Home Nuestra Palabra PALABRAS DE MI HERMANO

PALABRAS DE MI HERMANO

0

Adalberto gustaba de la poesía y la escribía muy bien.

Ayer murió.

Por eso, en un mar de textos que he guardado con la promesa de publicarle un libro, elegí algunos que, en lo personal, me gustaron mucho. 

Hoy los publicamos para decirle a mi hermano: hasta siempre carnalito, aquí nos quedamos un rato para mirar el cielo como tú lo hacías, para saber que la vida vale en cuanto es posible asomarse y asombrarse con las estrellas.

No he conocido a hombre con más fe en Dios que tú, y eso me consuela, porque vas en un camino de su mano, y de alguna manera tranquiliza a los que nos quedamos para cuidar con cariño ese don que es la fe.

Hasta siempre hermanito. 

Y nos quedamos con tu palabra hecha poesía.

POEMA 1

¿SERÁ POR LA EDAD?

No lo sé,

pero conforme pasan los años

me gusta ver llover

y ver las gotas de cristales

nerviosos

que estallan en pedazos al caer.

Me gustaba de niño

y luego lo olvidé,

porque cosas más importantes

impedían ver la lluvia,

luciérnagas insomnes

entre sueños y danzas

de colores y risas,

niños por descubrir.

Ahora que soy grande

sé que me equivoqué,

que nada es importante

para no ver llover.

De niño me gustaba

corretear en los charcos,

y mamá se enojaba

con su cara risueña,

pero yo sí sabía

que mi Madre era una niña

que brincaba en los charcos

del viejo pueblo azul

y que deseaba mucho

que sus niños de entonces

nunca olvidaran… nunca,

para qué era la lluvia,

para qué eran los charcos

juguetes del señor.

Será por la edad

pero extraño esos días

de trompos y baleros,

canicas y la roña,

posadas con naranjas,

Nacimientos de barro,

y las nieves de fiestas

del señor San Miguel.

Será por la edad

que vuelvan a mis ojos

los rostros de mi gente

¿que se fue sin volver?

Los caminos del pueblo,

el mar de su sembrado

agitar de olas verdes,

de mazorcas y habas,

veranos tiernos nuevos

que llegaban a casa

de mano de mi padre,

campesino de pueblo

que se fue un día de abril.

Será la edad, pregunto,

que inicia este camino,

otra vez a ser niños

con gusto por los dulces,

por los charcos de lluvia,

los elotes con chile,

las canciones rancheras

y ganas infinitas

¿a veces por llorar?

no lo sé,

lo presiento,

la edad es un pretexto

del camino que vuelve

con sonajas y cantos

para poder dormir.

Será la edad, pregunto,

ver que lo más valioso

no es dinero ni honores,

que todo se resume

a la voz de los hijos,

la esposa y su sonrisa,

plática con hermanos,

rezar por nuestros niños,

ver el sol cada día

y esperar que la noche

se duerma con su luna,

un buen libro,

¿canciones y ver amanecer?

¿Será la edad… será?

(3 de octubre de 2019)

EL TIEMPO

Todos hablamos del tiempo,

y sin ser unos sabios

aceptamos que se acaba,

que en la alforja que tenemos

desde que abrimos los ojos

en el día en que nacimos,

se diluye, se termina,

huye, se va y ya no vuelve. 

Porque siempre caminamos

en conjugación sin vuelta:

Somos, fuimos o seremos,

pero siempre en movimiento

que significa pasar,

alejarse, y terminarse.

Porque el tiempo siempre acaba

en ser recuerdo de voces

que sonaron y ya no.

Al tiempo nadie le gana,

siempre vence y siempre gana,

y nos grita en sus relojes

que sólo vamos de paso,

y que un día las manecillas

se paran y se detienen

y ya no caminan más.

Pero entonces me pregunto:

¿qué demonios es el tiempo?

Porque la física explica 

en su lenguaje cifrado,

lo que el filósofo niega,

y al final nadie le entiende

entre presente y pasado

y apuestas al futuro… 

Yo prefiero ver al tiempo,

como oportunidad de vida

de amor por mi bella esposa,

por mis hijos y hermanos,

por los recuerdos eternos

de mi padre y de mi madre,

por las lunas de Pachuca,

los huapangos de Huejutla,

los chinicuiles de Apan,

las misas en La Villita,

los pastes de Real del Monte,

la Feria de San Francisco,

los bordados de Tenango,

la cantera de Huichapan,

y la risa de los niños.

Para mí eso es el tiempo:

oportunidad de vida,

de saber que se termina,

que se acaba cada día,

y aceptar cada hora

para abrazar con cariño

a quienes van con nosotros,

caminando los caminos,

y aceptar que el eterno,

el Señor de tiempo y vida,

nos da un puñado de tiempo

para vivirlo contentos.

