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PEDAZOS DE VIDA

PEDAZOS DE VIDA

Una veladora para ti

Anoche, después de tantos años, volví a  soñar contigo. Hoy me desperté con la prisa de levantarme, bañarme y seguir todo el ritual que conlleva el alistarme para salir a trabajar, pero hace un momento recordé que anoche soñé contigo. No, no soñé como te soñaba antes ni tampoco he sentido la ansiedad ni la inquietud por tenerte una vez más en mi pensamiento. Esta vez no recuerdo cómo ni dónde fue el sueño pero sé que eras tú el que estaba presente ahí. 

Pensé en buscarte pero sería entrar nuevamente en el bucle de los recuerdos,  una invocación a los sentimientos muertos y una premonición para que en algún momento nuestras miradas se vuelvan a cruzar frente a frente, por eso he decidido escribirte aquí, sin darte el nombre que tienes y que tantas veces con dulzura pronunciaron mis labios, los mismos que fueron  dañados con la cicuta de la traición emanada de tu lengua convertida en aguijón. 

Lo ves, no quiero regresar a verte ni a saber de ti, porque cada uno de los recuerdos que pudieron ser buenos quedaron salpicados por las mentiras y por tus actos, sí también por los míos, pero bien sabes que nunca fui de aquellas que aplauden, sonríen y fingen no saber las chingaderas que el hombre hace afuera de su casa. 

Anoche te soñé, hace tantos años que ni presente te había tenido, y no lo hice como fue en innumerables ocasiones en las que la emoción me invadía por completo y el recuerdo del sueño me duraba toda la semana. Anoche te soñé. Por mi vida que he pedido al cielo que me arranque este coraje que como fénix ha regresado al corazón, hoy he prendido una veladora para pedirle a Dios que no hayas muerto, que tengas muchos años más de vida para que puedas pagar todo el daño que has hecho.