Nubarrones de alternancia

ANÁLISIS

El ciclo que se inició en los primeros años del siglo XXI parece que se acerca a su fin. Los gobiernos de izquierda que llegaron al poder a través de las urnas y le dieron una vuelta de tuerca al modelo neoliberal, han entrado en crisis. El ciclo empezó en Venezuela con Chávez en 1999 y duró 14 años en la presidencia; en Chile con Ricardo Lagos en 2000 y Bachelet en 2006 y en 2014; en Brasil con Lula que gobernó de 2003 a 2010 y ahora Dilma que va en su segundo mandato

Muchos países que transitaron de un sistema autoritario a uno democrático se quedaron en una zona gris que algunos autores (Steven Levitsky y Lucan Way) han conceptualizado como “autoritarismo competitivo”, un tipo híbrido de régimen. No son autoritarismos, pero tampoco democracias. Una característica de estos países es la alternancia, como sucede ahora en Argentina y en Venezuela. Pero la alternancia anuncia tormenta. 

El ciclo que se inició en los primeros años del siglo XXI parece que se acerca a su fin. Los gobiernos de izquierda que llegaron al poder a través de las urnas y le dieron una vuelta de tuerca al modelo neoliberal, han entrado en crisis. El ciclo empezó en Venezuela con Chávez en 1999 y duró 14 años en la presidencia; en Chile con Ricardo Lagos en 2000 y Bachelet en 2006 y en 2014; en Brasil con Lula que gobernó de 2003 a 2010 y ahora Dilma que va en su segundo mandato; Néstor Kirchner ganó en Argentina en 2003 y gobernó 4 años, después su esposa estuvo 8 años más; en 2006 Evo Morales llegó al poder en Bolivia y hoy sigue en la presidencia; y en 2007 Rafael Correa ganó en Ecuador. 

Hay muchas diferencias entre ellos y cada país tiene sus singularidades, pero hay un factor común: después del ajuste en el modelo económico, la izquierda gobernante coincide con años de crecimiento económico en donde las materias primas (commodities) suben de precio y tienen una alta demanda, sobre todo por el crecimiento de países como China y la India. Con esta bonanza se lograron importantes avances sociales. Ese momento se terminó y varios de estos países están hoy en un ciclo de crisis con muy bajo crecimiento, inflación alta y pérdida de empleo. Ahora inician la alternancia. 

En Argentina el kirchnerismo perdió la presidencia frente a un gobierno de derecha encabezado por Mauricio Macri, un empresario metido a político que no pertenece a ninguno de las dos fuerzas que han gobernado ese país, peronistas y radicales. Se abren muchas interrogantes y desafíos para el gobierno de Macri: su triunfo fue muy apretado (51.4% contra 48.6%) y la oposición tendrá mayoría en el Congreso; Macri cuenta con “sólo 91 de los 129 diputados necesarios para aprobar leyes y 15 de los 37 senadores requeridos para tal fin” (El País, 23/XI/2015). En las próximas semanas el nuevo gobierno tendrá que decidir sobre una posible devaluación.

Argentina cambiará su posición en el espacio internacional con un acercamiento a Estados Unidos y alejamiento de los aliados del kichnerismo (Rusia, Irán , China, la Venezuela de Maduro). Macri tendrá que tomar una decisión sobre los llamados “fondos buitre” y la demanda de la OMC para quitar barreras proteccionistas (El País, 23/XI/2015). La alternancia provoca fuertes tensiones y el futuro sobre los avances sociales es incierto. 

En Venezuela hubo elecciones intermedias. La nueva composición del Congreso causó una severa derrota al gobierno de Maduro. Según cifras del Consejo Nacional Electoral la oposición se quedó con 109 curules, el 65.2%, frente al chavismo que sólo alcanzó un 32.9% y 55 curules. Por primera vez la oposición logró vencer al chavismo desde que llegó al gobierno en 1999.

La alternancia encuentra a un país muy polarizado, que atraviesa por serios problemas económicos, falta de crecimiento, desabasto, alta inflación y severas deficiencias democráticas, como el control gubernamental de todos los poderes del Estado, censura en medios y líderes de oposición que son presos políticos. El temor inicial ante el anunciado triunfo de la oposición, la Mesa de la Unidad Democrática, era si habría reconocimiento de la derrota, lo cual ocurrió. Pero inmediatamente Maduro endureció sus movimientos, corrió a todo su gabinete y amenazó con hacer cambios y nombramientos a su favor antes de que la nueva legislatura tome posesión.

Se presagian tiempos revueltos y más polarización. Habrá una lucha entre la oposición que intentará, desde el Congreso, desmontar el chavismo y Maduro que se resistirá desde la presidencia. 

La alternancia electoral es un recurso limitado, pero a veces logra levantar esperanzas de cambio frente al desgaste de los gobiernos, nada más, pero nada menos. Ya veremos… 
@AzizNassif 

 

EL UNIVERSAL

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