PEDAZOS DE VIDA

Saxofón 

Tras un largo caminar sobre nubes de melodías, estiraba la mano pidiendo una ayuda en toda la calle, a veces sólo tocaba para una persona y al final no recibía el pago anhelado otras también tocaba a un grupo pero al final todos se daban la vuelta y lo que auguraba una buena recolección de dinero se convertía en un concierto gratuito para sabrá Dios qué personas estaban ahí.

Sin embargo nunca se podía adivinar qué tipo de audiencia se iba a tener, había ocasiones en la que una sola persona daba más que todo un grupo, como cuando el señor de la camioneta roja le dio un billete sin esperar cambio, y todo por haber tocado la de “rosita de olivo”.

Uno cree que es la gente, pero a veces también tiene que ver la elección de la canción. Aunque don Fermín decía que cuando el día comienza con una mala elección ya estuvo que no hubo coordinación con la vida y entonces termina agotado, con los dedos agarrotados, con la boca seca y con la sensación de que los labios ocupan más espacio de lo debido en el rostro, y lo peor de todo, sin dinero suficiente para librar el día. 

Don Fermín tuvo una muerte poética en la calle dónde caminó los últimos 10 años de su vida tocando cientos de canciones y melodías con su saxofón, murió tumbado en el pavimento tras interpretar  la canción “cruz de olvido”.

Algunos dicen que tuvo dedicatoria, que fue la forma en que se despidió. Antes, una calle arriba, dice la señora de la tienda que le tocó una canción. Él nunca tocaba complacencias pero aquella vez le dijo a la señora Juanita, “qué canción quiere que le toque, hoy vengo de buenas” y ella le pidió “hasta que te conocí” de Juan Gabriel, luego recibió unas monedas y más adelante sin que nadie le pidiera música, don Fermín se fue con esa cruz de olvido que lo ha hecho mantenerse en el recuerdo de todos. 

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