Y al final cuando termine,

decir con gusto y felices:

“el tiempo que tú me diste

lo viví con alegría,

con amor, con ilusiones

se acabaron los pasados, 

se acabaron los futuros;

hoy todo lo veo presente

para siempre y ya sin cambios,

soy tu hijo, estoy de vuelta,

en un tiempo sin finales,

eterno como tus ojos”.

(6 de noviembre de 2022)

POEMA 2

EN TUS MANOS, SEÑOR

En esta hora de sombras,

de miedo y de incertidumbre,

cuando la duda golpea

y la angustia nos abate.

En esta hora que crece

entre lágrimas y ruegos,

en que el hombre está presente, 

pequeño y grande en un tiempo,

volteamos a ti los ojos

Señor del tiempo y la vida,

palabra  que crea y conforta,

para decirte y gritarte

que la noche nos lastima,

que nos duele ver el cielo

con estrellas que se marchan,

el horizonte sin luces,

todo oscuro, todo negro.

Los caminos sin sentido,

pasos con brújula rota,

barcos sin timón ni rumbo,

luceros ya sin agenda,

familias como corderos,

dispersas al ver caído

al pastor que les cantaba.

La esperanza hecha jirones,

guitarras huecas sin cuerdas,

pianos con teclas quemadas,

sueños heridos de muerte,

peces de hierro forjado 

que en vano intentan su nado,

Mariposas de cristales 

opacas tarde de lluvias,

ríos sin agua, peces ciegos,

que piensan en gesto fiero

que la arena son los mares

donde juegan a la vida…

Es la hora de la duda

de la esperanza dolida,

pájaro que vuela herido,

colibrí en cárcel de hierro,

gorrión sin canción ni sones,

palomas que se perdieron

y no encuentran el camino…

En esta hora sin luces

te invocamos, te gritamos,

tú que creaste el universo,

los soles y el cielo todo,

tú que mandaste a la noche

ausentarse con el día.

Tú que en la tarde gloriosa

nos formaste de la tierra 

y nos hiciste a la altura

de los Ángeles del cielo,

ven y quédate en la casa,

ven y bendice a los hijos,

acaricia nuestras penas,

consuela nuestros pesares,

fortalece la esperanza,

alienta  nuestra confianza.

En tus manos nos ponemos,

no pases señor de largo

que la noche va cayendo

en nuestro pueblo de barro.

Tenemos las manos puestas

en el arado y la tierra,

labramos con gran esfuerzo

los surcos de la esperanza,

bendice nuestros esfuerzos,

conduce y guía nuestras barcas,

en tus manos nazarenas

están puestas nuestras vidas,

hay un lugar en la casa,

un lugar en nuestra mesa.

Bendice el pan de la vida

y nunca nos dejes solos.

(27 de marzo de 2020)

POEMA 3

QUE NO SE ME OLVIDE

Los recuerdos son el ancla

que nos afianza a la vida,

la presencia siempre fuerte

de lágrimas y dolores,

y en ellos se mantienen 

lo que ha sido nuestra vida,

todo lo que hemos soñado,

lo que hemos caminado,

son escalera de plata

para ser dagas de fuego,

espada de mil batallas,

corazón que no se para,

pañuelo de nuestro llanto,

guitarra de peces rojos,

abrazo de noche fría…

Y en esta hora de viento,

le pido al señor del tiempo

que no pierda mis recuerdos,

la sonrisa de mi esposa,

su voz, mariposa blanca,

sus ojos, niños de ensueños,

lámparas de mi camino,

estrellas del nacimiento,

colibríes de luz y cruces.

Que no se me olvide nunca

la ternura de mis hijos,

muralla ciudad de piedra,

sonajas de voces tiernas,

zapatitos de un estambre

que vuelan un papalote

de elotes y de ciruelas,

de duraznos y de trigo

para el pan de cada día,

que nunca falta en la mesa

donde crecieron mis niños

hasta ser robles de hierro,

voluntad de mil guerreros,

que no temen a la noche

pero capaces del llanto

cuando las horas lo exigen,

pero de sonrisa fuerte,

niños, hombres con orgullo

de ser siempre en mi memoria,

corazón de cuatro salmos

en que con arpa y maracas

le doy las gracias al Padre

por el regalo de oro

de mis niños que crecieron

mientras los años pasaban.

Que no se me olviden nunca

mis hermanos y amigos,

con ellos crecí en la vida,

compañeros del camino,

hermanos de risa y llanto,

guerrilleros de los años

sin más armas que los versos

y un corazón de soldados

para hacer de nuestros pasos

oportunidad de estrellas

para sembrar mil cometas

que luego crezcan y crezcan

clorofila en nuestros bosques,

peces de diamantes puros

en nuestra verde laguna.

