57 días en prisión. Ese fue el tiempo en que Juan José Esparragoza Monzón, hijo de uno de los principales capos del narcotráfico en México, estuvo en manos de las autoridades. Los gobiernos local y federal creen que El Negro, como apodan al presunto delincuente, se fugó la tarde del jueves de una prisión de Culiacán junto a otros cuatro integrantes del crimen organizado.
El personal de la cárcel de Aguaruto, en la capital de Sinaloa, ya ha puesto en marcha un operativo para rastrear a quien se considera uno de los operadores financieros del Cártel de Sinaloa, una organización que dirigió su padre, Juan José Esparragoza Moreno El Azul. El Gobierno de EU ya había requerido la extradición del prófugo, de 45 años.
Las autoridades estatales y federales no revelaron cómo fue la fuga de El Negro Esparragoza. Sin embargo, confirmaron que el recluso había estado presente la mañana del jueves en el primer pase de lista dentro de la prisión.
Renato Sales, el comisionado nacional de seguridad, hizo pública la detención de El Negro Esparragoza el pasado 23 de enero. Las fuerzas federales lo habían detenido cerca de Culiacán junto a su guardaespaldas.
El Gobierno de Enrique Peña Nieto había puesto al hijo de El Azul en la lista de los 122 criminales más buscados de México. Las autoridades informaron a principios de este año de que Esparragoza Monzón coordinaba una red de tráfico de drogas además de blanquear recursos para la organización criminal a través de diversas propiedades y empresas en Baja California, Baja California Sur, Jalisco, Querétaro y Sinaloa.
La defensa de Esparragoza Monzón frenó por la vía legal el traslado del presunto narcotraficante a una prisión de alta seguridad. Los letrados lograron que el hijo de uno de los capos más influyentes de la región permaneciera en una prisión de vigilancia media que ya registraba severas fallas de seguridad. En diciembre de 2016, dos prisioneros se habían evadido de ese centro penitenciario. Uno de ellos era un secuestrador.
La fuga de El Negro se suma a la leyenda de la familia Esparragoza. Hace menos de tres años, las autoridades trataban de confirmar la muerte de El Azul, uno de los pilares del Cártel de Sinaloa. Un informante había dicho que el narcotraficante había sufrido un infarto y fue incinerado en junio de 2014. El Gobierno no pudo corroborar la versión, por lo que la recompensa que se ofrece por su cabeza sigue vigente.