
Corazón de papel
¿Cuánto tiempo ha pasado desde que dejaste de dibujar corazones en el papel, en la arena, en el lodo? ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que dejaste su nombre escrito con aerosol en la barda del terreno baldío? Sí, el mismo que dejaste escurrirse como agua entre las manos, rompiendo tus sueños y abandonando tu esperanza.
Cada día la maldición del recuerdo te persigue, te preguntas lo que hubiera podido pasar si en lugar de haber dibujado hubieras decidido entregar tu propio corazón, porque al final sin entregarlo, ella lo tomó y se lo quedó sin saber, conformándote con mirarla de lejos para luego no volver a verla más.
“Escucha, ¿qué es lo que se oye? ¡Exacto! Nada. No puedes sentir ni percibir el latir del maldito órgano que arrumbaste en las cartas que no entregaste, en las palabras que contaminaron tu sangre para salir por la nariz aquellas noches de verano, estás vivo, caminas, comes, trabajas, regresas a casa una y otra vez, pero en el fondo sabes que has dejado de vivir hace tiempo”.
El amor duele, y el amor es el espectro de un monstruo que te consume, ¿cuántas veces no lo atravesaste con flechas en tus dibujos? ¿Cuántas veces lo hiciste sangrar en copas? Ahora te levantas, caminas y sigues viviendo, eres el muerto viviente que ya no alcanzó amor en esta vida, quizá en la siguiente recuperes el corazón.
Cuánto tiempo ha pasado desde que dejaste de dibujar corazones en el papel, en la arena, en el lodo, cuánto tiempo ha pasado desde que dejaste su nombre escrito con aerosol en la barda del terreno baldío…