NÚMEROS CLAROS

Promesas de los partidos
olvidadas después del sismo

Pasada la emergencia, ahora la clase política del país y sus partidos, parecen haber perdido la memoria de sus compromisos; más preocupados por sus intereses personales que por los ciudadanos, de los cuales solo les interesa que sigan siendo el medio para llegar el poder, para luego desaparecer detrás de los vidrios tintados de sus camionetas, protegidos por sus guardaespaldas, sus secretarios particulares y secretarias, que construyen murallas infalibles para acceder a ellos, públicos en los medios o en los escándalos de corrupción.

Quizá el trajín diario y las preocupaciones por sobrevivir sean las responsables de la perdida de memoria temporal de muchos ciudadanos. Apenas hace poco más de un mes, el país estaba conmocionado por los efectos del terremoto de 7.2 grados del 19 de septiembre que volvió a destruir la ciudad de México, causando muerte y desolación, incidiendo en la sensibilidad de hombres y mujeres de todas las clases sociales e ideologías; incluso en los legisladores y sus partidos que, de cara a las elecciones generales de 2018, no podían dejar pasar la oportunidad para mostrarle a los ciudadanos afectados su solidaridad, comprometiéndose ante ellos a apoyarlos en la reconstrucción de sus casas.
    No podían hacer menos frente a la solidaridad internacional venida de China, Rusia, Israel, Japón, España, Colombia, Venezuela, El Salvador, Panamá, Honduras, Ecuador, Estados Unidos, Canadá, entre otros países que mandaron a sus rescatistas; además de las brigadas de casi todos los Estados del país que llegaron a apoyar las tareas de rescate, como las de Quintana Roo, Guanajuato, Zacatecas, Baja California, Jalisco, Colima, por ejemplo.
    Fue entonces que la clase política nacional se vio sobrepasada por el movimiento que se generó en torno al rescate de los sobrevivientes y apoyo a los damnificados, por la solidaridad manifestada de todos los mexicanos; por lo que tenían que hacer algo para no desparecer ante la fuerza de ese movimiento que por un momento los había borrado del pensamiento social de los mexicanos; sobre todo, de los miles de jóvenes de todas las clases sociales, de todas las edades que se movilizaron en la ciudad de México y en otros Estados para apoyar los trabajos de rescate, desalojar escombros, llevar comida y apoyar a quienes trabajaban en los rescates y damnificados, dispuestos a ayudar, a proponer y actuar, creando un gigantesco movimiento de solidaridad nacional frente a la tragedia.
    Entonces nos preguntamos ¿Qué haría el gobierno federal para apoyar la reconstrucción, cómo los diputados y senadores reestructurarían la asignación de los recursos presupuestales para 2018, no para que se diluyan entre los partidos y el Instituto Nacional Electoral (INE), sino para reconstruir, para darles un hogar a quienes lo habían perdido?
    Fue ahí, en medio de la consternación de millones de mexicanos, aún preocupados por la suerte de la niña Frida Sofía de la escuela Enrique Rébsamen que nunca existió según las autoridades, que se escuchó la voz de los dirigentes de los partidos políticos del país.
El presidente del PRI, Enrique Ochoa Reza, señaló entonces que es este el “momento de demostrar con acciones las intenciones de apoyo a damnificados” y propuso que los partidos políticos devolvieran al Instituto Nacional Electoral (INE): 250 millones de pesos correspondientes al PRI; 190 millones de pesos al PAN; 114 millones de pesos al PRD; 54 millones de pesos al PT; 84 millones de pesos al PVEM; 78 millones de pesos al Movimiento Ciudadano; 60 millones de pesos al PANAL; 95 millones de pesos correspondientes a MORENA y 57 millones de pesos del PES.
Fue entonces que nos preguntamos: ¿No será este el momento, de que los partidos políticos reduzcan a la mitad los 6 mil 788.9 millones de pesos, programados para las elecciones de 2018 como financiamiento público? Pero también aplaudimos que el presidente del PRI propusiera una reforma constitucional en el actual periodo ordinario de sesiones, a fin de eliminar las diputaciones plurinominales locales y federales, cuyo financiamiento abarca más de 11 mil 600 millones de pesos, algo que fue un compromiso de campaña del presidente Enrique Peña Nieto.
Los días, las semanas y los meses han pasado; sin embargo, mientras nosotros seguimos con nuestra rutina, hay miles de ciudadanos que sobreviven en los albergues y su vida no volverá ser la misma después de haberlo perdido todo, inclusos sus familias, bajo una situación que sigue sin solucionarse.
Pasada la emergencia, ahora la clase política del país y sus partidos, parecen haber perdido la memoria de sus compromisos; más preocupados por sus intereses personales que por los ciudadanos, de los cuales solo les interesa que sigan siendo el medio para llegar el poder, para luego desaparecer detrás de los vidrios tintados de sus camionetas, protegidos por sus guardaespaldas, sus secretarios particulares y secretarias, que construyen murallas infalibles para acceder a ellos, públicos en los medios o en los escándalos de corrupción.
Es así que este lunes el presidente del PRI, Enrique Ochoa Reza, ha acusado al PAN, a MORENA y al PRD, de haberse embolsado más de 265 millones de pesos de recursos públicos, a los que habían renunciado para apoyar a los damnificados por el terremoto del 19 de septiembre.
A ciencia cierta, y como siempre sucede en estos casos, no sabremos el monto de los recursos públicos a los que habrán renunciado los partidos políticos en beneficio de los damnificados por los terremotos recientes; pero lo cierto es que esos miles de jóvenes que hicieron posible la enorme red de solidaridad en torno a los damnificados, bien podrían ser en 2018 los mismos que les recuerden a los ciudadanos qué hizo la clase política y sus partidos para ayudarlos en sus vidas.

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