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PEDAZOS DE VIDA

 

Cuando se nos van…

Sin dar el beso

-Se fue sin que le diera asté un beso, se le fue viva la paloma mi estimado…

-Se fue, ciertamente se fue Epigmenio. Ella se me fue sin que le diera su beso. Pero regresará, ya lo verás…

– Pero Aurelio ¿Y si no regresa? ¿Y si el otro no la deja regresar?

– Regresará, no lo dudes. Ya verás como una tarde divisaremos cómo camina colina abajo, con su brinquitos de venada, y sus ojitos brillosos como la plata.

Pos yo digo que no regresa, que sus risadas eran de meritito gusto. Yo no la vi que se fuera triste o qué pensará en asté

– Oh ¡que caray! Pues asté compadre ¿quiere que regrese o qué no? Dígame para que perdamos la amistad de una vez…

– No seas así Aurelio, yo nada más digo que como puede que sí, también puede que no…

-Pos regresará, ya lo verás. Y si no regresa, en cuanto pueda recuperarme, iré por ella, y entonces sí le daré su beso y se casará conmigo.

-Compadre ¿Y si se muere?

– Pos allá me estará esperando porque con el beso que le voy a dar, conocerá la gloria.

-No, compadre. Y si se muere asté

-¡Ah que rejijo! Con compadres como asté, mecay que al cielo le pido paz…

 

Las cabras al monte

– “Me lo pidió, yo se lo di, él hizo como que me ayudaba y yo le agradecí, luego como que se podía y luego que ya no. Entonces se lo pedí, pero me dijo que hasta que estuviera listo. Luego ya no se lo pedí, y ahora no lo encuentro. No sé si se lo di y él me lo dio o si ya no se lo di, para que él no me lo diera…”.

-Mamá ¿Estás bien?

 

Sin decir adiós

Agarró el control del televisor y lo aventó contra la pantalla, luego a puro manotazo tiró cada uno de los cuadros que decoraban la sala, y por si fuera poco, se metió a la cocina y terminó de hacer su desastre. Entonces gritó, tan feo que jamás había escuchado un grito así, era el dolor convertido en sonido y nada más. Después dirigió sus ojos a los míos y desapareció entre la estufa y la tarja…