¡Que vivan los estudiantes, jardín de nuestra alegría!
(Violeta Parra)
Que triste luce Pachuca sin sus amados estudiantes. Sin sus risas, sin sus pláticas en el espacio y transporte público, la ciudad cae en letargo, no muere porque los pachuqueños no lo permiten, pero se nota que padece la ausencia del estudiantado, las calles lucen más tristes, las papelerías y ciber cafés, disminuyen sus ventas, las casas que rentan a estudiantes quedan vacías o habitadas únicamente por los dueños.
El paro de labores en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) no sólo ha paralizado a la universidad, sino que ha detenido a Pachuca, cosa que sucede sólo cuando los estudiantes están en vacaciones de verano o invierno. Situación atípica provocada por los oídos sordos de la autoridad representada por Octavio Castillo Acosta, rector de la máxima casa de estudios, así como la negligencia del presidente del Consejo Estudiantil Universitario que encabeza Esteban Rodríguez Dávila y el actuar de la ahora ex directora del Instituto de Artes (IDA), María Teresa Paulín Ríos (sólo un mes duró en el cargo).
El problema que pudo resolverse en un primer momento, cuando los estudiantes del IDA pedían sólo la renuncia de Paulín, ha escalado a gran magnitud, pasó a la renuncia de Esteba, Octavio y a la petición de que salga de una vez por todas, el Grupo Universidad que encabeza Gerry Sosa, mejor conocido dentro de la institución como “el licenciado”. Y el intento por criminalizar a los manifestantes ha sido fallido porque la población en general sabe y conoce la forma en que el Grupo Universidad llegó para adueñarse de la institución.
Porque a estas alturas comportarse de forma salamera con discursos superfluos, apelando la grandeza de una institución para tratar de desviar la atención a los problemas internos que enfrenta, es una estupidez que no deberían cometer perfiles de experiencia y gran calibre dentro de la UAEH, ni siquiera por órdenes de aquél al que todos le dicen “el licenciado”.
No vamos a aminorar los lugares que tiene la universidad en el ranking internacional, ni vamos a hacer a un lado la grandeza que tiene, porque sería simplemente escupir para arriba y denostar el trabajo que realizan brillantes catedráticos, doctores e investigadores, así como alumnos y alumnas dentro de la máxima casa de estudios, demeritar eso sería hacer a un lado el gran trabajo que realizan administrativos e intendentes, porque al final del día la universidad se sostiene por este tipo de perfiles.
Pero tampoco debemos perder de vista, ni vamos a evitar cuestionar lo que sería esta universidad sin los maestros barcos, sin los violentadores, sin los acosadores, sin las amenazas de los protegidos y corruptos a los trabajadores que hacen muy bien su trabajo, no podemos evitar cuestionar qué tan grande sería la UAEH si no tuviera las autoridades sordas y corruptas que tiene, hasta dónde hubiera llegado si los recursos se hubieran invertido a favor de los estudiantes y no de un negocio que parece que beneficia a un grupo en particular.
Es vergonzoso que con todas las empresas universitarias, con las cafeterías, con la industria quesera, la textil, seguridad privada y otras que opera (porque hasta oxxos tenía dentro), además de los servicios por los que cobra, no haya oportunidad de bajar las cuotas de inscripción y por el contrario se incrementan año tras año.
Qué sería de nuestra amada casa de estudios si la violencia educativa no existiera, si no hubiera impunidad ni amenazas a expresar lo que sucede, si no hubiera perfiles podridos protegidos, si en verdad se garantizara el respeto al alumnado y el respeto a los trabajadores. Porque el haber ocupado al personal para agredir a estudiantes ha sido la más grave falta de respeto hacia esta gente que debió estar en todos lados menos a las órdenes de un grupo porril que pensó que podía repartir palos y luego echar culpas.
A todos aquellos que se preguntan “¿Qué hubiera sido la UAEH sin el Grupo Universidad?” deberían replantear su reflexión y preguntar: ¿Qué sería de la universidad sin sus estudiantes? Porque independientemente de los argumentos, la realidad es que podemos imaginar una UAEH sin ese grupo, pero de ninguna forma podemos imaginar una UAEH sin estudiantes.
Y no volvamos a caer nuevamente en el discurso vano de “hubieran denunciado”, “ahí está el defensor universitario”, “ahí está el Consejo Estudiantil”, porque por la experiencia de muchas generaciones se sabe que alzar la voz dentro de la universidad era y sigue siendo motivo de represión, con amenazas de consejos de personal que dice: “mejor ni le muevas, fulano o fulana está protegidx y te van a expulsar”, una campaña de MIEDO articulada en toda la estructura de la amada universidad, miedo que carcome a los mejores perfiles y protege a la escoria que sigue cobrando puntualmente bajo las órdenes del licenciado. Un miedo que fomenta la injusticia de la que miles y miles de estudiantes por generaciones, han sido testigos.
De acuerdo con el Inegi, en el ciclo escolar 2022-2023 en Hidalgo se tuvo una población de 106 mil 502 estudiantes de nivel superior en toda la entidad, y de acuerdo con el informe de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) en este ciclo escolar se contó con una población de 38 mil 714 alumnos en nivel licenciatura de los cuales sólo 2 mil 601 estuvieron en el Instituto de Ciencias Agropecuarias (ICAP); es decir que alrededor de 36 mil 113 estudiantes de la UAEH acuden o viven en la zona metropolitana de Pachuca.
Es tiempo de una nueva universidad, sin miedos, con libertad, con justicia, con perfiles que en verdad vean por ella y no por intereses particulares. Una universidad sin porros en el Consejo Estudiantil, sin escoria en sus pasillos, ni en sus oficinas, una universidad limpia que garantice el desarrollo pleno del estudiantado, una universidad que no tolere acosadores, que investigue y castigue a los violadores y agresores sexuales. Hoy se requiere de una universidad conformada por todos los buenos perfiles que hay dentro de ella, gente que se gana su espacio con trabajo y mérito y no lambiscones buitres al acecho que sólo buscan seguir cobrando a costa incluso de la traición a sus compañeros.
Hoy todos podemos imaginar una universidad sin el Grupo Universidad, hoy todos esperamos una universidad LIBRE, verdaderamente libre, sin amenazas, sin violencia psicológica, social, académica, ni laboral, sin compadrazgos ni corrupción. Lo que no podemos imaginar es una UNIVERSIDAD sin sus estudiantes.