LA GENTE CUENTA
Acotación: Adaptación libre de una historia real.
-Oiga, don Rubén.
-Dígame, don Beto
-¿A usted le está afectando la carestía?
Don Roberto se encontraba sentado, debajo de un techo de lámina, mientras que Rubén, con las manos manchadas de grasa automotriz, trataba de arreglar el motor de su tractor, que a pesar de los años, seguía dando buena marcha.
-La verdad, don Beto, dice la tía Tencha que todo tiempo pasado fue mejor. Me ha costado conseguir la gasolina para mi tractor, pero la poca que tengo la uso para seguir trabajando esta tierra. No me quejo.
-Tiene razón, compadre –secundó Rubén-. Creo que lo poco que está cayendo a nuestras mesas basta y sobra para seguir sobreviviendo a esta vida tan canija. Nada más que esos cabrones granujas que roban la gasolina nos está dando en toda la madre.
-Eso sí, don Rubén. Pero ya dijeron que, a lo mejor ya nos cae gasolina pronto, y con eso juntamos para vender las verduras hasta la ciudad. Con lo que aquí vendemos ya casi no alcanza.
De la nada, un par de vehículos color verde olivo pasan rápido por la carretera, donde está la morada de Don Roberto. Los dos campesinos miran absortos.
-¿Y ‘ora?
-No lo sé, compadre. ¿Habrán agarrado a otros huachicoleros?
-Ojalá y no –suplicó Roberto-. Ya ve usted que por aquí cerca nomás andan viendo donde picar para robarse la gasolina.
-¿No que no andaban mandando gasolina por los tubos?
-Se supone, don Rubén. Pero ya ve que una cosa es la que dice el gobierno, y otra la que hace. Si ya los conozco.
Roberto, en su apacibilidad, sacó de sus ropas una cajetilla de cigarros y un cerillo. Cuando trató de encender uno, Rubén fue inmediatamente hacia él, con gesto furibundo.
-¡Apague eso!
-¿Qué pasó, don Rubén?
Pausa dramática. Trata de intuir.
-Huele a gasolina…
-Oiga, don Beto, ¿ya checó su tractor? ¿No se le estará tirando?
Acudió hacia el depósito. La superficie del suelo estaba seco, pero el olor seguía presente.
-Deja ver afuera…
Apenas se dirigía Rubén hacia la carretera, cuando un vecino lo interceptó.
-¡Córrale, don Rubén! Están regalando gasolina.
-¿Regalando? ¿Dónde? ¿Y la tira?
-¡Esos pendejos que!, usted venga…
La calle comenzaba a tapizarse de vecinos, que con cubetas trataban de obtener algo de combustible, ante la mirada atónita de los militares.