Omar Fayad, una oportunidad para el desarrollo del Estado de Hidalgo

Hidalgo necesita un cambio radical en la administración pública, una remodelación de la misma, una modernización completa. Un nuevo gobierno que realmente desee sacar del atraso al Estado de Hidalgo

 

Finalmente se abrió el “Telón” del teatro y Omar Fayad será el candidato de unidad del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la gubernatura del Estado. Los tres candidatos internos más sonados fueron David Penchyna, Omar Fayad y José Antonio Rojo, aunque los favoritos de Bucareli siempre fueron Omar Fayad y Nuvia Mayorga.

 

Ahora, ante la falta de verdaderos adversarios, no como Xóchitl Gálvez quien al final confesó que “toda su vida” ha vivido en la Ciudad de México para poder ser candidata y ganar las elecciones en la Delegación Miguel Hidalgo, sino como el desaparecido José Antonio Tellería, el empresario pachuqueño que por primera vez llevó al Partido Acción Nacional (PAN) a ocupar la Alcaldía de Pachuca, lo que resta de aquí a las elecciones será una puesta en escena de una campaña electoral sin rivales, pero donde se derrocharán los recursos públicos en manos de los partidos, todo para justificar un proceso democrático de elección, pero sin una oposición real.

 

Desde ahora, al menos que se produjera algo insólito, Omar Fayad será el próximo gobernador del Estado de Hidalgo. Atrás se quedaron, al menos por ahora, los sueños del Senador David Penchyna que seguramente ocupará alguna Secretaría de Estado como premio de consolación en algún momento. Pero mientras esto sucede, de nuevo los sueños de la mayoría de los hidalguenses, porque el nuevo gobierno contribuya a cambiar su situación actual y a mejorar su nivel de vida, se reviven una vez más.

 

Hace 20 años consideré en un trabajo de investigación que realicé para Instituto Hidalguense de Educación Media Superior y Superior (IHEMSYS), que “por su ubicación geográfica, Hidalgo”, un Estado que “posee una gran variedad de recursos naturales sobre una superficie que abarca a penas el 1% del territorio nacional con sus 20 502 Km2, divididos en tres zonas climáticas delimitadas por la presencia de la Sierra Madre Oriental, quien lo protege de los vientos húmedos del Golfo de México”, tenía un gran potencial de desarrollo.

 

Hoy sigo pensando que ese potencial sigue intacto, sólo requiere de un gobernador con visión para impulsarlo y sacarlo de su atraso. En 20 años, el Estado de Hidalgo sólo ha pasado de ser el quinto con mayor retardo en su desarrollo a ser el sexto, pese a que durante estos años se han construido escuelas y universidades que duplican las existentes en 1994.

 

Hidalgo necesita un cambio radical en la administración pública, una remodelación de la misma, una modernización completa. Un nuevo gobierno que realmente desee sacar del atraso al Estado de Hidalgo no puede seguir administrando el funcionamiento de las secretarías del Estado como si se tratara de una Haciendo, poniendo capataces o empleados fieles frente a ellas, por compromiso o por lealtad.

 

El gobierno de Omar Fayad deberá intentar, al menos, poner a un lado a todos los que hasta hoy se han enquistado dentro de la administración pública y han frenado el desarrollo del Estado. El éxodo de miles de hidalguenses que se han visto obligados a emigrar en los últimos 50 años, por la falta de oportunidades de trabajo, sólo se puede frenar en la medida que se puedan integrar las universidades y los diferentes sectores de la economía hidalguense a cadenas de valor, en la medida en que exista una mayor articulación entre la producción agrícola y las grandes tiendas ya establecidas en las principales ciudades del Estado, entre éstas y las pequeñas industrias locales manufactureras.

 

Omar Fayad será el próximo gobernador del Estado de Hidalgo, sin duda alguna, el problema es sí se dedicará a administrarlo durante 6 años, a realizar giras internas e internacionales, o en realidad está dispuesto a trasformar, de una vez para siempre, la cara de atraso y pobreza de esta entidad de la federación. Si quiere cambiarla, entonces tendrá que alejarse de todos los que hasta hoy, gobierno tras gobierno, no han dejado de ocupar los principales cargos públicos y crear una nueva administración pública, con una nueva visión sobre su desarrollo, para hacer en seis años lo que se ha hecho en 40 años hasta hoy.

 

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