NUESTRA VOZ

NUESTRA VOZ

ALFIL NEGRO

Nuestra tierra, aquí donde nacimos,

Con un cielo de Estrellas sólo nuestras,

Y caminos que tienen nuestra historia,

Tiene, lo entiendo ahora que soy grande,

Una voz propia de cantos y de bosques,

De rocas y de minas

Que nace y muere con cada

Historia nuestra.

Nuestra voz es lejana

Nacida en Huapalcalco,

Con Ce Acatl Topilzin Quetzalcóatl

Señor de Tula,

Y raíz de nuestro origen,

Con su voz teponaxtli y chirimía,

Que nos tiñe de soles y de sueños,

MIentras la danza del guerrero inicia,

Retando al dios del mal y la mentira,

En ese pueblo de sabios y de artistas,

Esa es, lo siento

Nuestra voz primera,

Que nos marca un sendero de gigantes,

De atlantes de misterio

Y de leyenda.

Y nuestra voz se vuelve vegetal en el Hiloche, En el Chico,

Los mármoles y El Cuervo,

Y es agua del milagro

En San Bartolo, en Tolantongo,

Y magia de silencios y de gritos

En Xoxafi en el juego de las sombras,

Es siempre nuestra voz

Desde la página inicial del mundo,

Génesis de piedra en el Xihuingo

Y libro de leyenda allá en Los Arcos

En el Panhu y sin duda así lo siento

En las piedras mudas de Banzha.

Y es un grito que reclama y que protesta,

Multiplicado por cien voces mineras,

Calladas para siempre allá en El Bordo

Por un patrón que cerró la vida

Porque así convino a los dineros.

La voz de los mineros no se calla,

Y rueda por las noches en lamentos

Que claman por justicia y por sus vidas,

Tanta plata en minas de nosotros

Tantos muertos también de nuestra tierra.

Esa es la voz que tiene nuestro nombre,

Que es huapango que suena en la Huasteca

Los sones que compuso Don Nicandro,

Y que suenan en noches estrelladas

Con ese ritmo de bosque y de riachuelo.

Tenemos quien lo duda

Una voz propia,

Que nace en pirámides de siglos,

Que se convierte en plata en nuestras minas,

Y es sobre todo y así lo vemos

El viento que corre por los bosques

Y que baja sin freno y con locura

De Real del Monte

Y juega acá en Pachuca,

Compañero de fiesta en los bautizos

Y compañero de llanto en los velorios,

Siempre el viento herencia de los siglos

Que escogió y así lo vemos

Como casa la casa de nosotros,

Viento que es fuerza

El soplo de la vida,

Presente en inicio del camino

Y presente al final de nuestras vidas.

Tenemos nuestra voz

Con sus acentos,

Y se riega en un río de plata

Cada hora que señala

Y que canta el gran Reloj.

Y ya de noche cuando todos duermen

Es el viento que canta por las calles,

Que se alegra en las fiestas callejeras

Y que espera paciente en hospitales

La curación del enfermo con sus sueros,

Que grita cuando nace un niño nuevo

Y que llora en las fosas por los muertos,

Es el viento que encierra por milagro

Las voces de los pueblos y ciudades.

Y las suelta en las noches con estrellas

Luciérnagas que alumbran nuestras noches

Voces de ayer, de hoy y de mañana,

Que a todos gritan que aquí estuvimos

Vivimos y amamos,

Con una huella que ya nunca se borra

Nuestras voces, como ángeles de fuego.

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