Ópera, producción y arte mexicano en “El juego de los insectos”

El estreno mundial de la obra de Federico Ibarra, orquestada y escenificada, reúne los talentos de Claudio Valdés Kuri, Raúl Falcó, Julián Robles y Guido Maria Guida; estará en Bellas Artes en junio

En uno de los salones de la Ex Esmeralda se construye un sueño: el estreno mundial de la versión orquestada y escenificada de la ópera “El juego de los insectos”, del maestro Federico Ibarra. Claudio Valdés Kuri, uno de los directores mexicanos con mayor proyección internacional, el equipo creativo, cantantes, bailarines y actores han ensayado desde hace meses en diferentes espacios. En un jueves les ha tocado venir al centro; el calor dentro y fuera del lugar es extenuante. Preparan una escena con el Vagabundo y el reino de las hormigas. Imponente, Joaquín Cosío exclama con firmeza: “¡Los humanos nos creemos los reyes de la creación!”.
Las hormigas (los cantantes Raúl Román, Rodrigo Garciarroyo y Norma Vargas) lideran a sus soldados que están a punto de enfrentarse a un destino fatal. Su canto lo colma todo. Son voz y son actitud. Los pasos de los insectos retumban en el salón. Joaquín Cosío, el Vagabundo, los rodea amenazante. Valdés Kuri y todos los asistentes y creadores hacen anotaciones sobre partituras, se consultan unos a otros, toman decisiones. Es la cocina de un sueño y el aroma que comienza a surgir promete ser un deleite.
La escena final con las hormigas se construye paso a paso. La mezzosoprano Norma Vargas, la Ingeniero, es dueña del espacio. Todos corren de un lado a otro. El drama está en la voz, en el cuerpo, en la gesticulación. El vagabundo se acerca y crece la tensión. Valdés Kuri pide acentuar la expresión corporal. Se da la última nota. Se aplauden, se felicitan, se reparten sonrisas. “¡Muy bien! Faltan muchas cosas, tenemos que hacer varios ajustes, pero vamos muy bien”, dice el director escénico a los artistas que secan el sudor como un atleta que acaba de llegar a la meta, satisfecho.
 
