Recuperación incipiente y nuevas amenazas sobre la economía mundial
- En medio del juicio político contra Donald Trump y su evidente frustrada campaña presidencial, el riesgo de recesión en los EE. UU. está disminuyendo
Mientras las críticas de la oposición al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador se multiplican en México por el lento crecimiento de la economía nacional, en el mundo se evidencian algunos signos de una posible recuperación de la economía global, colapsada después de la crisis de los “subprime” de 2008 y la crisis de la deuda soberana de los países desarrollados en 2010; sin embargo, un nuevo peligro la acecha: la crisis de la deuda de los países en desarrollo.
En medio del juicio político contra el presidente Donald Trump y su evidente frustrada campaña presidencial, el riesgo de recesión en los Estados Unidos está disminuyendo; mientras que en Europa la industria alemana parece haber tocado fondo; la guerra comercial alimentada por los Estados Unidos contra China, pareciera haber llegado a un punto distensión; la salida del Reino Unido de la Unión Europea, con el voto a favor del “Brexit”, ha puesto fin a la incertidumbre en la economía global; todo ello, dentro de un reacomodo de los mercados y de los bloque comerciales bajo nuevas reglas, unas promovidas por los proteccionistas y opositores a la globalización y otras por quienes siguen apostando a ella y al libre comercio.
Dentro de este reajuste de la economía capitalista mundial, México ha sido sorprendido por la política proteccionista del presidente Trump, quien finalmente cumplió con su promesa de campaña de poner fin al TLCAN y sustituirlo por un Acuerdo Comercial con Aranceles, al cual ahora ha incluido condiciones no negociadas durante 2017 y 2018. La realidad es que el libre comercio sólo ha permitido que la economía mexicana crezca hasta hoy, a una tasa promedio anual del 2.4%; no obstante, un Acuerdo Comercial con Aranceles (TMEC) no mejorará el comercio ni el crecimiento de la economía mexicana, pues el desempeño de la economía nacional es el resultado del raquítico crecimiento logrado con las políticas neoliberales asumidas como recetas en los últimos cuatro sexenios y la baja productividad alcanzada.
Evidentemente, más que presionar a los Estados Unidos y Canadá para que sus congresos ratifiquen el Acuerdo Comercial con Aranceles, el gobierno mexicano debería esperar a que los demócratas lleguen al poder y pongan fin a las ideas absurdas que ha alimentado el presidente Donald Trump contra el TLCAN y el propio libre comercio en el mundo; pues para los empresarios de los tres países y a los consumidores, nada puede ser mejor que el fortalecimiento de una zona de libre comercio donde productos, servicios y capitales puedan circular libremente, permitiendo que los consumidores tengan una mayor oferta de productos de mejor calidad y a precios más bajos.
Por otro lado, el resultado de las elecciones británicas del pasado 12 de diciembre y la victoria de los conservadores han dejado claro el rumbo que han escogido los ingleses con el Brexit, el cual podría propiciar la salida de Escocia del Reino Unido. A la vez que, se ha producido una pausa temporal en la guerra comercial que alimentado el presidente Trump contra China, a través del acuerdo alcanzado entre las dos partes recientemente, lo cual mantendrá una posible calma en el frente de batalla en 2020 y posibilitará evitar un empeoramiento en sus relaciones comerciales; dentro de una guerra comercial que sólo ha provocado un mayor estancamiento de la economía mundial en su conjunto.
Los analistas consideran que, los riesgos de recesión económica en los Estados Unidos se diluyen. El argumento que esgrimen es que, el peso de la deuda de las compañías estadounidenses es inmensurable hoy, respecto a crisis anteriores; mientras que la carga de los intereses se mantiene en un nivel razonable, gracias a la caída de las tasas de interés; en tanto que, la economía está creando unos 150 mil empleos mensuales y los salarios aumentan en un 3% anualmente; lo cual muestra una mejora en el desempeño de la economía estadounidense.
La lógica es que, la Reserva Federal, al reducir las tasas de interés, ha retrasado la recesión y el Banco Central Europeo, al seguir sus mismos pasos, apoya la recuperación económica del bloque comercial. En este sentido, aun cuando la crisis no haya terminado, esas son buenas noticias para la economía global colapsada por la parálisis del comercio mundial; por el Brexit y una absurda guerra comercial, que han desacelerado la inversión privada en 2019 en casi todos los países, haciendo que las economías del planeta crecieran por debajo del 1%.
En este sentido, este fenómeno no sólo ha afectado a la economía mexicana; sino que, en países como Alemania, la industria se ha visto afectada por las tensiones comerciales y la desaceleración de la economía china; por lo cual, el pronóstico de crecimiento en Alemania es hoy de apenas 0.5% en 2019 y de 1.1% en 2020 ¡Qué se puede exigir a México? De este modo, nadie se ha salvado de los fenómenos que han arrasado a la economía mundial y los reacomodos de la economía capitalista, donde unos países tratan de avanzar con sus reformas a los mercados y otros, como Estados Unidos, intentan retroceder al pasado proteccionista.
Pero hay un nuevo fantasma que amenaza la economía mundial. La deuda pública y privada de los países emergentes y en desarrollo, la cual llegó a más de 55 billones de dólares en 2018, de acuerdo al Banco Mundial, representando ya el 170% de su Producto Interno Bruto (PIB) en 2018. En tanto que, en países como China, con un 255% de su PIB, el índice de deuda se encuentra entre los que más han aumentado en la última década, según el informe publicado ayer jueves por el Banco Mundial. Más aún, según el FMI, la deuda global alcanzó los 188 billones de dólares en 2018, el equivalente de casi el 230% de la economía mundial.