.

De momento se escuchó un mariachi tocando a todo lo que daba “El Son de la Negra”, era “El Malayo”, que levantaba los brazos y a cada uno, de los que estaban en la mesa les ponía un billete de 50 pesos y una botella de tequila añejo y les gritaba.

  • Compañeros mineros, siempre seré el ángel de su guardia, los cuidaré que no los ataquen por la espalda vivan los mineros de Pachuca. Buen provecho.

La gente dio el cambiazo:

  • Que viva nuestro compañero el señor Leopoldo García, conocido como el Famoso “Malayo”  Está apoyado por todos los terreros, la gente está contigo.

El diputado Villegas se quedó mirando a Napoleón, como queriéndole decir: ¿ahora qué hacemos? Mandaron a un compañero que había estado contratado como orador, y dijo:

  • Compañeros: guarden silencio por favor, por ningún motivo vamos a borrar la imagen de un gran hombre como lo es Napoleón Gómez Sada,  que viva Napoleón, Ismael Villegas, y que muera “El Malayo”

Todavía no alcanzaba de mencionar esas palabras, cuando un botellazo se le estrelló en la jeta, tumbándolo de la silla, quedando noqueado, de ahí se desató un desmadre, aventando botellas cajetes de caldo y  de barbacoa, se soltaron los madrazos, todos contra todos. 

Nosotros, que íbamos de Pachuca, nos agachamos como el perico, para que no nos descontaran uno de los presentes sacó su pistola 45 y comenzó aventar balazos a lo pendejo, “El Chocolate” y todos los que íbamos, salimos como tapón de sidra, porque los madrazos estaban de a peso, todos contra todos, salimos y corrimos como locos, siguiendo la carretera del Real que va a Pachuca, sin voltear para atrás, cuando hicimos un descanso, les preguntamos:  

  • ¿Y los demás?

Me contestaron:

  • Sepa la chingada, vamos nosotros.

Al día siguiente, hubo un gran comentario dentro de la mina de lo que pasó, el que se moría de risa era el “Bandolón”, que me dijo.

  • Que rebueno y los hubieran matado, por no entregar las invitaciones.