No pido que me den… sino que me pongan donde hay

El saqueo ya no puede esperar hasta el final del encargo público, no sea que alguien se les vaya a adelantar, por ello, y con las lagunas de la ley en las manos, los funcionarios públicos “se sirven con la cuchara grande”

“Alí Babá y los 40 ladrones” hoy tienen una nueva versión recargada y remasterizada en la figura de muchos funcionarios públicos a nivel nacional; por ejemplo, cada tres años las administraciones municipales salientes dejan las arcas vacías, el baúl del erario público es saqueado de manera inmisericorde al grito de un hidalgo, es decir: “una mentada al que deje algo”. Pero hoy, la estrategia se ha invertido; el saqueo ya no puede esperar hasta el final del encargo público, no sea que alguien se les vaya a adelantar, por ello, y con las lagunas de la ley en las manos, los funcionarios públicos “se sirven con la cuchara grande”, echan mano de los presupuestos para beneficios personales y no para las necesidades municipales.

Ya lo estamos viendo en algunos Estados de la República, como en Quintana Roo, Veracruz, Chihuahua y Sonora, en donde no se debe ver solamente la bandera del Partido tanto como la imperiosa necesidad de poner un “hasta aquí” a todas las ratotas que se cansaron de andar en dos pies y ahora gastan millones de dólares en aviones particulares y helicópteros

Hoy la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos permite llevar a los abusivos a un Juicio Político que les cueste el puesto, pues la citada Ley estipula en su artículo Sexto que es procedente el Juicio Político cuando los actos u omisiones de los servidores públicos redunden en perjuicio de los intereses públicos fundamentales o de su buen despacho; el segundo paso es ejercer una acción punitiva que sirva de escarmiento a los futuros funcionarios y servidores.

El problema es la pasmosa lentitud con la que se investigan este tipo de delitos, pues da la impresión de que el objetivo es que terminen sus mandatos y permitir que como por arte de magia desaparezcan del plano político, y de repente, ya nadie los encuentra, nadie sabe dónde están, se les escapan de las manos a las Autoridades, como agua en un jarrón que no tiene fondo, y se declara que todos andan en su búsqueda pero lo real es que nadie los encuentra y ni los encontrarán, a menos que de repente se pretenda sirvan como distractor o como moneda de negociación política.

Lo cierto es que el erario público debe ser ocupado para satisfacer las necesidades propias de los Estados y de los Municipios, no para el dispendio salarial a cambio de la ineficacia tradicional de funcionarios que no funcionan.

No permitamos que el producto de nuestro trabajo entregado a las arcas, vía el pago de derechos e impuestos, sea llevado al cesto del dispendio de intereses personales. Lo lamentable es que la corrupción se ha convertido en un deporte nacional en donde todos los equipos tratan de llevarse la mejor tajada del premio mayor, y por ello, ya no piden que les den, sino que los pongan donde hay. 

No olvidemos el pensamiento de Benito Juárez cuando dictaba que: “los funcionarios públicos, no pueden disponer de las rentas sin responsabilidad. No pueden gobernar a impulsos de una voluntad caprichosa, sino con sujeción a las leyes. No pueden improvisar fortunas, ni entregarse al ocio y a la disipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo, disponiéndose a vivir, en la honrada medianía que proporciona la retribución que la ley les señala”

Y a quienes tienen hoy día el altísimo privilegio de trabajar para alguno de los tres poderes del Estado, solo les recuerdo que no sigan pensando que lo merecen todo por el solo hecho de llevar el membrete de “funcionarios públicos”, cuando la Carta Magna les da el nivel que en realidad deben ejercer, el de SERVIDORES PÚBLICOS, tal y como se desprende del artículo 108 Constitucional; no es un “favor que nos hacen” y que debe pagarse con monedas de oro; seguir pensando y ejerciendo esa actitud los convierte en abusivos del ejercicio del poder y como tal debe castigarse.

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.

MIGUEL ROSALES PÉREZ

Related posts