PALO DADO NI DIOS LO QUITA

PALO DADO NI DIOS LO QUITA

ALFIL NEGRO

La elección del pasado 5 de junio que dejó en la lona al PRI y a su apuesta a la gubernatura la licenciada CAROLINA VIGGIANO y llevó al triunfo a JULIO MENCHACA, en el inicio de la alternancia después de 93 años de hegemonía tricolor, provocó dos reacciones muy claras: la celebración de la victoria de Morena, por lo menos una parte, porque los fundadores se mantienen con un pie fuera de la jugada y con una solidaridad a medias, y con el beneplácito de la mayoría de la población; y de parte del PRI, manifestaciones de inconformidad que los ha llevado hasta los tribunales electorales, con alegatos de irregularidades que los ha llevado a intentar primero anular la elección y finalmente por lo menos dejar constancia que les ganaron a la mala con acciones que retratan una elección con muchos vicios.

Morena debe recomponer su unidad, y dejar de lado su estructura de tribus y grupos de poder, superado por la voluntad ciudadana de lograr el cambio y como sea es ya problema de ellos, por cuanto todo indica tienen ya la gubernatura en su poder y ahora viene el trabajo de hacer un buen gobierno en que se cumplan las apuestas de transparencia y honestidad.

Pero de que el triunfo es de Morena, parece que no hay problema.

En cuanto a las inconformidades del PRI, como que suena más a frustración que a una actitud con posibilidades de éxito y más cuando los tribunales locales ya le dieron la razón a Morena.

Como dice el refrán “palo dado ni Dios lo quita”, o también “el que pega primero pega dos veces”, y ese de “ya ni llorar es bueno”.

Porque finalmente, si se buscan las causas reales de la derrota tricolor se puede hablar de la marca AMLO y todo lo que se acostumbra en este tema, pero la realidad es que el PRI debe tener capacidad de autocrítica y aceptar que el causante de la derrota es el propio PRI, por la necedad de su dirigencia nacional de imponer a su candidata y de ignorar a los priistas de Hidalgo y al gobernador Fayad con quien Alejandro Moreno peleó de manera pública, terminando por hacerla candidata del PAN lo que provocó el alejamiento de los priistas y finalmente una derrota histórica.

No puede dejarse de lado la presencia interesada de muchos dizque priistas, que en muchas fotografías rodeaban a la candidata, siempre con la esperanza de ver qué es lo que podían pescar, y que cuando fueron los resultados desaparecieron porque ya no había posibilidades de cargos y de nómina.

Más que enojarse o culpar a Morena, los tricolores deben fortalecerse en su unidad y en su trabajo con la ciudadanía, y ver hacia adelante.

Como que falta compromiso real, dar algo al partido ,no sólo ver qué es lo que pueden sacar del partido, porque no se ve esa actitud y la tiempos de poder y dinero se acabaron.

Es hora de devolverle algo al partido, con actitudes como las del Presidente del PRI PACHUCA BENJAMÍN RICO que con hechos y acciones parece marcar el camino, que no todos quieren seguir porque hay que dar no sólo recibir.

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