Home Orbe “No hubo connivencia, pero sólo puedo hablar por mí”

“No hubo connivencia, pero sólo puedo hablar por mí”

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“No y no”. Donald Trump ha decidido fortificarse ante el escándalo de la trama rusa. Primero se considera víctima de una “caza de brujas”, luego niega cualquier acusación y finalmente deja a sus colaboradores, esos 17 asesores que tuvieron contactos con Moscú, en manos del destino.

“No hubo connivencia mía ni de mi campaña, pero solo puedo hablar por mí: con Rusia, cero”, afirmó en una conferencia de prensa en la que intentó pasar de puntillas sobre el terremoto que agita la Casa Blanca y marcará su mandato.

Habrá un antes y un después. EU ha visto esta semana cómo el sistema que Trump tanto denostó, mostraba su vitalidad y le situaba en una encrucijada histórica. Con el nombramiento de un fiscal especial, el futuro del presidente abandonaba los cómodos pasillos de la Casa Blanca y pasa a depender de un hombre conocido por su integridad y sangre fría. Se llama Robert Mueller, tiene 72 años y fue director del FBI de 2001 a 2013. En sus manos está investigar el Rusiagate, la madre de todos los escándalos de la era Trump.

Trump está empezando a conocer sus propios límites. Tras una campaña desmesurada, el multimillonario republicano ha necesitado sólo cuatro meses para darse de bruces con la división de poderes y tener que enfrentarse no a funcionarios sumisos, sino a un investigador especial, una figura excepcional y dotada de enorme poder.