El vocalista de Jarabe de Palo, que continúa su lucha contra el cáncer, escribió una emotiva carta en la que recuerda a México y habla en específico de una canción que le cambió el día.
Esta es la carta que el cantante español publicó hace unos días acerca de México y de la canción que logró reanimarlo en un mal día:
Sigo siendo el rey
Era un día de esos en los que te levantas mal. Uno de esos días en los que no sabes que coño te pasa. Estaba triste, desanimado. Era de noche todavía, como casi siempre cuando me levanto, pero el amanecer apuntaba a día azul.
De repente me acordé de México. No sé por qué. ¡Tremendos recuerdos me vinieron a la cabeza!. ¡Qué país y qué buenos ratos!. Pero por si fuera poco, me cayó encima la añoranza. ¡Joder!. Y de la dura. ¡Cómo me hubiera gustado correr la cortina y encontrar el DF como decorado de fondo!.
Quise ponerle música al momento. Busqué en mi biblioteca musical (libros casi no tengo) y me paré en El Rey, de José Alfredo Jiménez, en una de sus canciones más emblemáticas, cantada por Vicente Fernández (chilangos no se me enfaden que esta cartita también la lee gente que no es de México, vale?).
¡Bufff!. ¡Que subidón!. No hizo falta ni que acabara la primera estrofa. En apenas 20 segundos pasé del más completo desamparo a la felicidad. ¡Qué emoción!. Me invadió una tremenda sensación de alegría. Como cuando escucho My Way de Frank Sinatra (bueno, la versión de los Sex Pistols), o The Hole of the Moon, de los Warterboys, o Heroes de David Bowie.
El Rey. ¡Qué maravilla de canción! De las buenas de verdad, de las que con apenas 15 versos te ponen la piel de gallina. De las que solo con escuchar un par de estrofas te comerías el mundo. Declaración de libertad donde las haya. El estribillo, demoledor. Un himno para subirte el ánimo “a la voz de ya”.
La canción me recordó que yo también soy rey (y tú). Soy el rey de mi vida (y tú de la tuya, no lo dudes). El rey de mi tiempo, mi felicidad, mi locura, mis disparates, mis miserias. El rey del reino de Pau Donés, que es pequeño, remoto, caótico, y amoroso, pero en el que todo es posible en cualquier momento, menos la desidia, el aburrimiento, el abandono y la autocompasión.
Gracias Maestro Jiménez. Gracias Maestro Fernández y gracias México por tan preciado regalo.
Si alguna vez os levantáis como yo ese día (es decir, hecho una mierda), no lo dudéis, ¡El Rey “a todo gas”!. Y mejor si os aprendéis la letra y la cantáis (también “a todo pulmón”). En la cama, en la ducha, en el coche, yendo al trabajo…da igual.
Acabo transcribiendo cuatro de versos del tema, cuatro flechas directas al corazón…¿En qué estaría pensando el Maestro Jiménez en ese momento?.