PEMEX y CFE, hacia su privatización

Las reformas económicas aprobadas en 2013 tenían un claro objetivo, poner punto final a la intervención del Estado en la economía. Ahora se están creando las condiciones para privatizar a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y a Petróleos Mexicanos (PEMEX). Es cuestión de tiempo, en algún momento la clase política que gobierna el país esgrimirá razones de rentabilidad, eficiencia, productividad, competitividad, excesiva carga en el presupuesto público, entre otras razones, para vender las empresas.

 

 

La Secretaría de Energía (SENER) ya ha establecido las bases para la separación de CFE, para que realice las actividades de generación, transmisión, distribución, comercialización y proveeduría de insumos primarios y su participación en los mercados sea independiente, a través de cada una de las unidades en que se divida, generando valor económico y rentabilidad para el Estado, eso dice al menos el decreto publicado en enero pasado.

 

Por ello, el próximo 31 de marzo deberán estar listas las empresas responsables de realizar las actividades enunciadas arriba. Luego, seguramente, en un par de años, podrá venderse de forma fragmentada lo que hasta hoy es la CFE, una a una de esas nuevas empresas, para evitar que siga siendo una carga para el presupuesto, tal como se hizo con Teléfonos de México (TELMEX).

 

Por ahora, entre los cobros excesivos e injustificados a los consumidores, cuyas quejas van de norte a sur del país y de costa a costa, y su enojo sigue subiendo de tono, la CFE afirma que pese a esos cobros excesivos e injustificados, sus pérdidas netas en 2015, respecto a 2014, crecieron en más de 100%, totalizando más de 93 mil 912 millones de pesos, mucho más que los 46 mil 832 millones de año pasado; mientras que sus ingresos por venta de energía cayeron en un 8%.

 

Seguramente, de ahora en adelante los reportes de la CFE hablaran sólo de perdidas, hasta hacerla inviable para que siga en manos del Estado; aunque seguramente, dentro de los funcionarios actuales y la clase política surgirán los nuevos dueños, o estarán detrás de los propietarios.

 

Las inversiones en generación y distribución de energía son y serán en el futuro las más rentables, las mejores opciones para invertir. Las empresas colombianas lo saben bien, por esa razón han estado invirtiendo en Centroamérica desde hace unos años, por lo que no será una sorpresa que las encontremos asociadas a una mexicana en algún momento.

 

El malestar entre la población por el pago de facturas absurdas, sin justificación alguna, que quintuplican sus consumos normales, han creado las condiciones entre los mexicanos para preferir poner punto final a la CFE a seguir pagando facturas imposibles de cubrir y sin razón.

 

Igual suerte parece estar corriendo PEMEX. Frente a la caída de los precios internacionales del petróleo y su agotamiento paulatino en las zonas de fácil extracción, la producción de PEMEX se enfrenta a costos de más de 25 dólares por barril frente a precios que poco a poco se acercan a los 20 dólares y que, hasta, podrían llegar a 10 dólares, haciendo inviable su extracción.

 

José Antonio González Anaya, en nuevo Director General de PEMEX, ha dicho que se han revisado “todos los campos y los que no sean rentables a este precio de barril, vamos a dejar de invertir”, precisó; con lo cual dejará de producir al menos 100 mil barriles diarios de petróleo, en comparación con 2015, cuando producía 2.3 millones de barriles diarios. Al igual que la CFE, PEMEX ha señalado que en 2015 tuvo pérdidas por 521 mil millones de pesos.

 

De este modo, poco a poco, la CFE y PEMEX deberán avanzar hasta convertirse en un estorbo para las finanzas públicas, en una carga difícil de soportar, para facilitar la decisión de la clase política y el gobierno para privatizarla esas dos empresas públicas, las cuales deberían facilitar el acceso a todos los mexicanos de una energía más barata.

 

Sin embargo, el concepto de bienes púbicos colectivos parece ser un término que desconocen quienes formulan las políticas publicas hoy y poco les importa en bienestar de los ciudadanos, si se convierte en un obstáculo para sus intereses individuales.

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