Hasta el 10 de noviembre, 10 leyendas estremecerán a los visitantes en el Panteón Municipal
Cuando el sol deja de iluminar las calles de Pachuca, las luces del Panteón Municipal capitalino apagan sus luces para darles la bienvenida a los visitantes más temerarios, que deseen llevar sus emociones al límite; son 10 historias que revelarán cosas más allá de lo evidente, son las Noches de Leyendas en el Panteón.
Un hombre de apariencia tétrica, de nombre Juan Rodolfo Cabrera, pero para estos efectos será conocido como El profanador de tumbas, o El enterrador, quien abre las puertas del cementerio para comenzar a narrar las historias más increíbles, que de alguna forma dan la identidad a una ciudad minera como lo es Pachuca.
Acompañado de las almas en pena que existen en el panteón, el Enterrador, con voz pausada, cuenta la historia de un hacendado, que al estar involucrado en una relación prohibida para la sociedad, decida quitarse la vida junto con su amada para vivir su amor en la eternidad.
De pronto, siluetas sombrías se alcanzan a vislumbrar en la penumbra, donde una figura con una hoz en la mano, se acerca sigilosamente a las personas para sorprenderlos, un carnicero agita su cuchillo ensangrentado, mientras arrastra en sus pies unas cadenas oxidadas, y de vez en cuando lanza gritos y alaridos para asustar más a los presentes.
Una pequeña niña, con una mirada perdida, de ropas gastadas y con un par de juguetes, aparece de la nada entre las tumbas, invitando a la gente a jugar, mientras que El enterrador lanza la advertencia que si decide aceptar el juego con ella, tendrá que jugar con ella por toda la eternidad, una historia que pone a temblar hasta el más valiente.
Tan solo esta es la muestra de lo que se realizará desde el 26, 27 29, 30 y 31 de octubre, y el 1, 2, 3, 9 y 10 de noviembre, en donde otros personajes aparecerán en escena y seguir asustando a los vivos; El enterrador invita a los asistentes a acudir a cualquiera de las tres funciones: a las ocho, 9:30 y 11 de la noche, y sobre todo a seguir las indicaciones, porque a veces los muertos suelen hacer bromas muy malas.