POR EL DERECHO A EXISTIR
La materialización de la reforma constitucional de paridad es una realidad que se ha construido a partir de las voces de las mujeres, quienes hemos reclamado el principio de representatividad, así como la certeza de contar con espacio en la toma de decisiones, lo que implica una garantía de derechos político electorales.
El gran reto es lograr que las personas afinen la confianza en los liderazgos femeninos en las urnas. De igual forma, otra parte importante de la reforma de paridad tiene que ver con las secretarías y direcciones en los gobiernos de los tres ámbitos. En los cuales, las mujeres deben conformar el cincuenta por ciento, como mínimo en la administración. Medida que para muchos puede ser refutable y cuestionable, lo cierto es que pocas veces se cuestionaron las fotografías de gabinetes conformados totalmente por hombres.
Así el primer paso es llegar, lo cual en sí mismo tiene muchas resistencias, el gabinete del Gobierno de la República no cuenta con paridad, a nivel estatal se tiene un gobierno paritario y a nivel local la resistencia es muy notable, los administraciones municipales, deberán dar cuenta sobre la poca disposición de cumplir con este principio, más aún, es importante dar paso a visibilidad de las y los delegados en las comunidades y colonias, donde las resistencias son mayúsculas para la elección de mujeres como representantes.
En el legislativo, podemos festejar en número la conformación del Congreso de la Unión, de los Congresos locales, pero números no necesariamente implica posibilidad de toma de decisiones, las juntas de gobierno siguen dominadas por hombres y pocas veces esto es motivo de discusión pública por parte de ellos. (Las mujeres por supuesto con un espacio para señalar, seguiremos haciendo eco, hasta que la dignidad se haga costumbre citando a Jacinta Francisco).
El gran problema, es la violencia política, expresadas en las múltiples formas, hacia las mujeres que ejercen un cargo de elección o designación, con frustración se sigue viendo como el parámetro para medir el desempeño de las mujeres es diferenciado por razón de género.
Al respecto, los medios de comunicación son portavoces directos con la tinta y las palabras para comunicar lo que a juicio se percibe. En más de una ocasión esta visión está cargada de estereotipos y violencia, el lenguaje que utilizan es denostador, bajo el velo de la libertad de expresión se encubre misoginia. Por eso, en este proceso de avance a la paridad, la violencia se debe atender con una perspectiva feminista y la voluntad es fundamental para lograr los anhelos de las luchas sociales.