Por su crítica severa al capitalismo y la introducción de una figura comunista fue destruida por sus patrocinadores
Censura, llamas e intereses marcaron la historia en torno a una obra que Diego Rivera planeaba realizar en 1933 en el Radio City Center de Nueva York, en el Centro Rockefeller, pero que por su crítica severa al capitalismo y la introducción de una figura comunista fue destruida por sus patrocinadores.
Oscuridad quedó alrededor de aquel proyecto, uno de los más ambiciosos del artista, “Man at the crossroads”, pero fue esa misma limitación y la consecuente liquidación de Nelson Rockefeller lo que permitió al mexicano reproducir su obra en un contexto de mayor libertad creativa y denuncia artística.
Marcela Barreto, especialista de fotografía en el Departamento de Arte Moderno y Contemporáneo en Morton, dijo en entrevista que Rockefeller otorgó una enorme cantidad de dinero al muralista por la cancelación de la pieza que contaba con un retrato de Vladimir Lenin, pero el mexicano usó esa cantidad, que se estima fue entre 10 mil y 21 mil dólares según algunas fuentes, p ara auto financiar su creación, pero ahora en otro espacio.
Recordemos que en 2013 Déborah Holtz, directora de Trilce Ediciones, presentó en la FIL Guadalajara el libro “El hombre en la encrucijada. El mural de Diego Rivera en el Centro Rockefeller”, creado a partir de bocetos originales encontrados en el Museo Anahuacalli, que recordaba esta polémica y que versiones sugieren que el creador había propuesto pintar a Abraham Lincoln a especie de un “doble juego”, pero el empresario se negó.
El producto fueron los 21 paneles del mural desmontable “Portrait of America” en la New Workers School, sede del partido comunista en Nueva York fundada por Jay Lovestone y Bertram Wolfe, este último amigo y biógrafo del pintor.
Hoy salen a subasta 32 fotografías vintage raras que conforman uno de los pocos registros de la obra que produjo Diego Rivera en la que se abordaba la historia de Estados Unidos, desde el periodo colonial hasta la Gran Depresión de 1929.
La experta de la casa de subastas mexicana destacó que el lote es muy importante desde el punto de vista documental, pues permite realizar varios estudios y cotejar información sobre la obra de Rivera, y porque da una perspectiva, un alcance, de cómo pudo ser el mural que en su totalidad estaba conformado por 21 paneles.