Adalberto gustaba de la poesía y la escribía muy bien.
Ayer murió.
Por eso, en un mar de textos que he guardado con la promesa de publicarle un libro, elegí algunos que, en lo personal, me gustaron mucho.
Hoy los publicamos para decirle a mi hermano: hasta siempre carnalito, aquí nos quedamos un rato para mirar el cielo como tú lo hacías, para saber que la vida vale en cuanto es posible asomarse y asombrarse con las estrellas.
No he conocido a hombre con más fe en Dios que tú, y eso me consuela, porque vas en un camino de su mano, y de alguna manera tranquiliza a los que nos quedamos para cuidar con cariño ese don que es la fe.
Hasta siempre hermanito.
Y nos quedamos con tu palabra hecha poesía.
POEMA 1
¿SERÁ POR LA EDAD?
No lo sé,
pero conforme pasan los años
me gusta ver llover
y ver las gotas de cristales
nerviosos
que estallan en pedazos al caer.
Me gustaba de niño
y luego lo olvidé,
porque cosas más importantes
impedían ver la lluvia,
luciérnagas insomnes
entre sueños y danzas
de colores y risas,
niños por descubrir.
Ahora que soy grande
sé que me equivoqué,
que nada es importante
para no ver llover.
De niño me gustaba
corretear en los charcos,
y mamá se enojaba
con su cara risueña,
pero yo sí sabía
que mi Madre era una niña
que brincaba en los charcos
del viejo pueblo azul
y que deseaba mucho
que sus niños de entonces
nunca olvidaran… nunca,
para qué era la lluvia,
para qué eran los charcos
juguetes del señor.
Será por la edad
pero extraño esos días
de trompos y baleros,
canicas y la roña,
posadas con naranjas,
Nacimientos de barro,
y las nieves de fiestas
del señor San Miguel.
Será por la edad
que vuelvan a mis ojos
los rostros de mi gente
¿que se fue sin volver?
Los caminos del pueblo,
el mar de su sembrado
agitar de olas verdes,
de mazorcas y habas,
veranos tiernos nuevos
que llegaban a casa
de mano de mi padre,
campesino de pueblo
que se fue un día de abril.
Será la edad, pregunto,
que inicia este camino,
otra vez a ser niños
con gusto por los dulces,
por los charcos de lluvia,
los elotes con chile,
las canciones rancheras
y ganas infinitas
¿a veces por llorar?
no lo sé,
lo presiento,
la edad es un pretexto
del camino que vuelve
con sonajas y cantos
para poder dormir.
Será la edad, pregunto,
ver que lo más valioso
no es dinero ni honores,
que todo se resume
a la voz de los hijos,
la esposa y su sonrisa,
plática con hermanos,
rezar por nuestros niños,
ver el sol cada día
y esperar que la noche
se duerma con su luna,
un buen libro,
¿canciones y ver amanecer?
¿Será la edad… será?
(3 de octubre de 2019)
EL TIEMPO
Todos hablamos del tiempo,
y sin ser unos sabios
aceptamos que se acaba,
que en la alforja que tenemos
desde que abrimos los ojos
en el día en que nacimos,
se diluye, se termina,
huye, se va y ya no vuelve.
Porque siempre caminamos
en conjugación sin vuelta:
Somos, fuimos o seremos,
pero siempre en movimiento
que significa pasar,
alejarse, y terminarse.
Porque el tiempo siempre acaba
en ser recuerdo de voces
que sonaron y ya no.
Al tiempo nadie le gana,
siempre vence y siempre gana,
y nos grita en sus relojes
que sólo vamos de paso,
y que un día las manecillas
se paran y se detienen
y ya no caminan más.
Pero entonces me pregunto:
¿qué demonios es el tiempo?
Porque la física explica
en su lenguaje cifrado,
lo que el filósofo niega,
y al final nadie le entiende
entre presente y pasado
y apuestas al futuro…
Yo prefiero ver al tiempo,
como oportunidad de vida
de amor por mi bella esposa,
por mis hijos y hermanos,
por los recuerdos eternos
de mi padre y de mi madre,
por las lunas de Pachuca,
los huapangos de Huejutla,
los chinicuiles de Apan,
las misas en La Villita,
los pastes de Real del Monte,
la Feria de San Francisco,
los bordados de Tenango,
la cantera de Huichapan,
y la risa de los niños.
Para mí eso es el tiempo:
oportunidad de vida,
de saber que se termina,
que se acaba cada día,
y aceptar cada hora
para abrazar con cariño
a quienes van con nosotros,
caminando los caminos,
y aceptar que el eterno,
el Señor de tiempo y vida,
nos da un puñado de tiempo
para vivirlo contentos.
