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Palabra de vida cada 24 horas

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Palabra de vida cada 24 horas

LAGUNA DE VOCES

Apenas anochece, la vida ha sabido cumplir con su palabra de permitirnos vivirla por día, sin ningún otro compromiso, porque en ese caso se reduce a horas; pero, para un efecto práctico, es más sensato que sea 24 horas el límite convenido desde que nacimos, al soltar el primer llanto, celebrar la alegría de mamá y papá, la novedad de mirar un mundo al que fuimos invitados con quién sabe qué motivos, pero que entendemos tampoco es asunto que nos sea explicado todo y a detalle. Simplemente aparecimos provenientes de quién sabe dónde, y desde entonces hasta cerca de las siete de la noche del miércoles 23 de agosto de 2023, cuando ya la vejez real aparece, es decir la que traba las rodillas y el cerebro, entendemos por fin que, con ver el sol, la luz en estos nublados amaneceres, es más que suficiente.

A veces tenemos la seguridad absoluta de que habrá, en el último instante, un momento mágico que nos acerque a la realidad de todo lo que hemos considerado una simple escenificación, con actores invitados, actrices, público que nunca tiene rostro, pero que está ahí, justo en las butacas donde, se supone, todos tendremos oportunidad de pasar, sin preocupación de ningún tipo.

Pero otras no, y nos da por creer que la luz se apagará, cerraremos los ojos, haremos algún rictus de despedida, y después la noche eterna, hasta que otra vez recibamos la invitación para regresar a escena. Sin embargo, esa simple posibilidad deja de ser divertida cuando nos acercamos más y más a la orilla del puente.

Las nubes cargadas de lluvia se acercan al ventanal que da al jardín, donde se pasean algunos difuntos que sonríen a cada rato, que dan la certeza de un montón de cosas, y más que certeza, consuelo para no ponernos tristes y aceptar la nada como última morada. Espero que no sea así, pero creo que todos lo esperamos, aunque usemos frases grandilocuentes en que calificamos a la vida como un ciclo, una etapa, un momento fugaz en la memoria eterna de las estrellas.

Todo esto que se asoma seguirá ahí cuando uno se vaya, cuando el hoy poderoso se vaya, cuando cada una de las personas que nos acompañaron en el viaje reciba la invitación personalizada. Todo seguirá, todo cambiará también, pero todo seguirá, rumbo a quién sabe dónde, tampoco por qué, pero las tardes con nubes hacen que de pronto regresemos a esa pregunta eterna que nunca tendrá respuesta.

Y pensar que con bastante regularidad ocupamos buena parte de nuestro tiempo en seguir de cerca las aventuras del poder, los vericuetos de la política, la locura absoluta de los que, tal vez con el temor que siempre tenemos a desaparecer, de pronto se convierten en seres eternos, cercanos a ser dioses, aunque, bien que lo saben, no es así, porque solo un verdadero orate puede creer que pasados cinco, 10, 20, 30, 40, y en el extremo de esas posibilidades 50 años, alguien los recordará, guardarán su memoria, velarán por su legado histórico. No es cierto, nadie trasciende a su tiempo legal y simple, que aceptó al momento de abrir los pulmones y llorar.

Pero divierten.

Son graciosos, por su necedad en aferrarse a la eternidad; por su necedad a creerse sus propias mentiras. Por su necedad a no mirarse como son, lo frágiles igual que todos, lo desvalidos igual que todos, lo terriblemente solitarios como para querer acompañarse ellos mismos en una eternidad.

Mil gracias, hasta mañana.

Mi Correo: jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

X: @JavierEPeralta