Padres tóxicos (Segunda parte)

DE CUERPO ENTERO
 
En 1994 en México se inició con una nueva política pública llamada: “riesgo reproductivo”, que enarbolaba no solamente la planificación familiar que el IMSS ya había caminado por varios años, sino elementos fundamentales de educación de la sexualidad e iniciaba una carrera muy lenta y difícil de los derechos de las mujeres y de los niños.

Al paso de los años y con la injerencia de grupos radicales que siempre han levantado como estandarte único a que todo lo que implique educación sexual solo le corresponde a la familia, se ha detenido un proceso que venía creciendo satisfactoriamente. Es de importancia anotar que la Ciudad de México sí ha avanzado en los diversos derechos de los seres humanos, siendo como una isla perdida en el mar donde se viven con grandeza muchas libertades, como las de las personas con preferencias sexuales diferentes.
¿Es la familia el lugar más seguro y el único para educar en la sexualidad?
Es evidente la respuesta afirmativa a botepronto, sin embargo, cuando vemos que el 70% de los casos de abuso sexual ocurren dentro de los hogares donde supuestamente es el refugio supremo de los menores; cuando sabemos que el 25% de los matrimonios “bien casados” están ahora mismo en proceso de divorcio, y eso sin contar a los que solo se juntaron y ahora se quieren separar; o cuando sabemos de los altos porcentajes de violencia intrafamiliar y de alcoholismo, es cuando ponemos en duda que las familia en su totalidad sean el lugar idóneo para el desarrollo de los menores. Sobra decir que la mayoría sí lo son, pero justamente en esa tarea de no saber cómo ser padres, se finca la toxicidad de los padres.
PARADIGAMOS HISTORICOS DE LOS PADRES
– “Mis hijos sabrán pagar todos mis esfuerzos que hago para que tengan una buena escuela.”
– “Me he sacrificado tanto, que una vez que salgan de la universidad todo será relax”.
– “Yo que lave ajeno para que estudiara, no creo que ahora que ya trabaja y tiene mujer la prefiera a ella”.
Muchos padres creen que los hijos son inversiones y que aun sin abonar mucho en sus vidas, serán merecedores de los mejores beneficios de los hijos cuando ya trabajen; creen a pie juntillas que su rol en la vida de sus hijos es para siempre, por lo que pueden y deben participar en todos los eventos de los hijos porque “por eso son sus padres”, e inclusive seleccionar sutil o abiertamente a los prospectos para la boda.
Muchos padres no pueden imaginar sus vidas con sus hijos alejados, porque si es posible reparten terrenos pegados al suyo, para tenerlos a buen recaudo.
Todo esto que forma parte de la toxicidad de los padres a los hijos, se ha repetido siempre con la convicción total de que es un acto de intenso amor paterno.
El ser padres tóxicos genera inevitablemente hijos sazonados en líneas semejantes. Se trata de los hijos “adolescentes” que permanecen en casa ya con más de 30 años de edad, porque esta dependencia se convierte en apego enfermizo, que hace que los proveedores –padres ya viejos- sigan trabajado para siempre para que los hijos no los abandonen, y porque los mismos padres tiene miedo de quedarse solos. Familias “clanes”, “muéganos”, que viven haciéndose daño, pero con una coraza de seguridad ficticia.
Y allí van las familias encerradas en un núcleo donde los padres tóxicos impiden el crecimiento emocional de los hijos, y estos asumiendo roles paradigmáticos: mayores de edad biológicos, pero niños en su hacer y comportamiento.
RETOS PARA LOS PADRES
Reconociendo que no existe “manual” confiable que nos instruya cómo ser buenos padres, debemos reconocer primero que debe existir vocación y actitud ante este reto, y tener muy claro los siguientes pasos fundamentales:
Primer paso:
CRIAR. Más allá de la emoción de que ya viene el primer hijo, de la ensoñación del nombre y de los padrinos para el bautizo, es enfrentar aquellos primeros meses de vida donde la crianza es un verdadero reto: biberón, pañales, dormir muy poco, el llanto que no para y el médico que no contesta el teléfono, el encierro etcétera. Sin embargo, pasa rápido porque los hijos crecen como las plantas: diariamente.
Segundo paso:
FORMAR: La reiterada reflexión de que los valores, de que la educación de la sexualidad debe darse en la familia, en la casa, entra en este paso fundamental. Formar significa inculcar aquellos valores que para los padres deben ser fundamentales: honradez, formalidad, lealtad, puntualidad etcétera. Y estos tendrán el peso significativo en la medida que sean congruentes con el comportamiento en vivo de los padres-adultos.
Tercer paso:
ACOMPAÑAR: Los valores sembrados fluirán sin tropiezo en el corazón de los niños, porque están ávidos de aprender caminos verdaderos, y nos quedará acompañarlos en su desarrollo y crecimiento en las escuelas que a nuestro buen juicio y poder les brindemos; acompañar significa una comunicación constante, generosa para poder corregir y orientar en el momento de riesgo como la etapa de la adolescencia.
Cuarto paso:
SOLTAR: Probablemente sea el paso más difícil, el cortar el cordón umbilical, y como las aves invitarlos a que vuelen, a que el único límite es el firmamento, y a que hay tierra más allá de los mares. El joven del siglo XXI con las comunicaciones a su favor debe aspirar a las cimas más elevadas del mundo. Sin embargo, es justamente en este paso donde suele cerrarse el circulo con un engrane total de toxicidad. El miedo de los padres es tan atroz que suele impedirles su despegue utilizando el soborno y el chantaje. De esta manera se teje la historia que bien sabemos y ya hemos descrito.
QUINTO PASO: No existe, no debemos esperar que los hijos regresen, y solo nos debe bastar el saber que triunfan, y si no, ayudarlos en la medida que se pueda, sin desgarrarse las vestiduras generando el otro problema que ya existe: abuelos pobres y dependientes.
Los hijos se tienen por amor y elección, no por inversión.
(Continuará)
 

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