Que nunca, nunca, me olvide

del rostro y voz de más padres,

de mi madre que en las  tardes

me enseñó a rezar confiado

allá en la vieja capilla,

y me dijo que en la vida

nos protege el nazareno

y María cuida la noche,

que no lastime los sueños 

de quienes somos sus hijos.

Que no olvide la presencia

de mi padre generoso,

sus ojos que son preguntas,

sus manos de campesino

orgulloso de sus milpas

de los elotes y trigo,

que me arraigo a la tierra

apóstol de surco y lluvia,

que sigue siempre presente

en la liturgia de casa

al partir y bendecir

el pan nuestro de la casa.

Que no olvide tantas cosas

que nos convierten en aves,

en cometas y en gorriones,

en recuerdos que nos hacen

vivir siempre en la memoria,

porque la vida se pasa

y al final todos seremos,

si bien nos va, 

un recuerdo… 

(12 de junio de 2020)

POEMA 4

VIVIR

En horas negras y frías

como éstas que sufrimos,

cuando la vida se pierde

en volados con la muerte,

vale la pena decirnos:

¿qué es existir y vivir? 

Si es tan corto este camino,

si con el paso del tiempo

se pierde nuestra memoria,

y llega un día y una hora 

en que nadie nos conoce,

y el polvo barre todo

nuestro nombre y los sueños,

y somos aunque no guste

nadie en la tierra de nadie.

Pero la vida es hermosa,

vale la pena vivirla,

y agradecer al maestro 

el amor de nuestra esposa,

la alegría de nuestros hijos,

la ternura de los padres,

los hermanos y amigos.

Y la presencia por siempre

del diseñador del mundo,

que coloca a nuestro alcance

un adelanto del cielo.

Como cuando de pronto

suena un violín de quién sabe dónde.

Violín de estrellas y de penas,

con un mucho de llanto

y de nostalgia.

Un violín de lluvia y de manzanas,

Que suena entre la noche de la niebla

como voz de esperanza y de salida

con el color de la mañana fresca.

Un violín tocado por un ángel

que nos guarda y bendice desde siempre. 

Como la angustia de tantos inocentes

en refugio antibombas por la guerra.

Con la angustia corriendo por sus venas,

mientras estalla furiosa la metralla. 

Porque la vida nuestra

son los niños

jugando en el parque

de nuestro pueblo viejo.

Mientras que eso

que llamamos “progreso”,

destruye su cielo, su aire y las estrellas,

y el trompo y el yoyo,

el valero y el charpe,

se mueren en olvido,

por todas las apuestas de grandes comerciantes 

que cambian esos sueños

de noches navideñas

y reyes milagrosos,

por refrescos y papas en bolsas asesinas

de tanto niño nuestro… 

La vida es extrañar al padre que se ha ido,

platicar con la madre 

aunque bien lo sepamos

que nos dejó una tarde 

de lluvia y de duraznos.

Porque vivir es siempre

bendecir las estrellas,

el canto de gorriones,

la lluvia y sus diamantes,

la gente de la calle,

el juego de los niños

y el viento que nos duerme… 

Cuando, cosas del tiempo,

nuestras luces se apaguen 

aunque no haya recuerdos

ni sepan nuestros nombres,

el creador de la vida

nos mirará a los ojos,

y amoroso padre

pronunciará tu nombre,

y como en ese tiempo

dirá con gran cariño:

“Hijo mío, estás en casa.

Ven y no temas nada,

sígueme sin miedo

ya te estaba esperando”.

(2 de octubre de 2020)

POEMA 5

¡ESTA ES MI CASA!

Esta es mi casa…

Esta tierra con sus valles,

con su sierra y su Huasteca,

con sus guisos y huapango,

sus bandas y carnavales,

sus leyendas de mineros,

el Xantolo y sus canciones,

chinicuiles en el Valle,

el Ximbó que sabe a gloria,

el carnaval de Calnali,

el Cantador de Nicandro,

los Prismas coro de roca,

Ángeles de piedra y agua,

esta es mi casa de bosques,

de coyotes y armadillos,

linces, pumas y conejos,

de agaves y ahuehuetes,

de cebada allá por Apan,

de peces en la Estanzuela,

en Atezca cielo y agua,

el canto de la Candelaria,

un rosario de agua clara

que baña mi casa entera…

Esta es mi casa…

que se inicia en Huapalcalco:

