CINE DE MAÑANA
Durante la ocupación alemana de Francia durante la Segunda Guerra Mundial, era una práctica común, que los oficiales fueran alojados por los habitantes más acaudalados del lugar.
El tema fue tratado magistralmente por Jean Pierre Melville, en El silencio del mar en 1949 con Howard Vernon y es ahora el tema de Suite francaise: un amor prohibido, el tercer largometraje de Saul Dibb, el director de La duquesa, basado en el best seller de Irene Nemirowsky, a cuya premier asistimos.
La guapa y talentosa Michelle Williams, es Lucile la esposa de un hombre que ha partido al frente, y vive prácticamente prisionera al servicio de su gélida suegra (Kristin Scott Thomas), una de las mujeres más ricas de la región.
Bruno, un oficial (Matthias Schoenaerts abandonando Los jardines del rey) se aloja en la casa. A diferencia de sus congéneres, es un hombre educado al que le gusta tocar el piano, en el que compone la pieza que da título a la cinta.
No es de extrañar que entre ambos nazca el amor prohibido del título que se dificultará por las delaciones y traiciones de los habitantes del lugar que luchan por sus propios intereses, y que terminan con el fusilamiento del alcalde local (Lambert Wilson) que esgrime infructuosamente su título nobilitario.
Dibb confirma su gusto por el drama romántico y la correcta recreación de época.
Pero Suite francaise se puede ver mayormente por el buen trabajo actoral de los principales actores.