NÚMEROS CLAROS

Trump y la responsabilidad de los gobiernos de América Latina

El presidente Trump parece enfurecido por la marcha de inmigrantes hacia su país y en medio de la campaña para las elecciones de noviembre, su rechazo a los latinos e inmigrantes es más evidente en su discurso… En el origen de la elección del hoy presidente Trump, está implícita la decepción de la clase media por los dos gobiernos de Barack Obama
 

Durante años los Estados Unidos han sido la válvula de escape de los problemas sociales de México y Centroamérica, sin la cual los cambios políticos se habrían producido más rápido. Ningún mexicano que ha emigrado a los Estados Unidos lo ha hecho por placer, ninguno tuvo la posibilidad de escoger un destino para vivir fuera de México; era seguir hundido en la miseria o buscar una escapatoria yendo “al norte”. Ese fue el destino de millones de mexicanos durante todos estos años desde la segunda guerra mundial ¿Quién de nosotros no tiene a algún familiar o conocido viviendo en los Estados Unidos?
 
Ahora el presidente de los Estados Unidos Donald Trump ha venido a cambiar la comodidad de la clase política nacional y de los gobiernos de México. El confort en que se encontraba el gobierno de México con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), a donde nuestro país envía hasta hora el 80% del total de lo que exporta al mundo, creando los cimientos de una zona de libre comercio y exigiendo prácticamente una reforma migratoria a los Estado Unidos durante los últimos tres gobiernos, fue trastocado por la llegada de un presidente que no cree en el libre comercio ni en los beneficios de la integración regional y la globalización; que no cree en los riesgos del cambio climático ni en los principios de solidaridad humana que promueve la ONU, en apoyo a los movimientos migratorios y el respecto a los derechos humanos.
 
Ahora, frente a la marcha de inmigrantes de Centroamérica que pretende llegar a la frontera con los Estados Unidos a través de México el presidente Trump parece decidido a no tolerar más provocaciones. En medio de las campañas de congresistas para las elecciones de noviembre próximo, a través de su cuenta de twitter el presidente Trump, ha dicho que está viendo en el partido demócrata personas que quieren fronteras abiertas y leyes débiles, que posibiliten el asalto de su país por inmigrantes de Guatemala, Honduras y el Salvador, cuyos presidentes están haciendo muy poco para detener ese flujo de emigrantes en sus países de origen, flujos que según el presidente Trump incluyen muchos criminales, que han entrado a México y amenazan con entrar en su país.
 
La molestia por el inmovilismo de parte de los gobiernos de los países Centroamericanos y de México, para detener esa marcha de inmigrantes que partió desde Honduras, lo ha hecho amenazarlos con eliminar la ayuda económica de su país. El presidente Trump ha planteado que, “Además de detener todos los pagos a estos países, que parecen no tener casi ningún control sobre su población, debo, en el más fuerte de los términos, pedir a México que detenga este ataque -y si no puede hacerlo-, llamaré al ejército de los Estados Unidos y cerraremos nuestra frontera sur.”, precisó a través de su cuenta de Twitter.
 
Sin pensar en que dentro de su país existe un enorme mercado de consumidores de drogas y de venta legal de armas, el presidente Trump ha dicho que su país está siendo asaltado en su frontera sur, por elementos criminales y las drogas que introducen, por lo que cerrará la frontera debido a que para él es mucho más importante la seguridad de los Estados Unidos, que el comercio. No obstante, en México sigue viendo “su eterno policía”, su cuarta frontera, precisando que “Esperemos que México detenga este ataque en su frontera norte.”, aseverando que todos los demócratas fallarán en su demanda de leyes débiles.
 
El presidente Trump parece enfurecido por la marcha de inmigrantes hacia su país y en medio de la campaña para las elecciones de noviembre, su rechazo a los latinos e inmigrantes es más evidente en su discurso. En el origen de la elección del hoy presidente Trump, está implícita la decepción de la clase media por los dos gobiernos de Barack Obama, por muchas de las promesas incumplidas y porque a él le tocó lidiar con la crisis financiera que provocaron los republicanos con sus políticas lazas, las cuales dejaron prácticamente sin regulación alguna, funcionar a un sistema financiero que se convirtió presa de los especuladores.
 
Diez años después de la crisis de 2008 y una vez que los estadounidenses saben lo que trae el presidente Trump, la aparición de candidatos al congreso más progresistas, es una buena noticia para todos. En los Estados Unidos, todos los ojos se vuelven hacia las próximas elecciones parlamentarias de noviembre, pero la marcha de inmigrantes hacia los Estados Unidos le está dando al presidente Trump elementos para atizar el discursos nacionalista y anti inmigrante entre los estadounidenses que lo llevaron al poder.
 
Aunque el resultado de las encuestas a medio plazo proporcionará respuestas a muchas interrogantes planteadas hace dos años, cuando Donald Trump ganó las elecciones presidenciales. En estas elecciones, los votantes podrán indicar con su voto si avalan o no al presidente Trump y sus políticas; si rechazan el racismo, la misoginia, su política antiinmigrantes, su desprecio a la lucha por salvar al planeta del calentamiento global y el proteccionismo comercial.
 
En probable que en las elecciones de noviembre el futuro de América esté en juego, pero también está en juego el nuevo papel de los gobiernos en América Latina, su responsabilidad frente a los ciudadanos y la necesidad de crear las condiciones necesarias para evitar que abandonen a sus países. En este sentido, garantizar la profundización de la democracia participativa en ellos, el respeto a los derechos humanos, el proporcionarles acceso a la seguridad social, a la salud, a la educación, cultura, pero sobre todo al trabajo y un salario digno, debe ser un objetivo de todo gobierno.

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