
No fueron los atletas
Por: El Pequeño Timmy
En la lógica presidencial, un artista estaría muy bien preparado para dirigir una secretaría de cultura, un doctor la secretaría de salud, y así cada cual con el perfil requerido. Esta lógica a todos parece “lógica” debido a que creemos que no hay mejor persona que conozca el campo que “el experto del campo”, pero de ahí a saber administrar, generar políticas, pensar en alcances, trazar metas con objetivos claros e inversiones útiles, es muy complicado, a veces hasta para un administrador.
Por eso la imposición de Ana Gabriela Guevara a la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE) no sonaba tan descabellada, una atleta que antes había denunciado corrupción dentro de la federación de atletismo, y que había sido víctima de un sistema podrido y corrupto, sonaba buen perfil para el puesto federal que le dio la Cuarta Transformación.
Pero a diferencia de lo que cree el presidente AMLO, no todo el pueblo es bueno, ni todo el pueblo es sabio, hay gente con conciencia que al estar al frente de un puesto público piensa en lo que padeció siendo pueblo, nunca olvida sus raíces ni el camino que le tocó recorrer y trabaja políticamente para llegar a buenos acuerdos y excelentes resultados desde la cúpula del poder, no para sí misma sino para el bien común; sin embargo, también están las lacras que en lugar de conciencia despiertan su ambición y dicen “hoy me toca a mí y que se joda el de abajo”, “ya me tocaba servirme con las manos llenas”.
Hoy toda la problemática que arrastra Ana Guevara no se debe a la supuesta grilla política sino a sus pésimos resultados, el fracaso de México en los juegos olímpicos de Tokio (algo que no es nuevo) en esta ocasión no se debe a los atletas y nuevamente podemos culpar a las políticas públicas que deberían impulsar el deporte, apoyar a los atletas y brindar un excelente representación de atletas de México en un encuentro mundial.
Y sí, siempre habrá monos de la ultraderecha que saldrán con frases tan estúpidas y cargadas de ignorancia como: “medallero en el sistema neoliberal” o “medallas con gobiernos corruptos”, como si la corrupción o el sistema neoliberal fueran los impulsores de los medalleros olímpicos, se trata de trabajo al interior, no se trata de una ideología o de otra, sino de un apoyo real y eficiente a los deportistas.
Lo malo no está en detectar la corrupción y los millonarios desvíos de dinero que ha habido dentro de las instituciones a través de los diversos fondos, lo malo tampoco está en la desaparición de esos fondos de los que muchos se hicieron de recursos propios, sino en que se tapa un hoyo para destapar otro; es decir, les quito y no les doy ni siquiera de forma directa, sin intermediarios. La corrupción que en México se sembró por décadas tiene raíces profundas y hoy, tristemente, dudo mucho que AMLO pueda con ellas.
Hoy Ana Gabriela Guevara debería recobrar la valentía con la que denunció las atrocidades de la Federación de Atletismo, debería tener un poco de congruencia e intentar rescatar un poco de dignidad (si es que aún le queda), porque la ausencia de medallas no se debió por completo a los atletas sino a la falta de motivación, a las complicaciones que muchos tuvieron, a las negligencias por parte de la CONADE, a la falta de apoyo y de solidaridad como deportista de la que hoy es funcionaria pública. Hoy Ana Gabriela debería renunciar y dejar el cargo a quien sí lo pueda aprovechar para impulsar el deporte y a los atletas
Ana Guevara la atleta que dio una medalla de plata a México en los Juegos Olímpicos de Atenas en 2004, mostró que nunca podrá tener un oro, que siempre tendrá un segundo lugar, tanto en el deporte como en la administración y conducción de este, hoy la culpa no fue de los atletas, sino de una carta más que le queda a deber a la Cuarta Transformación y al sueño de proyecto de Nación del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Desgraciadamente no siempre el perfil idóneo se encuentra dentro del sector, o quizá sí pero no se ha descubierto aún. Y que quede claro, la culpable no es culpable por ser mujer, argumento por el que varios quieren evadir las críticas contra la titular de la CONADE, es culpable por la negligencia que otros atletas denunciaron, es culpable por la falta de apoyos, insumos, es culpable por la mala administración del organismo federal que encabeza, es culpable por haber conocido la miseria y al llegar al poder olvidarse de la atleta discriminada, señalada, observada, y relegada que alguna vez fue, para convertirse en la pisoteadora, déspota y corrupta que alguna vez criticó.