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¡No más violencia contra las mujeres y las niñas!

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“Es posible afirmar que la violencia contra las mujeres es un problema de gran dimensión y una práctica social ampliamente extendida en todo el país, puesto que 63 de cada 100 mujeres de 15 años y más, residentes en el país, ha experimentado al menos un acto de violencia de cualquier tipo, ya sea violencia emocional, física, sexual, económica, patrimonial, y discriminación laboral, misma que ha sido ejercida por cualquier agresor, sea la pareja, el esposo o novio, algún familiar, compañero de escuela o del trabajo, alguna autoridad escolar o laboral o bien por personas conocidas o extrañas”. (Inegi, datos 2011).

 
Aunque parezca extraño, esta afirmación no proviene de una organización de mujeres, sino del propio Inegi, cuyas cifras sobre esta pandemia son escandalosas y escalofriantes.  ¡No más violencia contra las mujeres y las niñas!
 
En entidades como Chihuahua o Estado de México, la prevalencia de la violencia contra las mujeres es de 80 y 78 por ciento, respectivamente. Para el Distrito Federal las cifras son de 72 mujeres violentadas por cada 100. Las más expuestas son las jóvenes.
 
De acuerdo con el tipo de violencia y según Inegi, la de mayor prevalencia es la emocional, seguida de la violencia económica que afecta a más de un tercio de las mujeres (35.3 por ciento). El común denominador de estas violencias es la discriminación.
 
La violencia económica incluye: el control y abuso económico por parte de la pareja; el despojo por parte de otros agresores; la discriminación en el trabajo ocurrida en el último año, y la discriminación que en algún momento han enfrentado las mujeres al limitar sus posibilidades para ingresar o acceder a un trabajo requiriéndoles pruebas de embarazo como condición para ello.
 
Se estima que 26 de cada 100 mujeres sufren discriminación laboral. Ésta tiene un fuerte impacto en la economía de las trabajadoras y en su salud. Tanto la discriminación como la violencia económica han mostrado incrementos significativos, en la misma medida en que ha crecido la participación de la mujer en la vida pública.
 
ASESINATOS Y FEMINICIDIO
 
El clímax de esta violencia son los asesinatos y por último, el feminicidio. Según Inegi en el país durante 2013 y 2014 fueron asesinadas diariamente siete mujeres, en promedio.
 
Las tasas más altas en homicidios de mujeres corresponden a: Guerrero, Chihuahua y Tamaulipas, entidades donde el crimen organizado sentó sus reales (2011-2013).
 
Y las entidades que presentaron el mayor aumento en la tasa de homicidios de 2012 a 2013 son: Guerrero, Zacatecas y el Estado de México.
 
Peor aún, las estadísticas sobre homicidios revelan que las mujeres son asesinadas con mayor violencia que los hombres. En los homicidios masculinos la mayoría son con armas de fuego.
 
¡Es el colmo!, este punto obliga a reflexionar acerca del tipo de cultura sexista que se ha creado y recreado, una cultura de violencia sexista que atenta contra los más elementales derechos humanos; los medios masivos de comunicación tienen una gran responsabilidad, fomentan esta situación y el Estado se mantiene omiso.  
 
Una cuestión de vital importancia para la cultura patriarcal y machista es: ¿dónde se realizan los homicidios? De la información generada por Inegi se desprende que una proporción muy importante de los homicidios femeninos es en sus viviendas (29.4 por ciento), su casa es el lugar con mayores riesgos, porque las agresiones provienen básicamente de sus parejas.
 
En contraste, sólo el 10 por ciento de los homicidios masculinos son en casa, la mayoría son en la vía pública; para los hombres la vivienda particular sí es un espacio seguro. Sin embargo de 2006 a 2013 los homicidios femeninos en la vía pública han mostrado un importante incremento, pasaron de 28.8 a 37.9 para 2013, esta situación es particularmente creciente a partir de 2008.