Escribe sobre lo importante que es alimentar la energía no sólo física, sino también la interior, la emocional
Cuando la vida nos pone a prueba como seres humanos, optamos por dos caminos: el primero es decaernos, deprimirnos, enfocarnos en el problema y hundirnos cada vez más; el segundo es aprender de la mala experiencia, madurar algunos aspectos y conductas y enfocarnos en la solución, sobre todo en el aprendizaje que esto nos puede traer.
Gaby Vargas, en su libro “Energía, tu poder”, escribe sobre lo importante que es alimentar la energía no sólo física, sino también la interior, la emocional. Le tomó tres años de investigación sustentar de manera científica la relación que tienen los dos corazones, shinzou y kokoro, para mantener el bienestar completo del ser humano y poder hacer frente a las adversidades.
En entrevista con EL UNIVERSAL, la comunicadora compartió que su objetivo con el libro es compartir con las personas su descubrimiento de la importancia de lo no tangible, de las vibraciones que hay en el mundo, que de cierta manera dependen de nosotros pero que no sabemos cómo cuidar o cómo alimentar para ofrecer una energía positiva y contagiosa.
“[Con este libro] quisiera que las personas fuéramos más conscientes y responsables de las energías que estamos generando, de cómo el mundo de lo no tangible nos afecta en la salud, en las relaciones personales, en el trabajo y en nuestros hogares, porque eso le estamos aportando al país, al mundo”, señaló.
En seis capítulos la conferencista certificada por HeartMath comparte, a partir de la explicación japonesa de la palabra “corazón” -el concepto se divide en dos: “shinzou”, que se refiere al órgano, al músculo que nos bombea sangre, y “kokoro”, que se refiere al corazón espiritual, que es el encargado de proporcionarnos energía mística y sagrada-, la relación que tienen estos conceptos con la salud.
Recuerda que esta iniciativa parte “de dos experiencias: la primera, que no íbamos a incluir, es la respiración holotrópica que tuve, y la otra sucedió cuando me quitaron la tiroides por un cáncer que tuve. Fue entonces cuando me quedé completamente sin energía, y descubrí que sí estaba en mí, pero estaba cegada en ver lo que me faltaba y no agradecía lo que tenía”.