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OFENDER LA INTELIGENCIA

OFENDER LA INTELIGENCIA

FAMILIA POLÍTICA

“El prestigio es un camino de esfuerzo y dedicación que desemboca en respeto, confianza y reconocimiento; aunque su estructura es tan frágil, que se tambalea por acción de la calumnia”

Joseph Goebbels, poderoso jefe de propaganda de Hitler, fue un experto manipulador de la opinión pública a través de los medios de comunicación. La fama de ciertos políticos se hizo bajo la influencia de su terrible y veleidosa pluma; de manera similar, gran cantidad de prestigios se derrumbaron estrepitosamente dentro de la estructura todopoderosa del Tercer Reich; sin embargo, ni la acción perversa, ni la ignominiosa lealtad de este demagogo, hacedor de verdades y mentiras, pudieron evitar el suicidio del Führer en 1945. 

La propaganda suele sustituir a la realidad para bien o para mal; puede construir paraísos de papel o fabricar infiernos mediante una guerra sui géneris. Por supuesto, destruir es mucho más fácil que construir. 

En diversas épocas, ciertos personajes se inspiraron en la figura de Goebbels; pretendieron pasar a la historia como alter ego de sus respectivos jefes, por el indiscutible mérito de pavimentar su camino hacia el poder y proteger su permanencia con un diluvio de loas, al margen de las molestas críticas y pequeños obstáculos que colocaban en su senda de gloria los actores disidentes, que no faltan en el teatro de la democracia.

Es clarísimo que ningún “genio de la comunicación” puede hacer milagros; los grandes se rodean de sus similares y los mediocres también. Por otra parte, el estilo personal de hacer política, impone su propio sello a la personalidad de quienes destacan en este difícil arte, normalmente acompañados de uno o varios “asesores” quienes les aconsejan, no solo la conveniencia de adoptar diferentes líneas discursivas, sino también: el diseño y color de su indumentaria, la gesticulación, los ademanes, el contacto visual y otros factores que favorecen el “clic” entre el orador y su público, en diferentes actos de élite o de masas. Claro, hay casos en los cuales, el consejero no está a la altura de las circunstancias, o bien, el personaje no se deja ayudar.

En este escenario y ubicando al Hidalgo de hoy, en el centro de una contienda electoral que, por más que se pretenda definir como la crónica de una derrota anunciada, en realidad es una competencia de impredecible resultado. Si hubiera la seguridad de triunfo o derrota en cualquiera de las partes, no habría necesidad de tantos ataques ni denigraciones que resultan indignantes y hasta risibles, por su claro origen en la manipulación de los mensajes, dado el fácil acceso a internet, la rumorología y otras formas de comunicación, verdadera o distorsionada.

Dentro de tantos chats y videos que saturan las redes, llamaron mi atención algunos relacionados con el mismo tema: en el primero aparece mi amiga Carolina Viggiano (como siempre, guapa y segura de sí). Con un discurso suicida se lanza contra las pensiones asignadas a la tercera edad, con la afirmación políticamente insostenible, de que esos recursos estarían mejor invertidos en carreteras. ¡Vaya asunto patético! es claro que el video está editado; su forma y contenido son ofensivos para la inteligencia de todos: la candidata y sus detractores. Hay que aclarar que el objetivo del mensaje no era que el público lo creyese, sino, tomando como sensible bandera la figura de ancianos desvalidos, desatar una campaña de odio en contra de quien osare atacar lo inatacable: una pensión universal que tiene fundamento en la Constitución General de la República. En un nuevo video, la protagonista negó públicamente la declaración que le adjudicaron y defendió la atención a los adultos mayores, como uno de los ejes centrales de su proyecto de gobierno, porque, durante La Mañanera del pasado lunes 18, el Mandatario se refirió a la dama, hoy en campaña, bajo términos despectivos; seguramente, algún aprendiz de manipulador (con complejo de Goebbels) lo convenció de condenar, sin previo análisis, un mensaje que, como ya dije, ofende la inteligencia de los hidalguenses y lastima la integridad de una mujer que sabe decir las cosas de frente, sin faltar a las normas que el respeto impone.

Tenemos fe en que el tiempo y las circunstancias, ubiquen a cada quien en su lugar.