Y al final cuando termine,
decir con gusto y felices:
“el tiempo que tú me diste
lo viví con alegría,
con amor, con ilusiones
se acabaron los pasados,
se acabaron los futuros;
hoy todo lo veo presente
para siempre y ya sin cambios,
soy tu hijo, estoy de vuelta,
en un tiempo sin finales,
eterno como tus ojos”.
(6 de noviembre de 2022)
POEMA 2
EN TUS MANOS, SEÑOR
En esta hora de sombras,
de miedo y de incertidumbre,
cuando la duda golpea
y la angustia nos abate.
En esta hora que crece
entre lágrimas y ruegos,
en que el hombre está presente,
pequeño y grande en un tiempo,
volteamos a ti los ojos
Señor del tiempo y la vida,
palabra que crea y conforta,
para decirte y gritarte
que la noche nos lastima,
que nos duele ver el cielo
con estrellas que se marchan,
el horizonte sin luces,
todo oscuro, todo negro.
Los caminos sin sentido,
pasos con brújula rota,
barcos sin timón ni rumbo,
luceros ya sin agenda,
familias como corderos,
dispersas al ver caído
al pastor que les cantaba.
La esperanza hecha jirones,
guitarras huecas sin cuerdas,
pianos con teclas quemadas,
sueños heridos de muerte,
peces de hierro forjado
que en vano intentan su nado,
Mariposas de cristales
opacas tarde de lluvias,
ríos sin agua, peces ciegos,
que piensan en gesto fiero
que la arena son los mares
donde juegan a la vida…
Es la hora de la duda
de la esperanza dolida,
pájaro que vuela herido,
colibrí en cárcel de hierro,
gorrión sin canción ni sones,
palomas que se perdieron
y no encuentran el camino…
En esta hora sin luces
te invocamos, te gritamos,
tú que creaste el universo,
los soles y el cielo todo,
tú que mandaste a la noche
ausentarse con el día.
Tú que en la tarde gloriosa
nos formaste de la tierra
y nos hiciste a la altura
de los Ángeles del cielo,
ven y quédate en la casa,
ven y bendice a los hijos,
acaricia nuestras penas,
consuela nuestros pesares,
fortalece la esperanza,
alienta nuestra confianza.
En tus manos nos ponemos,
no pases señor de largo
que la noche va cayendo
en nuestro pueblo de barro.
Tenemos las manos puestas
en el arado y la tierra,
labramos con gran esfuerzo
los surcos de la esperanza,
bendice nuestros esfuerzos,
conduce y guía nuestras barcas,
en tus manos nazarenas
están puestas nuestras vidas,
hay un lugar en la casa,
un lugar en nuestra mesa.
Bendice el pan de la vida
y nunca nos dejes solos.
(27 de marzo de 2020)
POEMA 3
QUE NO SE ME OLVIDE
Los recuerdos son el ancla
que nos afianza a la vida,
la presencia siempre fuerte
de lágrimas y dolores,
y en ellos se mantienen
lo que ha sido nuestra vida,
todo lo que hemos soñado,
lo que hemos caminado,
son escalera de plata
para ser dagas de fuego,
espada de mil batallas,
corazón que no se para,
pañuelo de nuestro llanto,
guitarra de peces rojos,
abrazo de noche fría…
Y en esta hora de viento,
le pido al señor del tiempo
que no pierda mis recuerdos,
la sonrisa de mi esposa,
su voz, mariposa blanca,
sus ojos, niños de ensueños,
lámparas de mi camino,
estrellas del nacimiento,
colibríes de luz y cruces.
Que no se me olvide nunca
la ternura de mis hijos,
muralla ciudad de piedra,
sonajas de voces tiernas,
zapatitos de un estambre
que vuelan un papalote
de elotes y de ciruelas,
de duraznos y de trigo
para el pan de cada día,
que nunca falta en la mesa
donde crecieron mis niños
hasta ser robles de hierro,
voluntad de mil guerreros,
que no temen a la noche
pero capaces del llanto
cuando las horas lo exigen,
pero de sonrisa fuerte,
niños, hombres con orgullo
de ser siempre en mi memoria,
corazón de cuatro salmos
en que con arpa y maracas
le doy las gracias al Padre
por el regalo de oro
de mis niños que crecieron
mientras los años pasaban.
Que no se me olviden nunca
mis hermanos y amigos,
con ellos crecí en la vida,
compañeros del camino,
hermanos de risa y llanto,
guerrilleros de los años
sin más armas que los versos
y un corazón de soldados
para hacer de nuestros pasos
oportunidad de estrellas
para sembrar mil cometas
que luego crezcan y crezcan
clorofila en nuestros bosques,
peces de diamantes puros
en nuestra verde laguna.
