OPINIÓN

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Que vengan las disculpas

POR: EL PEQUEÑO TIMMY

Más de dos años pasaron para que al diputado local que se sintió emperador cuando fue presidente de la Junta de Gobierno del Congreso Local, se le viera consumado, para que reconociera en la máxima tribuna del estado de Hidalgo que en su momento le faltó al respeto a compañeras diputadas, agresiones que en su tiempo negó de manera categórica y cobarde. 

El diputado cuyo nombre ha quedado sumergido en la miseria que deja la arrogancia y la soberbia de sentirse pero no ser “superior”, nuevamente ha dejado ver la nariz de Pinocho, una marioneta manejada por un patrón de carne y hueso que se encuentra recluido en la sombra de un penal. 

La verdad siempre saldrá a flote, hoy las ofensas que acusaron Diputadas de distintas fracciones  partidistas, las patanerías y la nada caballerosa forma de actuar del diputado, ha sido reconocida por él mismo como si se tratara de una sesión de mitómanos anónimos; lamentable es que haya tenido que ser al calor de una discusión donde el cobarde se atrevió a levantar la voz para denunciar actos similares a los que cometió cuando tuvo el poder, que por cierto, no pudo ejercer. 

En fin, así es esto de la vida cuando te fabricas un pedestal de mentiras tras sentir el soplo de vida política después de tantos años guardado en un sarcófago de olvido, hoy la trayectoria de Baptista Ricardo Raúl, ha quedado en evidencia, son otros tiempos, y ahora hasta es cuestionable la forma en que gobernó Tula, en tiempos sin redes sociales ni medios de comunicación que mostrarán el lado oculto y nefasto de un hombre que ahora, por causas de fuerza mayor, tiene que aceptar que mintió y que cometió infinidad de errores. 

Por otro lado, a las Diputadas que ofendió, que quiso hacerlas ver como mentirosas, retoman más credibilidad de la que ya tenían y acumularon durante su trabajo en la 64 Legislatura, donde a diferencia del diputado sí tuvieron la presidencia de una Comisión Permanente de Estudio y Dictamen, además de participar en otras, es decir, ellas sí trabajaron.

Alguna vez este diputado se atrevió a decirle a un reportero que le dijera a su jefe que le enviara mejores preguntas y el reportero respondió: “mejor dígale a su patrón que le dé mejores respuestas”, hoy la vida como siempre, va acomodando todo en su lugar, algunos siguen escribiendo en su redacción, y otros aceptan que mintieron en entrevistas, que en realidad sí le faltaron el respeto a sus compañeras y todo en la máxima tribuna del estado de Hidalgo.

Ingenuamente podríamos pensar que el legislador al que se le encogieron los sacos, trataba de rescatar un poco de dignidad y que buscaba reivindicar su imagen, pero a estas alturas, con su proceder mañoso, mentiroso y carrancero, no es creíble. Al contrario, nuevamente muestra lo mezquino que se puede ser con tal de “figurar” al menos un poco en el escenario político hidalguense, fingiendo arrepentimiento, reclamando actos similares a lo que había él había cometido a su homólogo.

Que vengan las disculpas aunque no sean ciertas, que se vayan los que se tienen que ir, que salgan las mentiras y que en la historia se escriba lo miserable que se puede llegar a ser cuando se revive en la política en tiempos muy diferentes a los que se brilló. 

Nada le queda a este diputado que se cobijó con la 4T violando los tres mandamientos de su profeta: mintió descaradamente a la prensa, a los diputados y Diputadas, y al pueblo;  traicionó al pueblo al que le prometió obras y no les cumplió, que traicionó a su palabra, que traicionó los ideales de Morena y al movimiento feminista; y  robó o al menos no comprobó más de 1 millón de pesos observados por la Auditoría, este último no nos consta pero tampoco se ha demostrado que tenga las manos limpias. De pena ajena ¡caray! 

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