Quetzalcóatl en el inicio,

y en Tula vigilantes

del antes y lo que venga,

los Atlantes siempre atentos;

brújula hacia el infinito

cuidando muros de hierro,

mi casa sueño de estrellas…

Esta es mi casa…

aquí crecieron mis hijos,

aquí viven mis hermanos,

un hijo duerme por siempre

aunque vive en mis latidos,

y también duerme mi padre

que un día se fue para siempre,

y me ata a esta, mi casa,

el cariño y la nostalgia,

la tristeza de lo ido

y la alegría de mis niños,

el viento de Real del Monte,

las grutas de Tolantongo,

los pastes de papa y chile,

chinicuiles en septiembre,

mixiotes con salsa roja

y consomé con garbanzos…

Esta es mi casa…

y en ella camino y vivo,

en su cielo veo la luna

hecha de plata y de sueños,

y escucho el canto que viene

de un coro verde el Hiloche,

y el reloj de mi Pachuca

es redoble de tambores,

monedas que riega el viento

en mi ciudad mina vieja,

donde lloran los mineros

que perdieron el camino

y deambulan para siempre…

Esta es mi casa…

la misma de mi señora,

la misma de mis hermanos,

la misma de mis amigos,

que se escrituró una tarde

en que Dios nos dio destino

de gigantes como Atlantes,

de poetas como el viento,

fuertes como prismas piedras,

monjes por siempre en Actopan,

charros en potros de fuego

con el verde de los bosques

y la alegría de los niños

que juegan con los cometas,

y escriben en la noche

con luciérnagas de oro…

Esta es mi casa…

Y en estas horas de duelo,

de dudas y hasta de miedo

me va llenando los ojos

y el alma de grandeza

por tener como mi casa

esta tierra… que es mi casa.

(12 de febrero de 2021)

POEMA 6

HERMANO: VETE EN PAZ

Hermano, vete en paz

en esta hora de recoger las redes,

de terminar la senda

que el Señor te marcó,

te soltamos amarras

y que tu barca vaya

en ese mar que amaste

como inicio y fin.

Vete en paz buen hermano;

mucho duele en el alma

no escuchar ya tus risas,

ya no verte más,

pero una voz nos dice

que atento nos proteges,

que cuidas a tus hijos,

proteges a tu esposa,

y tus nietos sonrientes

disfrutan de tus cuentos,

y sigues muy temprano

corriendo contra el viento

caminando hacia el sol.

Vete en paz, hermanito.

Niño y hombre a la vez,

sentimos ya tu ausencia,

tu voz uniendo a todos

y calmando las tormentas

de tristeza y dolor.

Hermano, vete en paz,

cumpliste tu camino

y guardamos latiendo

tu recuerdo de hermano,

atento a nuestras penas

alejando el pesar.

Contigo levan anclas

horas de muy pequeño

en caminos de tierra

siempre junto a mamá.

Y así, mientras dure

esta luz encendida,

estarás con nosotros

convocando amoroso

a reunirnos felices,

sólo para abrazarnos

y entender que la vida

es tan breve y tan frágil,

que un día sopla la brisa

y el cirio se apaga

y ya no prende más.

Vete en paz, buen hermano,

no es más que un hasta luego,

cuando el Señor decida

otra vez estaremos

cantando allá en el cielo

donde ya vives Tú.

No te vayas del todo

porque nos haces falta,

cuando lleguen los males,

y como siempre hacíamos,

busquemos tu consejo.

Tu palabra que calma,

tu consejo, verdad.

Hiciste buen camino,

sembraste en buena tierra,

entregas buenas cuentas.

Hermano, vete en paz.

Y dile, hermano nuestro,

a nuestra madre amada

y a nuestro padre fuerte,

que estamos todos bien,

que Jorge, Yola y Maty,

lo mismo que Javier

y Edgar el pequeño,

ven crecer sus familias

con nietos muchos de ellos,

que les cuentan y dicen

de sus abuelos buenos

que viven junto a Dios.

Vete en paz, hermanito.

Me duele tu partida,

me lastima en el alma,

pero sé que nos miras

sonriente como siempre,

con esa bata blanca

que salvó tantas vidas,

que cantó con nosotros,

caminó con nosotros,

y que nos deja tristes,

tristeza como el mar…

Hermano, vete en paz,

que navegue tu barca

en el mar de tus sueños,

en las risas de tus nietos

en el llanto de tus hijos,

y el amor de tu esposa

y en este extrañarte

de todos con pesar…

Hermano, vete en paz.

Cumpliste con la vida,

con tu familia hermosa

con la voz del Señor…

Hermanito querido,

me duele y me conforta

ver que tu siembra es buena,

que cosechas ternura

y amor de la gente,

recuerdo de nosotros,

amor de tu familia,

por eso te decimos

con cariño y amor:

Hermano, lo mereces,

descansa siempre en paz.

(30 de abril de 2021)