El origen del proyecto
“El juego de los insectos” fue escrito por Ibarra entre 2007 y 2008; está basada en la obra teatral homónima checa de los hermanos Karel y Joseph Kapek, cuenta con libreto de Verónica Musalém, y fue estrenada en 2009 en versión para piano en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. El montaje comenzó hace un año cuando el productor general, Julián Robles, y el productor musical, Raúl Falcó, buscaron al director de orquesta Guido Maria Guida para presentarle el proyecto. El músico italiano conocía poco la obra de Ibarra, uno de los compositores que más ha dedicado su obra a la ópera, pero conocía bien a Falcó, con quien, dice, tuvo una gran experiencia al llevar a escena “El anillo del Nibelungo”, de Wagner.
“Raúl Falcó me habló de la maravillosa música de Federico Ibarra desde hace tiempo y me propuso trabajar en esta ópera. Desde hace meses estoy estudiando la obra, he escuchado lo que existe, pero tengo mis propias ideas. Ya comenzamos los ensayos con los solistas y ha sido maravilloso tener tiempo para prepararla. Es una partitura interesante y es genial en lo dramático y en lo teatral. El libreto en español está muy bien logrado, es una historia realmente dramática, con cinismo e ironía, con un sabor agrio; pero también tiene gran lirismo en la parte de la crisálida y las mariposas del epílogo. El maestro ha logrado perfectamente dar distintos caracteres a los personajes, marca los contrastes entre la parte subterránea y política, con lo que representan las crisálidas”, explica en entrevista exclusiva con EL UNIVERSAL.
De acuerdo con Guida, la obra puede recordar a Stravinsky, Bartók, Saint-Saëns, pero consigue una gran personalidad, con un perfume de música latina. “No soy mexicano, pero espero darle ese aire que está escrito. Es una partitura muy compleja, con muchísimos personajes, ¡son 18! Creo que es uno de los elencos más grandes con los que he trabajado en toda mi vida. Hicimos aquí ‘La mujer sin sombra’, de Strauss, y tenía un gran elenco, pues éste es todavía más grande. Y tengo que decir que el elenco es de gran nivel, todos mexicanos, con un gran nivel vocal que nos confirma que en México hay muchas voces. No ha sido fácil tampoco para el director de escena. Es una ópera como una gran metáfora de la vida, de la sociedad”.
“El juego de los insectos” aborda las complejidades de una sociedad mediante insectos: hormigas que trabajan para la guerra o mariposas burguesas indiferentes a la realidad social. Los insectos muestran los peores defectos de la humanidad. Para Ibarra es una crítica social al actual estado de cosas, desde la actitud de los adolescentes y adultos, hasta las guerras, el calentamiento global y la degradación del medio ambiente.
La obra cuenta con un elenco de 18 solistas: Orlando Pineda, Enrique Ángeles, Rosa Muñoz, Diana Mora, Gabriela Thierry, Jacinta Barbachano, Penélope Luna, Alberto Albarrán, Ge rardo Reynoso, Luis Rodarte, Mauricio Esquivel, Cynthia Sánchez, Rogelio Marín, Raúl Román, Garciarroyo y Vargas; además cuenta con 11 actores liderados por Joaquín Cosío; tres bailarines aéreos, 17 bailarines, así como 30 miembros de la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea y de la Escuela Nacional de Arte Teatral, así como voluntarios, más 70 cantantes de coro. En total, alrededor de 150 artistas en escena, y la Orquesta del Teatro de Bellas Artes.
La escenografía correrá a cargo de Auda Caraza y Atenea Chávez y la iluminación de Víctor Zapatero, la escenografía es de Jerildy Bosch, con la coreografía de Alicia Sánchez y Bárbara Foulkes para la danza aérea.
“Hace tiempo que estamos en donde se puede, en la Escuela Nacional de Arte Teatral, en el Teatro Julio Castillo, en el Ex Esmeralda. Es un elenco muy grande, son 70 del coro, más 18 solistas, actores, bailarines, voluntarios. ¡Y había muchos más! Pero teníamos que poner semáforos en los pasillos, así que tuvimos que reducir porque iba se iba a complicar acomodarlos en escena y en los camerinos. Ha habido mucho trabajo de parte de todos”, explica Claudio Valdés Kuri.
Cuenta que ha tenido que trabajar muy de la mano con las responsables de la escenografía. “Ha sido muy interesante porque hay escenas que ya están preconcebidas, pero hay otras que están en diálogo con la escenografía así que estamos creando las dos cosas al mismo tiempo, no me había tocado trabajar así a este nivel. Además tenemos que tener en cuenta los retos del Palacio de Bellas Artes. Respecto al vestuario puedo decir que está inspirado en los insectos, aunque ni el vestuario ni la actuación son propiamente de insectos, es decir, son reflejos de humanos en insectos. Estamos hablando de vicios humanos reflejados en los insectos. Lo importante ha sido buscar que todos tengan un lenguaje común, no sólo que separemos a los cantantes de los bailarines. Estoy realmente feliz porque todos están muy dispuestos, he podido trabajar muy bien con todos los cantantes. Creo que todos están haciendo mucho más de lo común y es fantástico”, explica Valdés Kuri.
El productor Julián Robles, que ha trabajado en grandes montajes como Bozal, de Richard Viqueira, explica que se trata de una coproducción a través del estímulo fiscal Efiartes, en la que participó una tienda departamental, con el INBA. “Es una producción realmente enorme, es muchísima gente, los convoqué e hicimos los acuerdos con el Instinto. Antes de esto hicimos volar al público (con ‘Bozal’), ahora quería hacer algo más grande, así que me propuse esta ópera porque es extraordinaria. Un par de veces me han dicho que estoy loco. Es muy importante producir con la iniciativa privada y yo apelaría a que los estímulos fiscales fueran más culturales y menos comerciales. No olvidemos que esto es una ópera mexicana con elenco mexicano”, cuenta.
Valdés Kuri celebra la labor de Robles porque, asegura, producir proyectos exclusivamente culturales es muy difícil: “Me parece que este es el primer trabajo de grandes dimensiones que se realiza a través de Efiartes y además cuenta con una coproducción. Es realmente estimulante estar en una producción de esta naturaleza. Para darle la dignidad que el arte merece, se necesita de la unión de varias fuerzas, y esto es un ejemplo de ello”.
Y ante la construcción de este gran sueño, Federico Ibarra se dice contento y agradecido, pero espera que haya más interés en la obra de compositores mexicanos. “Las instituciones tendrían que estar apoyando este tipo de cosas. Sé que hacer ópera es extraordinariamente caro y por eso siempre están pensando en poner los mismos títulos para resarcir un poco tanto gasto. Habrá óperas que cumplan con el objetivo, pero se tiene que recuperar el pasado musical y enriquecer el patrimonio musical de México”.
Si bien celebra la coproducción entre lo privado y lo público, hace un llamado de atención: “He visto que los productores de teatro están más interesados en lo que ganó Efiteatro y me parece muy bueno que exista el estímulo fiscal, pero entonces ¿las instituciones nada más levantan las manos y dan teatros? El Estado no puede desligarse de todo; el teatro, como todas las artes, debe tener una conducción. Yo no puedo más que estar realmente muy contento, pero estoy advirtiendo un peligro, que el Estado lo único que haga es aportar los espacios, y eso no puede ser”.
“El juego de los insectos” fue escrita por Federico Ibarra hace una década, y estrenada en 2009 en versión para piano en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. Casi diez años después se presentará los días 3, 7, 10 y 12 de junio en el Palacio de Bellas Artes.

Related posts