Nuevo orden mundial desdibujado

NÚMEROS CLAROS

    •    Después de la Segunda Guerra mundial surgió un nuevo orden internacional en la reunión de Bretton Woods


Del 24 al 26 de agosto se reunirá en Biarritz, Francia, el Grupo de los 7 (G7). Los países más ricos, que desde 1975 se han adjudicado el derecho a conducir los destinos del planeta, se reunirán para analizar el tema de la desigualdad y sus consecuencias, por lo que, inevitablemente, deberán discutir sobre la evolución de la economía mundial y rediseñar nuevas estrategias para hacer frente a uno de los fenómenos que ha provocado la globalización: la desigualdad.
    Después de la Segunda Guerra mundial surgió un nuevo orden internacional en la reunión de Bretton Woods; desde entonces los pilares edificados en esa cumbre son los que han regido el desarrollo del planeta. Sin embargo, hoy los Estados Unidos parecen estar alejándose de la lógica que impusieron las instituciones surgidas de esa cumbre: el FMI, el Banco Mundial y la OMC, haciendo a un lado a la ONU y los acuerdos surgidos de ella, entre ellos los Acuerdos de Paris y sobre migración.
    Hoy, el viejo orden económico internacional, basado en el libre comercio, la supremacía del dólar y las instituciones internacionales creadas entonces, está siendo cuestionado por quien fuera el principal país defensor del mismo, los Estados Unidos. El mundo capitalista que parecía girar en torno a la globalización y seguir su rumbo hacia un nuevo estadio de desarrollo después de la crisis de 2008 parece desmoronarse.
    El poder estadounidense indiscutible está siendo cuestionado y marchar hacia otro rumbo distinto que el elegido por quienes fueron sus socios durante años, a excepción del Reino Unido, dibujando dos aristas del desarrollo del capitalismo, uno que sigue la lógica de la historia de la globalización y otro que intenta volver al pasado. Las tensiones internacionales han puesto al mundo en medio de un panorama internacional sombrío, lleno de incertidumbres, donde la consigna de América primero del presidente Trump, está deteniendo los flujos de comercio y frenando el crecimiento, cuestionando los conceptos de la democracia y la gobernabilidad democrática internacional, en la cual se ha insistido en los últimos años desde los principales foros internacionales.
    La Agenda de la cumbre del G7 presidida por Francia, pretende “combatir las causas profundas de la desigualdad”. La presidencia francesa del G7 se centrará en cinco prioridades en la lucha contra la desigualdad, a saber: “lucha contra la desigualdad de oportunidades; lucha contra la desigualdad relacionada con la degradación medioambiental; seguridad y lucha contra el terrorismo; lucha contra la desigualdad mediante el desarrollo digital y la inteligencia artificial; lucha contra la desigualdad a través de una asociación renovada con África.” Sin embargo, esos son temas que no necesariamente comparte la visión del presidente de los Estados Unidos.
    Si bien es necesario construir un nuevo orden internacional que sustituya el surgido en Bretton Woods en 1944, para ello es necesario mucho más que la voluntad de los países europeos. Se requiere de la participación de todas las naciones, en especial de los países emergente como China y Rusia, los cuales han estado sujetos a sanciones económicas y obstáculos que han limitado su desarrollo, producto de conflictos políticos y económicos, los cuales han sido incapaces de limitar su influencia.
    La cumbre del G7 de Biarritz, sin duda será una gran oportunidad para saber qué propondrán los países ricos a los países emergentes en la próxima reunión del Grupo de los 20 (G20), pero también indicará el grado de cohesión que aún tienen los países ricos en torno al futuro del mundo capitalista, cuyas vías de desarrollo parecen estar enfrentadas entre quienes apuestan por su modernización y quienes desean volver al pasado.

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