Que nunca, nunca, me olvide
del rostro y voz de más padres,
de mi madre que en las tardes
me enseñó a rezar confiado
allá en la vieja capilla,
y me dijo que en la vida
nos protege el nazareno
y María cuida la noche,
que no lastime los sueños
de quienes somos sus hijos.
Que no olvide la presencia
de mi padre generoso,
sus ojos que son preguntas,
sus manos de campesino
orgulloso de sus milpas
de los elotes y trigo,
que me arraigo a la tierra
apóstol de surco y lluvia,
que sigue siempre presente
en la liturgia de casa
al partir y bendecir
el pan nuestro de la casa.
Que no olvide tantas cosas
que nos convierten en aves,
en cometas y en gorriones,
en recuerdos que nos hacen
vivir siempre en la memoria,
porque la vida se pasa
y al final todos seremos,
si bien nos va,
un recuerdo…
(12 de junio de 2020)
POEMA 4
VIVIR
En horas negras y frías
como éstas que sufrimos,
cuando la vida se pierde
en volados con la muerte,
vale la pena decirnos:
¿qué es existir y vivir?
Si es tan corto este camino,
si con el paso del tiempo
se pierde nuestra memoria,
y llega un día y una hora
en que nadie nos conoce,
y el polvo barre todo
nuestro nombre y los sueños,
y somos aunque no guste
nadie en la tierra de nadie.
Pero la vida es hermosa,
vale la pena vivirla,
y agradecer al maestro
el amor de nuestra esposa,
la alegría de nuestros hijos,
la ternura de los padres,
los hermanos y amigos.
Y la presencia por siempre
del diseñador del mundo,
que coloca a nuestro alcance
un adelanto del cielo.
Como cuando de pronto
suena un violín de quién sabe dónde.
Violín de estrellas y de penas,
con un mucho de llanto
y de nostalgia.
Un violín de lluvia y de manzanas,
Que suena entre la noche de la niebla
como voz de esperanza y de salida
con el color de la mañana fresca.
Un violín tocado por un ángel
que nos guarda y bendice desde siempre.
Como la angustia de tantos inocentes
en refugio antibombas por la guerra.
Con la angustia corriendo por sus venas,
mientras estalla furiosa la metralla.
Porque la vida nuestra
son los niños
jugando en el parque
de nuestro pueblo viejo.
Mientras que eso
que llamamos “progreso”,
destruye su cielo, su aire y las estrellas,
y el trompo y el yoyo,
el valero y el charpe,
se mueren en olvido,
por todas las apuestas de grandes comerciantes
que cambian esos sueños
de noches navideñas
y reyes milagrosos,
por refrescos y papas en bolsas asesinas
de tanto niño nuestro…
La vida es extrañar al padre que se ha ido,
platicar con la madre
aunque bien lo sepamos
que nos dejó una tarde
de lluvia y de duraznos.
Porque vivir es siempre
bendecir las estrellas,
el canto de gorriones,
la lluvia y sus diamantes,
la gente de la calle,
el juego de los niños
y el viento que nos duerme…
Cuando, cosas del tiempo,
nuestras luces se apaguen
aunque no haya recuerdos
ni sepan nuestros nombres,
el creador de la vida
nos mirará a los ojos,
y amoroso padre
pronunciará tu nombre,
y como en ese tiempo
dirá con gran cariño:
“Hijo mío, estás en casa.
Ven y no temas nada,
sígueme sin miedo
ya te estaba esperando”.
(2 de octubre de 2020)
POEMA 5
¡ESTA ES MI CASA!
