Home Nuestra Palabra Miguel Rosales Nuestro libro de la selva…

Nuestro libro de la selva…

0
Nuestro libro de la selva…

Pido la palabra

Después de la tormenta viene la calma, el portal de las vírgenes huidas vuelve a poblarse de esperanza; nuevas reseñas habrán de gestarse para la posteridad; por ello, caminemos juntos hasta donde el tiempo nos permita llegar y cuando miremos hacia atrás, sea solo para medir la distancia de la envidia, el tamaño de la amargura de los que auguraban fracasos; recordemos que para un perro flaco, todo son pulgas.

En la vida encontraremos manos extendidas y prestas a ayudarnos, y que nos protegerán de tanto Shere Kan que pulula en la mediocridad de la violencia, tigres que pretenderán devorarnos haciendo gala de su fuerza, pues en ausencia de intelecto, su agresividad es lo único que pueden presumir; esa violencia acabará por extinguirlos; en cambio, la mano amiga vive para siempre.

Miremos de frente y veremos que adelante hay mucha gente a la que tenemos que ayudar a sobrevivir en nuestra selva de asfalto, esos Mowgli que terminarán siendo los verdaderos reyes de esa jungla que a fuerza de vanidades estériles, nosotros mismos hemos degenerado.

Conviértete en Baloo; sé un guía, aconseja, pero sobre todo, aprende a entender la diversidad de intereses y convive con ellos; tolerar es la clave, no te enganches en las provocaciones; pero tampoco olvides que hasta en la selva hay perros que ladran cuando avanzamos.

No pasemos inadvertidos en el transitorio camino hacia la muerte, pues hemos nacido para morir; dejemos huella, y en este cortísimo tiempo de luz de vida; tiende la mano a tanto Mowgli que suplica ayuda, la amistad trasciende más que el odio; pero además, cuando llegue tu tiempo, te darás cuenta que el camino recorrido no estuvo equivocado; tal vez lleno de piedras que quitaste para los que te siguen, precipicios que uniste mediante puentes de amistad.

Lleva a tus amigos al oasis ubicado en medio de ese desierto que nosotros hemos llamado nuestra selva; pues creemos tenerlo todo cuando en verdad estamos carentes de lo básico, ese sentimiento de unidad tan indispensable para la vida.

No te enojes cuando te digan Mowgli, mejor extiende tu mano y enséñales lo que quizá nadie les ha enseñado: que la verdadera amistad todo lo resuelve y perdura para siempre.

Lazos inextinguibles nos sujetan a nuestras viejas amistades, alguna vez presentes todos los días de nuestra historia, y de súbito, desaparecieron de nuestras vidas; el tiempo desvanece sus imágenes, difumina sus rostros y en ocasiones solo nos queda en la memoria algún acto significativo que se nos revela por algún hecho entrelazado con circunstancias actuales.

Por ello es emocionante saber que los verdaderos amigos siguen ahí, tan vivos como ayer, perennes en nuestro andar; tanto como que una llamada, un face, un inbox, nos mueven viejas emociones; el saber que no hemos sido olvidados nos renueva y nos motiva a tampoco olvidar; la lealtad del pensamiento queda fuera del autoengaño, y de inmediato nos lleva a los momentos agradables y desagradables que juntos atravesamos; el polvo del camino hoy reflejado en nuestro rostro es parte de una historia comunitaria en donde los viejos amigos son parte trascendente a los tiempos, son parte de nuestra vida, son parte de nuestra historia, son parte de nuestro particular libro de la selva.

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.