
Rituales
Cuando el instructivo dice que dos tazas de agua para una de arroz, la bolsa del cereal miente, porque ojalá con esto fuera suficiente para cocinar un buen arroz, pero como muchas instrucciones que podemos encontrar en la vida, la del empaque del arroz, sea cuál sea no tiene los pasos concretos que se siguen en el ritual que hace que el arroz esponje, no se quiebre, no se bata y quede en su punto exacto para comer.
Hay rituales que se generan de la superstición como cuando se dice que para que los tamales no salgan crudos se debe poner un cruz de masa en la tapa de la olla; hay otros rituales que surgen del sentido común como cuando se apaga el horno pero no se debe abrir porque se baja el pan o el flan napolitano; y hay otros rituales que tengan explicación científica o no, se realizan por nostalgia a los procedimientos que nos enseñaron nuestros antepasados.
Aunque el mole tiene una receta en concreto, al igual que la receta del arroz atrás de los empaques, cada persona que lo cocina tiene sus secretos, al forma de mezclar los ingredientes y de preparar ya sea el arroz, el mole o cualquier otro platillo que merezca el tiempo necesario para que los comensales queden satisfechos tras ser bombardeados por el olor, el sabor y el color de los alimentos.
Mientras los orientales hacen arroz al vapor para luego freirlo con verduras, acá en México, el arroz se remoja, se fríe, se escurre, se sazona, se hierve y se ponen verduras, entonces queda esponjado pero no batido, queda entero como para fiesta, y esto tiene su chiste. Doña Mary y doña Mony, miran detenidamente cómo preparo el arroz, me guían paso a paso, sé que muy pronto podré hacer un arroz yo sólo.
Hay conocimientos que llegan de otros hogares, que se entrañan en uno mismo y se convierten en saberes que nos hacen recordar a la gente que algún día nos enseñó el ritual para hacer un arroz, un mole o incluso unos tamales, hay formas para trascender y compartir recetas de cocina es una de tantas.