NUEVO MODELO EDUCATIVO, SIN FUTURO

CONCIENCIA CIUDADANA

Por fin, tras una larga espera,   el gobierno de la república presentó hoy su Nuevo Modelo Educativo, programa rector en materia pedagógica para todas las instituciones educativas mexicanas y sus integrantes: alumnos, maestros, directivos y autoridades.
El acto donde el presidente Peña Nieto lo dio a conocer, resultó todo un acontecimiento, no solo por su importancia para el sector educativo, sino por el contexto político, social y pre-electoral en que sucede.
Como se sabe, el actual ejecutivo federal logró en 2013 que el Congreso de la Unión, unido entonces por un pacto político entre los principales partidos del centro, derecha e izquierda (es decir, PRI PAN y PRD) una Reforma Educativa que formaba parte de las reformas estructurales a las que se había comprometido alcanzar desde su candidatura a la presidencia de la república. Con el apoyo de la alianza mencionada, Peña pudo conseguir su aprobación casi sin dificultades, aunque para ello haya tenido que doblegar a los sectores sociales y laborales afectados por las reformas pues, en sentido contrario a la retórica con que las promovía, resultaba evidente que todas ellas apuntaban a alcanzar los cambios estructurales que el neoliberalismo nacional e internacional habían intentado infructuosamente lograr desde tiempos de Salinas de Gortari.
Con ese aval político, las reformas avanzaron sin problemas graves en el congreso de la unión y, pese a la oposición gremial de algunos núcleos de trabajadores, fueron aprobadas sin necesidad de acudir a un consenso social lo suficientemente sólido para representar el sentir popular en las nuevas leyes.
Así sucedió con la Reforma educativa, aprobada en un proceso  tan desaseado y de espaldas a la nación y a los trabajadores de la educación que  no podía derivar sino en lo que sucedió más tarde: la resistencia creciente de los sectores magisteriales más cercanos a las demandas populares  en las regiones donde la educación representa no sólo un recurso de promoción individual en el campo laboral, sino de integración cultural y resistencia a la continua intromisión oficial y privada en contra de los intereses populares. Acrecentada por otros acontecimientos de los que la muerte y desaparición de los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa en Guerrero (2014) y los de Nochistlán, Oaxaca (2016) fueron los de mayor impacto nacional e internacional; la opinión pública fue cayendo en la cuenta de que lo que se jugaba en la mencionada reforma afectaba a sus propios intereses,  sumándose crecientemente a la resistencia magisterial contra un modelo educativo que no aparecía en ningún lado de la Reforma,  pero que se adivinaba tras su intención de normar el trabajo de los docentes bajo criterios de eficiencia y calidad propios de las empresas privadas.
La mayor debilidad de la Reforma Educativa se encontraba pues, en que lejos de fundamentarse en un proyecto de nación y un modelo educativo constitucionalmente adecuado, lo único que hacía era exigir la capacitación, control y permanencia laboral de los docentes sin antes hacerles conocer su propósito, los principios filosóficos, sociales y pedagógicos en que se sustentaba y los objetivos a los ellos debían orientar su tarea. En suma, la reforma educativa se construyó al revés, determinando primero las condiciones de trabajo sin presentar el proyecto pedagógico que la sustentaba. 
Hoy, por fin, el presidente de la república lo ha presentado,  aunque sin ninguna sorpresa ni novedad de fondo, porque aunque no se contara con él, ya se esperaba  hacia dónde apuntaría, a sabiendas de que habrá de impulsar el mismo modelo pragmático embozado en la reforma educativa y lo hará pactando con las mismas fuerzas que lograron sacar a ésta adelante; en especial con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, intentando hacer a un lado a la CNTE, principal opositora de la Reforma, a la que aparentemente tiene neutralizada con las negociaciones laborales  que en este momento la mantienen ocupada. No parece sin embargo que esta estrategia oportunista en tiempos electorales pueda neutralizar fácilmente a la disidencia magisterial porque la aceptación del Nuevo Modelo Educativo implicaría la aceptación de las condiciones de trabajo que la propia reforma educativa establece. Pero dicha respuesta está por verse.
Aún así, el Nuevo Modelo Educativo llega a destiempo y sin los consensos sociales necesarios para su operación. De no encontrar oposición, el modelo no podrá operar sino hasta el ciclo escolar 2018-2019 y para entonces el país se encontrará ante un nuevo escenario político con las elecciones del 18 encima y la llegada de una nueva administración federal a finales del mismo año. Sería difícil que cualquier nuevo presidente, aún si fuera emanado del PRI, deje intacto el Modelo Educativo de Peña, habida cuenta de las endebles bases políticas, pedagógicas y laborales en que se sustenta y la poca credibilidad que le ha acompañado a su promotor durante la última parte de su sexenio.
 Documento coyuntural, pues, la vida del Nuevo Modelo Educativo se diagnostica breve.
Y RECUERDEN QUE VIVOS SE LOS LLEVARON Y VIVOS LOS QUEREMOS YA, CON NOSOTROS. 
 

Related posts