Nuevos ritos de iniciación

Nuevos ritos de iniciación

LAGUNA DE VOCES

Fue diferente porque tenía que ser diferente. 

La llegada de la 4T a la gubernatura de Hidalgo cambió de arranque el rito de iniciación, con absoluta frecuencia reservado a invitados especiales, que, por supuesto esta vez también llegaron, pero que cuando menos tuvieron que ingresar al evento por donde los demás mortales también lo hicieron. Además, nada tan fuera de protocolo como las intervenciones de las bases morenistas, que lo mismo le llamaban al mandatario a punto de rendir protesta “¡transformador!”, que al que ya se iba, “¡Fayad, entregas y te vas!”. Vaya pues que acudieron a divertirse y tundirle con todo a los que no identificaban muy bien que digamos con los elementos básicos, no del materialismo histórico, sino del sueño Obradorista.

Una mañana saturada de nubes amenazadoras todas oscuras, pero que al final dejaron que el sol se dejara caer en la Plaza Juárez de Pachuca, donde Julio Menchaca Salazar fue investido, pasado el mediodía, como Gobernador Constitucional del Estado de Hidalgo, con el Benito Juárez de fondo y de frente todas y cada una de las “corcholatas” del Presidente de la República, que acudieron toditos, nadamás para dejar constancia de que cuando es asunto de echarle montón sí se ponen de acuerdo.

Le fue mal al ex gobernador Olvera, alguien me dijo que a todos les pudo haber ido mal, pero es el más reciente y se acuerdan todavía de él. Si se tratara del rechiflametro, llevaría la delantera a todos, con todo y que, por evidentes y obvias razones, ningún cuatroteasisente tendría por qué aplaudirle a quien a leguas lanzara a los ojos colores tricolores-priístas.

Al ya gobernador del Estado, se le vio sobre todo contento, alegre de poder llegar al cargo de elección popular más importante de todos, sobre todo luego de un ostracismo político de diez años, que vivió al concluir la gestión del ex mandatario, Manuel Ángel Núñez Soto, y que su sucesor, Miguel Ángel Osorio Chong, le aplicó nada más por quererle competirle en la carrera para suceder al de Actopan.

Menchaca Salazar es un pachuqueño que degusta, celebra poder llegar a la primera magistratura de la entidad, porque se preparó prácticamente toda su vida para eso; porque decidió que sería el estudio, sacar las mejores calificaciones, ser pues el que optaba por los libros en todo momento, con todo y que algunos de sus amigos de la adolescencia y juventud lo tacharan de “matadito”. Supo, desde siempre, que, en la política, tarde o temprano la preparación académica le habría de rendir frutos. Por eso su identificación y cercanía con Núñez Soto, el primer mandatario de Hidalgo con estudios de posgrado en Italia, Francia, Canadá y Estados Unidos. Mandatario que lo invitó, en su momento, a ser parte de su equipo de trabajo.

El nuevo gobernador es hombre de familia, y eso le aporta una tranquilidad cierta, que le da motivos para celebrar con su hijo y su hija, con su esposa, psicóloga que alguna vez le pregunté si lo mantendría con los pies en la tierra, y sin pensarlo sostuvo que sí, que será un gobernante con atención psicológica permanente.

Llega pues a la primera magistratura de Hidalgo, un político que cimentó su carrera en el estudio de las leyes, que sabe de las grillas porque las ha padecido en carne propia, pero que no guía su vida por la búsqueda de venganzas. No es así, simplemente no es así.

Llega un hidalguense con profundo sentido de la amistad, y también del agradecimiento a quienes confiaron en él, a quienes esperan tanto de él.

La ceremonia no fue, necesariamente, como las de otros tiempos, porque decidió abrir a la gente el evento de investidura, el rito de iniciación; hoy no fue de transfiguración, y qué bueno, porque es posible aventurar que al concluir su gestión será el mismo, eso sí con todo lo que deja ser responsable del destino de un pueblo como Hidalgo.

Hoy, la era de Julio Menchaca empieza ya en forma.

Que sea para bien de todos.

Mil gracias, hasta mañana.

Jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

@JavierEPeralta

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