Esta es mi casa…
Esta tierra con sus valles,
con su sierra y su Huasteca,
con sus guisos y huapango,
sus bandas y carnavales,
sus leyendas de mineros,
el Xantolo y sus canciones,
chinicuiles en el Valle,
el Ximbó que sabe a gloria,
el carnaval de Calnali,
el Cantador de Nicandro,
los Prismas coro de roca,
Ángeles de piedra y agua,
esta es mi casa de bosques,
de coyotes y armadillos,
linces, pumas y conejos,
de agaves y ahuehuetes,
de cebada allá por Apan,
de peces en la Estanzuela,
en Atezca cielo y agua,
el canto de la Candelaria,
un rosario de agua clara
que baña mi casa entera…
Esta es mi casa…
que se inicia en Huapalcalco:
Quetzalcóatl en el inicio,
y en Tula vigilantes
del antes y lo que venga,
los Atlantes siempre atentos;
brújula hacia el infinito
cuidando muros de hierro,
mi casa sueño de estrellas…
Esta es mi casa…
aquí crecieron mis hijos,
aquí viven mis hermanos,
un hijo duerme por siempre
aunque vive en mis latidos,
y también duerme mi padre
que un día se fue para siempre,
y me ata a esta, mi casa,
el cariño y la nostalgia,
la tristeza de lo ido
y la alegría de mis niños,
el viento de Real del Monte,
las grutas de Tolantongo,
los pastes de papa y chile,
chinicuiles en septiembre,
mixiotes con salsa roja
y consomé con garbanzos…
Esta es mi casa…
y en ella camino y vivo,
en su cielo veo la luna
hecha de plata y de sueños,
y escucho el canto que viene
de un coro verde el Hiloche,
y el reloj de mi Pachuca
es redoble de tambores,
monedas que riega el viento
en mi ciudad mina vieja,
donde lloran los mineros
que perdieron el camino
y deambulan para siempre…
Esta es mi casa…
la misma de mi señora,
la misma de mis hermanos,
la misma de mis amigos,
que se escrituró una tarde
en que Dios nos dio destino
de gigantes como Atlantes,
de poetas como el viento,
fuertes como prismas piedras,
monjes por siempre en Actopan,
charros en potros de fuego
con el verde de los bosques
y la alegría de los niños
que juegan con los cometas,
y escriben en la noche
con luciérnagas de oro…
Esta es mi casa…
Y en estas horas de duelo,
de dudas y hasta de miedo
me va llenando los ojos
y el alma de grandeza
por tener como mi casa
esta tierra… que es mi casa.
(12 de febrero de 2021)
POEMA 6
HERMANO: VETE EN PAZ
Hermano, vete en paz
en esta hora de recoger las redes,
de terminar la senda
que el Señor te marcó,
te soltamos amarras
y que tu barca vaya
en ese mar que amaste
como inicio y fin.
Vete en paz buen hermano;
mucho duele en el alma
no escuchar ya tus risas,
ya no verte más,
pero una voz nos dice
que atento nos proteges,
que cuidas a tus hijos,
proteges a tu esposa,
y tus nietos sonrientes
disfrutan de tus cuentos,
y sigues muy temprano
corriendo contra el viento
caminando hacia el sol.
Vete en paz, hermanito.
Niño y hombre a la vez,
sentimos ya tu ausencia,
tu voz uniendo a todos
y calmando las tormentas
de tristeza y dolor.
Hermano, vete en paz,
cumpliste tu camino
y guardamos latiendo
tu recuerdo de hermano,
atento a nuestras penas
alejando el pesar.
Contigo levan anclas
horas de muy pequeño
en caminos de tierra
siempre junto a mamá.
Y así, mientras dure
esta luz encendida,
estarás con nosotros
convocando amoroso
a reunirnos felices,
sólo para abrazarnos
y entender que la vida
es tan breve y tan frágil,
que un día sopla la brisa
y el cirio se apaga
y ya no prende más.
Vete en paz, buen hermano,
no es más que un hasta luego,
cuando el Señor decida
otra vez estaremos
cantando allá en el cielo
donde ya vives Tú.
No te vayas del todo
porque nos haces falta,
cuando lleguen los males,
y como siempre hacíamos,
busquemos tu consejo.
Tu palabra que calma,
tu consejo, verdad.
Hiciste buen camino,
sembraste en buena tierra,
entregas buenas cuentas.
Hermano, vete en paz.
Y dile, hermano nuestro,
a nuestra madre amada
y a nuestro padre fuerte,
que estamos todos bien,
que Jorge, Yola y Maty,
lo mismo que Javier
y Edgar el pequeño,
ven crecer sus familias
con nietos muchos de ellos,
que les cuentan y dicen
de sus abuelos buenos
que viven junto a Dios.
Vete en paz, hermanito.
Me duele tu partida,
me lastima en el alma,
pero sé que nos miras
sonriente como siempre,
con esa bata blanca
que salvó tantas vidas,
que cantó con nosotros,
caminó con nosotros,
y que nos deja tristes,
tristeza como el mar…
Hermano, vete en paz,
que navegue tu barca
en el mar de tus sueños,
en las risas de tus nietos
en el llanto de tus hijos,
y el amor de tu esposa
y en este extrañarte
de todos con pesar…
Hermano, vete en paz.
Cumpliste con la vida,
con tu familia hermosa
con la voz del Señor…
Hermanito querido,
me duele y me conforta
ver que tu siembra es buena,
que cosechas ternura
y amor de la gente,
recuerdo de nosotros,
amor de tu familia,
por eso te decimos
con cariño y amor:
Hermano, lo mereces,
descansa siempre en paz.
(30 de abril de 2021)