Participar

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EL FARO

El pasado domingo, de manera fortuita, tuve que pasar por el centro de Pachuca en torno a las 13 horas. Sorprendentemente me encontré un enorme número de personas que descendían sincrónicamente de autobuses que estaban estacionados hasta en doble fila sobre el río de las avenidas. Por supuesto, ni una sola patrulla cerca para poner orden en ese estacionamiento sobre el espacio público.

Me seguí fijando en la cadena de personas y me pareció evidente que todos iban al mismo evento. Tiempo después me enteré, según comentaron, que era el cierre de campaña de unos de los candidatos a las próximas elecciones de la gubernatura estatal. Para el caso es irrelevante de qué candidato se refiere, pudiera ser cualquier de ellos.

Las personas que caminaban por las banquetas y por la calle, iban todas adornadas con camisetas, cachuchas y sombrillas del candidato. Casi todas ellas parecían de una condición más bien rural. A lo lejos, desde cualquier parte del centro de la ciudad, se oían las soflamas y gritos del animador. Después se oían palabras más bien cercanas al discurso político.

Viendo los ríos de personas caminando, que con paciencia y bajo un sol de justicia iban acercándose al lugar del mitin. Sufriendo en el tráfico la abundancia de coches que llevaban carteles del candidato y buscaban lugar para estacionar en cualquier parte del centro con tal de estar cerca del lugar del evento. Sintiendo todo esto en un instante, pudiera sorprenderme ante tanta disposición de las personas a la participación política, a escuchar las propuestas de su candidato, a comprometerse por vivir en un lugar mejor. 

Me temo, que esta última no es la interpretación correcta. Es probable que esa barahúnda de personas estuviera participando a cambio de alguna dádiva, por más sencilla que ésta fuera. Es probable que no muchos de ellos supieran al detalle las propuestas y el currículo del candidato.

En México estamos aún cortos de cultura ciudadana, de ética cívica y de compromiso social. Aún siguen funcionando los estímulos concretos que contienen a las personas en una esfera de falta de autonomía y de facilidad para la manipulación. 

Lo que vi, lejos de ser un modelo de participación ciudadana basado en el compromiso por la transformación de la vida común, se trata de un acarreamiento masivo de personas con la finalidad de que las fotografías y reportes mediáticos del líder de campaña reflejen un ambiente abarrotado y lleno de ciudadanos interesados y admirados por la figura mesiánica del candidato en turno. Si seguimos por el camino de la simulación y manipulación, el desarrollo de la vida comprometida del ciudadano, simplemente, no será posible.